sábado, 2 de septiembre de 2017

JUEGO DE NIÑOS (CUENTO)

JUEGO DE NIÑOS
Somos marido y mujer, -dijo, y como ellos tenemos que hacer cosas de los esposos…
- ¡Acuéstese allí, ordenó!
Me acosté sobre el piso en una estera, y luego ella se acostó encima de mí…
Yo estaba de lado, y ella dijo: Voltéese hacia arriba que lo voy a desvestir...y añadió: Los hombres cuando llegan borrachos no son capaces de desvestirse, le dejan todo el trabajo a una, llegan a la cama y lo único que hacen es roncar.


Cuando me estaba bajando la bragueta del pantalón me preguntó que si ya se me paraba el pipí…? Yo la escuchaba atónito, sin saber qué responder... Me invadía la vergüenza, nunca había pasado por tal situación...


Habiéndome sacado los zapatos, bajó rápidamente el pantalón, y luego los interiores…Tomó el pipí entre sus manos y comenzó a moverlo suavemente, y me dijo: ¡Gorrudo! Y tarareando cantaba:
Ahora vas a perder tu gorrito… Luego dijo: vamos a ver como se porta el vecino. Comenzó a darle rápidas caricias y besos…al poco tiempo, dijo: Está listo…
Seguidamente se subió el vestido, bajó sus interiores, y se colocó en posición de jinete encima de mí…Al instante, sentí un dolor agudo…Pero no dije nada…estaba petrificado.


Estuvo un rato encima de mí…Luego dijo: Ya hemos encargado…
Y se acomodó entre el vientre un relleno que la hacía aparecer gorda. Ahora dijo: Súbase los calzones y váyase a trabajar, y traiga o compre algo en la tienda para su mujer que está esperando un hijo suyo.


Subí el interior, y miré que al contacto con la piel se manchaba, me ardía y sentía dolor…
 Me arreglé la ropa, y salí a la tienda a comprar un dulce, para luego volver donde quedó ella acostada. Cuando volví, dijo: ¡Rápido, traiga un poco de agua en una olla!


Corrí a la cocina, y encontré un pequeño platón que llené con agua, y se la acerqué. Luego dijo: ¡El niño nacerá pronto! Usted me lo recibe en una toalla, lo besa, le da una palmada, lo baña, y me lo entrega, para darle seno.


Al rato, comenzó a estremecerse en la cama, y de entre sus piernas sacaba un muñeco, el cual que me lo pasaba para que le diera la palmada, lo bañara, lo secara… lo besara, y luego se lo pasara…


Cuando se lo entregué, dijo: Es el mismo retrato de su padre, ¡Se parece a Usted...! ¿Qué nombre le vamos a poner? Luego dijo: ¡Deme lo que compró! Le entregué el dulce…
Le dije que ya era tarde, y que tenía que volver…
No acostumbraba a contar a la abuela sobre las cosas que me pasaban, por temor a sus regaños…

Al día siguiente era domingo y tocaba baño, entré, y usé el mismo interior a manera de esponja, y miré en silencio, como se perdían las manchas rojas entre el agua…
BLOG: EDWARD BELLOUM.012.
FOTO: Tomada de la Red.

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