jueves, 29 de septiembre de 2016

SADE II

SADE
SOLO PARA MAYORES DE EDAD…
SADE II
Recordaba un chiste,  donde un joven inexperto, de buena posición, y presencia,  buscaba por recomendación de su madre,  una mujer ingenua para tomarla como esposa… y  decide casarse con quién obtuvo las respuestas más inocentes. Pero  a su pesar,  la mujer con la que se casa, resultó  ser,  experta en  las lides del amor…
Ella me invitaba a hacer cosas desconocidas,  nuevas,  sucias, y  hasta dolorosas…
Proponía  el 69, y  luego el 71… al rato, se  colgaba de los  tubos, y decía: Succiona como ternero…
Invitaba a  “Tocar la campana…Y decía: Hemos entrado en  oración…Eres el oficiante, y yo la sacerdotisa… y ahora, nos fundimos  en comunión…”
Por los tragos, no lograba desentrañar  el crucigrama…Era Directora de orquesta, y tocaba todos los instrumentos…
Tocaba la  flauta…entreabría los ojos,  y  reflejaba que tenía  entre sí,  la más jugosa  fruta. Luego pedía: que la estrujara,  castigara, que  cobrara  sus ofensas...
Regaba  su cuerpo con licor,  y me invitaba a libar de su fuente…  Me pedía que succionara el chico.
Decía: Túmbame al piso,  arrástrame, jálame del cabello, colócame  llaves de lucha…
Sentaba en mis rodillas,  pedía  que  jalara sus pezones, que los mordiera, que los perdiera en mi boca…
Pedía,  que recibiera sus orines.  Y que Me alargara  la lengua,  que hiciera  círculos  dentro de su fuente…
Luego me  besaba,  y tomaba para sí cualquier efluvio de su cuerpo,   quedado en mi boca…
Se deslizaba, y me ofrecía su fruto  destilando licor en la boca…
Ciertamente…Acudí  a todo un concierto como  aprendiz,  experimenté  cosas que no habían pasado por mi mente.
Regó  licor  en mi cuerpo,  y  libaba de arriba  abajo.
 Llegó al chico, y comenzó a succionar,   introdujo primero su  lengua, y al rato sus dedos…
Me sentí violado, pero  cedí...  Sus  prácticas me parecían extrañas,   y  exageradas...
 Por ratos, sus  ojos estallaban en la penumbra.
Gritaba, chillaba, se escabullía…Entraba,  salía, se volteaba, paraba, acostaba, saltaba… No supe si su repertorio era de rutina, o improvisaba por cada  ocasión…
La sentía  insaciable en las artes del amor…
Pensé que aquello nunca terminaría…Resistí el embate y el combate. En un momento pareció rendirse al sueño…
Decidí vestirme  rápidamente,  y  huir del lugar…
Nunca la volví a buscar…
Tardé  más de un mes,  en curarme de las magulladuras…

EDWARD BELLOUM. 014.

FOTO: Tomada de la red.


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