JUEGO DE NIÑOS
Somos
marido y mujer, -dijo, y como ellos
tenemos que hacer cosas de los esposos… ¡Acuéstese allí, ordenó! Me acosté sobre el piso en una estera, y luego
ella se acostó encima de mí…Yo estaba de lado, y ella dijo: Voltéese hacia arriba
que lo voy a desvestir...y añadió: Los hombres cuando llegan borrachos no son
capaces de desvestirse, le dejan todo el trabajo a una, llegan a la cama y lo
único que hacen es roncar.
Cuando
me estaba bajando la bragueta del pantalón me preguntó que si ya se me paraba el pipí…? Yo la escuchaba atónito, sin saber qué responder... Me invadía
la vergüenza, nunca había pasado por tal situación...
Habiéndome
sacado los zapatos, bajó rápidamente el pantalón, y luego los interiores…Tomó el pipí entre sus manos y comenzó a moverlo
suavemente, y me dijo: ¡Gorrudo! Y
tarareando cantaba: Ahora vas a perder tu gorrito… Luego dijo: vamos a ver como
se porta el vecino. Comenzó a darle rápidas caricias y besos…al poco tiempo,
dijo: Está listo…Seguidamente se subió el vestido, bajó sus interiores, y se colocó en posición de jinete encima de
mí…Al instante, sentí un dolor agudo…Pero no dije nada…estaba
petrificado.
Estuvo
un rato encima de mí…Luego dijo: Ya hemos encargado… Y se acomodó entre el vientre un relleno que la hacía aparecer
gorda. Ahora dijo: Súbase los calzones y váyase a trabajar, y traiga o compre algo
en la tienda para su mujer que está
esperando un hijo suyo.
Subí el interior, y miré que al contacto con la
piel se manchaba, me ardía y sentía dolor… Me arreglé la ropa, y salí a la tienda a comprar un dulce,
para luego volver donde quedó ella acostada.
Cuando volví, dijo: ¡Rápido, traiga un poco de agua en una olla!
Corrí
a la cocina, y encontré un pequeño
platón que llené con agua, y se la
acerqué. Luego dijo: ¡El niño nacerá pronto! Usted me lo recibe en una toalla,
lo besa, le da una palmada, lo baña, y me lo entrega, para darle seno.
Al
rato, comenzó a estremecerse en la cama,
y de entre sus piernas sacaba un muñeco, el cual que me lo pasaba para que le diera la palmada,
lo bañara, lo secara… lo besara, y luego
se lo pasara…
Cuando
se lo entregué, dijo: Es el mismo retrato de su padre, ¡Se parece a Usted...! ¿Qué
nombre le vamos a poner? Luego dijo: ¡Deme
lo que compró! Le entregué el dulce… Le
dije que ya era tarde, y que tenía que volver…
No
acostumbraba a contar a la abuela sobre
las cosas que me pasaban, por temor a sus regaños…Al día siguiente era domingo
y tocaba baño, entré, y usé el mismo interior a manera de esponja, y miré en silencio, como se perdían las manchas
que tenía…
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