jueves, 11 de abril de 2019

LA FIESTA (Segunda Parte)


DE LA  NOVELA  LA KUSKUNGA.
FRAGMENTO DEL CAPÍTULO NOVENO.
SEGUNDA PARTE:

LA FIESTA

Puse a andar el auto,  y   mirando que nadie  nos viera o siguiera,  me besó, y dijo: ¡Los que se escapan...!
- Dele, dijo,  luego le digo dónde…  
Fuimos a un hotel cercano,  cuando entramos al cuarto,  dijo: aprovechemos… Estuvimos un poco más de una hora en el lugar,  y volvimos a la fiesta… Melba se acercó donde sus amigos…Y aquel con el que había  discutido  estaba dormido sobre la mesa, y los otros   hablando de  distintas cosas.
Salí a dejar a mi hermana y a los niños, de allí en adelante seguimos con la tarea de cierre de la fiesta.
Cuando volví, quedaban  dos mesas,  una con dos parejas de invitados, y la otra con  los acompañantes de Melba…
…el agente dormido  despierta furioso,  desenfunda su revólver,  y  hace tres tiros sobre el techo… toma a Melba y  la encañona…
Melba sin mostrar temor, lo instaba para que se calmara, las mujeres gritaban: ¡La va a matar! …en un movimiento rápido,  sus compañeros  sujetaron  y  desarmaron al furioso…
Melba salió corriendo, y miré que paraba un taxi;  mientras los otros agentes sacaban al corajudo…
…de rebote, uno de los tiros había caído sobre uno de los bafles, el otro sobre una olla...
Al día siguiente, el tema de los tiros y del comportamiento del agente  fue la comidilla de todos…
Todo salió según lo planeado, salvo el incidente…
Los días corrieron, y el 26 día sábado… Me tenía que presentar al cuartel.
El 24 en la noche, le comenté a mi tía sobre el suceso, contestó: Si tienes que irte y te llevan, tienes que cumplir…Con ese aliento, esa noche fui a despedirme al Matadero, y al día siguiente salí a caminar desde la mañana,  y no volví a casa sino hasta  en la noche.
En mi correría de despedida, encontré  un amigo  que dijo  pertenecer a los Testigos, y decía,  que ellos no prestaban Servicio Militar por Objeción de Consciencia, y que si  quería, me ayudaba.
Me parecía una opción…
…me presenté al batallón, y en el primer examen quedé apto y  seleccionado para el Servicio.
Y desde ese momento comencé a despedirme de la vida civil.
Me sentía solo…pensando  en mi madre, me dije que si ella estuviera viva, todo hubiera sido  distinto.
El día de la incorporación,  se presentó gente que venía de todos los pueblos de Nariño…
 Un Sargento me halagó, diciendo que por mi porte y estatura,  estaba bueno para Capitán…me preguntó, que qué sabía hacer…le contesté: que conducir, y dijo, te tendré en cuenta.
Pasé el examen físico  mezclado entre  los negros venidos de la costa,  para pasar desapercibido por el tamaño del pitón.
Uno de estos, comenzó a reírse y hacer burlas…pero lo callé diciéndole:
 -Cayetano hermano, que las cotorras me dan nauseas… El negro aguantó y disimuló sus ganas de burla…

BLOG: EDWARD BELLOUM. 015.
FOTO: Tomada de la Red.


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