EL PÁLIDO
Le decían el
Pálido, era un señor elegante, y de
aspecto misterioso, que cuando llegaba a las sastrerías de la cuadra, saludaba a todos de manera efusiva, pero nunca daba la mano.
Hablaba de cosas, relacionadas con los
gobernantes, con el comportamiento de la
gente, y con los fenómenos naturales.
Nunca lo vimos comer, o beber…
No era un ningún
espíritu…Pero nadie supo donde vivía…
Se lo miraba
aparecer o llegar, pero nunca irse…
Llegaba,
conversaba…y cuando nos entregábamos al quehacer, echábamos de ver, y ya no estaba…
Algo raro sucedía, cuando este lanzaba una mirada a las frutas… Al rato,
envejecían… como si el hombre, les hubiera absorbido solo su
esencia…
Vestía trajes de color claro, cubría su cabeza con gorras, y zapatos
del mismo color…
Lo recuerdo, por la ligereza con que movía sus manos
mientras hablaba…o por la fragancia de
rosas, que usaba como loción...
Cuando le
preguntábamos, de dónde era, decía: Soy de
cualquier lugar, y más, de donde los
pueblos están en conflictos.
Decían que
apareció, el mismo día que el poeta Presidente, se posesionaba en su cargo, en Colombia en el 82…
Y que desapareció, días antes de
la toma del Palacio de Justicia…
Los primeros días, de septiembre del 85,
retiró un traje, en el taller de Guillermo… y desde ese día, nadie volvió a verlo.
Sucedía algo raro
con las medidas de la ropa…todas, eran
rectificadas, porque siempre fallaban.
En ocasiones, su tórax medía 108 centímetros, y otras 90; las mangas de sus pantalones a
veces medían l05, y otras 115…A veces, se lo veía gordo, y otras flaco; a veces, parecía
grande, y otras, pequeño.
Tenía el aspecto de
enfermo, pero era brillante. Manejaba la palabra de un sabio, sabía tantas cosas, que nos dejaba asombrados…
Decían que su
palidez, se debía a: leucemia, hipoglucemia, raquitismo, o anemia…
Cuando llegaba a
la sastrería, se paseaba de un lugar a
otro… Nunca estaba quieto o callado, siempre en movimiento, y siempre hablando de cosas increíbles…
Decía, ustedes lo verán: Hombres de su gobierno,
ofrecerán, trabajo a los jóvenes,
y luego, los harán aparecer muertos, vestidos de insurgentes…
Ustedes lo verán:
Los enamorados, regarán ácido en la cara
de sus parejas, para que nadie las
pretenda.
En el próximo
siglo, los politiqueros venderán un río en la Guajira, y a causa de esto, exterminarán a un pueblo…
Nadie conoció a su esposa, hermanos, o hijos... ni supimos su nombre… En los libros, aparecía: Como el
Señor X.
Guillermo fue
el último que lo vio. Cuenta: Que alguien llamó a
su puerta a hora temprana, que se
levantó a mirar quién era, pero que no
vio a nadie; pero que los golpes, se
seguían escuchando.
Que cuando abrió la
puerta, miró al hombre que lo saludaba,
y le comentaba, que iba a retirar la prenda,
porque tenía que viajar a la capital, donde trataría de buscar una entrevista con el poeta
Presidente, para hablar sobre un hecho desastroso que estaba por ocurrir…
Que el hecho a
ocurrir, se trataba de un genocidio, y que si él podía evitarlo, SERÍA EL TRIUNFO DE LA RAZÓN, SOBRE LA IMPIEDAD...
Ustedes lo verán, decía:
En un país vecino, llegará al poder un Coronel, que
nacionalizaría el petróleo, y en sus
ínfulas de poder, dirá que es la
reencarnación de Bolívar…
Quienes miraron
los hechos del Palacio por televisión, contaban: Que primeramente, miraron al hombre en pantalla, pidiendo a gritos la negociación del
conflicto…Y que en otras imágenes,
aparecía sacando del palacio, al hermano del presidente…
En otras, lo miraron cargando heridos y tirando camillas…o que aparecía, poniendo el pecho a las balas de los cañones…
Pero que luego, de los dos primeros días
del conflicto, no volvieron a verlo…
Desde hace poco, a principios del 86, apareció en el parque contiguo a la
cuadra, una estatua muy parecida a la
del hombre pálido…
Lo raro de esta estatua, es que cuando hace sol, parece translúcida, y cuando el viento la toca, da la impresión, que las manos
de la estatua, se mueven como aspas…
Desde hace días, una fragancia de rosas invade toda
la cuadra, y en el parque, donde antes no crecía nada, ahora es un jardín, donde se abren rosas, en todas las formas y colores.
Lo raro, es
que la estatua presenta un hueco a la altura del pecho, como si una bala de
cañón la hubiera atravesado…
Cuando llueve, la estatua toma colores, parecidos
al blanco, que era el color de sus trajes…Y en las mañanas, y en los atardeceres de luz, se mira que el sol
pasa a través del hueco de su pecho, y al
rato, comienzan a mirarse: Danzas de todos
los colores...
Edward Belloum.
016.
Foto: Tomada de la Red.
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