viernes, 27 de septiembre de 2013

El Mito de la Caverna Platón



Compara al hombre respecto de su conocimiento,  o el desconocimiento de algunas cosas,  con la experiencia  que te  voy a narrar.

Represéntate hombres  esclavos, encadenados en una cueva  que tiene una sola entrada abierta a la luz del sol.
En ella, los esclavos permanecen  encerrados desde niños con las piernas y el cuello encadenados, de  manera que sólo  pueden mirar  hacia delante, no pueden mirar hacia arriba, ni hacia atrás, porque las cadenas y un palo que sirve de soporte les impiden girar sus cabezas, o hacer más movimientos distintos al descrito.  
 Atrás de ellos,  se halla la luz de una hoguera que brilla y proyecta hacia adelante sus mismas sombras, o de los objetos que a éstos los circundan.

Entre la entrada de la caverna  y los prisioneros, hay un tabique construido de lado a lado, como el biombo que los titiriteros levantan delante  sus presentaciones, para mostrar por encima de él,  sus marionetas.
 Imagínate ahora que, del otro lado del tabique, afuera, pasan sombras que llevan toda clase de utensilios y figurillas de hombres y otros animales, hechos en piedra, madera y otros. Entre los que pasan, unos hablan y otros hacen gestos y movimientos.
¿Crees que  estos seres encadenados que solo han visto  algo de sí mismos, o algo parecido de otros en las sombras proyectadas por el fuego?
¿Más allá, podrían ver algo distinto, definido o claro de la proyección que hace la luz  desde afuera de la caverna de los seres que pasan, o alcanzarían a ver algo claro de los objetos que llevan los que pasan del otro del tabique, o de los mismos seres que llevan los objetos?
Si  los encadenados dialogaran entre sí, sobre los seres y objetos que pasan por fuera de la caverna, ¿hablarían de las características o de las cualidades de los seres y los objetos que pasan,  y de los cuales estos solo ven sombras difusas?

Si acaso la caverna contara con un eco  que reprodujera las voces de los que pasan, los encadenados  ¿Creerían acaso que lo que escuchan provendría de las sombras de los que llevan  los objetos, o de las sobras de los mismos objetos que pasan delante de ellos?
De cierta manera,  los prisioneros no tendrían otra referencia que hablar de las sombras y los murmullos que estos miran y escuchan, en otras, pensar que la realidad  son las  mismas sombras de las personas y los objetos que pasan delante de ellos?
 Examina ahora el caso de que uno de los encarcelados fuera liberado… ¿qué sucedería si ocurriese esto?
Libre y sin cadenas podría marchar hacia la salida, y en el momento de encontrarse con la luz  sufriera un encandilamiento, y en consecuencia, fuera incapaz de percibir aquellas cosas cuyas sombras había visto antes.

¿Qué respondería si se le dijese que lo que había visto antes eran solo vagas sombras e imágenes de los seres y de los objetos,  y que ahora en cambio, está mirando la realidad tal como es?
¿Y si se le mostrara cada una de las personas y los objetos que pasaban, de los cuales ellos sólo habían visto sombras, y se le preguntara la diferencia de lo real con lo que este había visto anteriormente, qué crees que respondería?

Piensa que el hombre está encandilado aun,  y no puede ver correctamente. ¿Consideraría acaso que las cosas que antes veía eran más claras y verdaderas, que las que se le muestran ahora?
 Por cierto, al menos, necesitaría acostumbrarse a la luz  para poder  mirar más claramente. Así, comenzaría hacer una diferencia entre las cosas reales y las sombras.
 Luego miraría las figuras de los hombres y de los otros objetos en sus demás características y detalles. Es evidente que, después de todo esto,  el hombre liberado tendría otras opiniones de las sombras y de la realidad.

 Piensa ahora esto: ¿Qué pasaría si descendiera nuevamente y ocupara su lugar entre los condenados, y que luego de haberse acostumbrado a la luz sus ojos tendrían nuevamente dificultad para mirar entre las sombras?
Y si tuviera que hablar de los seres y los objetos que miró en la luz, y del reflejo de sus sombras en la caverna, en ardua competencia con aquellos que han conservado en todo momento las cadenas…
 Suponiendo que hasta el momento de esa charla, viera aun confusamente, hasta que sus ojos se reacomodaran a ese estado de oscuridad o penumbra luego de un tiempo,
En su plática con los encadenados ¿no se expondría a quedar en ridículo y a que se dijera de él que: por haber subido hasta lo alto, se había estropeado los ojos, y que para ellos, y le dijeran que para ellos ni siquiera valdría la pena intentar marchar hacia arriba hacia la luz por temor a los daños en la visión?
Y si intentase desatarlos y conducirlos hacia la luz, ¿los encadenados se resistirían, y si lo tuvieran cerca de sus manos lo atacarían, incluso lo matarían?
Esta Alegoría se relaciona con: la región que se manifiesta por medio de la vista con la morada-prisión; la luz del fuego que hay en la caverna; y la luz y del sol.
Compara, por otro lado, el ascenso y contemplación de las cosas de arriba con el camino del alma hacia el ámbito inteligible, y no te equivocarás en cuanto a lo que te voy a decir a continuación.
Una vez percibida la luz, ha de concluirse que es causa de ver y entender  las cosas más claras, que en el ámbito visible se ha engendrado la luz, la verdad y  la inteligencia. Y que en el otro plano está la ignorancia y la oscuridad. 
Haciendo esta comparación, no sería extraño que, alguien viniera hablar las cosas divinas a los humanos, éstos al escuchar de lo divino se comportarían desmañadamente y mostrarían su incredulidad al respecto.

Por tanto aquel ser,  quedaría en ridículo ante ellos, viendo que sus palabras son confusas entre las personas  acostumbradas a formas difusas parecidas a tinieblas circundantes. ¿En sí, se vería forzado a explicar sobre las ideas originales que traía, y a discutirlo todo sin lograr la debida atención ni comprensión entre los presentes?

Pero si acaso hubiera alguien que haya pasado por las varias experiencias, dirá que los ojos y el entendimiento pueden ver e interpretar confusamente habiendo  perturbaciones: Una al trasladarse de la luz a las tinieblas, y otra de las tinieblas a la luz; y al considerar que esto es lo que le sucede a la inteligencia, las personas en lugar de reírse o burlarse, habrán de examinar tales situaciones:
Se presenta la posibilidad de considerar,  si al salir de una vida luminosa se ve confusamente la oscuridad por falta de hábito; o si, viniendo de una mayor ignorancia,  y se llegara  hacia lo luminoso, ésta sería cegada y abierta a otros ámbitos por el resplandor.

Si algunos hombres llegaran a tal experiencia, unos la  aceptarían con agrado, y acogerían con beneplácito los cambios que esa nueva vida les depara.
 Otros la rechazarían, y si se quiere, se reirían de esa posibilidad que considerarían extraña y absurda.


Estas serían las posibilidades expuestas de manera sencilla entre la experiencia del conocimiento con relación a la ignorancia.

EDWARD BELLOUM. 013.

Responda a las siguientes preguntas:

1.- Qué es una Alegoría.
2.- De qué habla Platón en la narración.
3.- Qué piensan los encadenados de las sombras que miran.
4.- Se puede considerar a las sombras como detalles y          características de la misma realidad.
5.- Qué posibilidades puede encontrar una persona en el proceso del conocimiento.
6.- Porqué la verdad puede despertar dudas y burla entre los ignorantes.
7.- Piensa Usted que existan personas que rechacen el conocimiento?
8.- Si alguna persona le hablara a Usted sobre las cosas divinas, lo dudaría?
9.- Se podría relacionar la Alegoría con el ámbito de la Educación en general.  Explique cómo hacerlo?
10.- Realice un diálogo una narración sobre algún tema del conocimiento a manera de Alegoría relacionada con el tema tratado.

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