POR COMISIÓN
Era el año
95, y dijo llamarse Amparo Valera, y me contrató para vender una casa de su propiedad. Me dijo que era viuda,
y que necesitaba viajar a otra ciudad, y que por eso, el motivo de la venta, agregó: Que los papeles
estaban al día y que no había ningún problema.
Acordados los costos de la Comisión, me dejó los
datos del inmueble, para ir a mirarlo, y
poderlo ofrecer a los clientes...
Pasé a mirar
la casa… Toqué a la puerta, salió doña Amparo, me hizo pasar, eché una ojeada
por dentro, y anoté el número de habitaciones y servicios…Le dije: Que tenía el
cliente preciso para la casa…
La casa era
esquinera, situada en barrio popular sobre calle comercial, lo cual
era lo propio para mi cliente, ya que su intención, era la de montar un negocio.
Entre conversas y otros, le pedí que me mostrara los documentos del
inmueble. Ella dijo: que no había problema, y que en horas de la tarde me los
llevaba a la oficina.
En ese
momento, apareció una chica de aproximadamente 16 años, a la cual me presentó
como a su hija, y agregó, que tenía otro hijo menor, que por el momento estaba estudiando…
Pero raro… Noté
que la chica hacía gestos de desagrado…Y en la conversa que tenía con su madre,
alcancé a escuchar que le preguntaba: ¿Es cierto vas a vender otra vez…? A lo
cual doña Amparo respondía, afirmativamente, con cierta sonrisa maliciosa…
Me despedí, diciendo
que la esperaba en la tarde para mirar
los documentos…para poder contactar al cliente, y que mirara la casa.
En la tarde, estuve esperando a la vendedora, y esta, no apareció…
Al otro día,
llegó a la oficina en horas de la mañana llevando la copia de la escritura de
la casa, en la cual constaba que estaba
a nombre de su difunto marido. Le pregunté que si ella había adelantado la
Sucesión, y dijo: -En este mismo momento
vengo del abogado, y que todo estaría en regla el lunes siguiente, y que
invitara a la casa a los posibles compradores para que miraran la casa…
Dentro de
mí, pensaba que el negocio no estaba claro, pero la señora me aseguraba que no
había ningún problema, y motivado más por el dinero de la comisión, cité al
posible comprador a la oficina para llevarlo a mirar el inmueble, el cual me dijo, que el jueves estaría en la capital en horas
de la mañana.
El jueves, acudimos
con el cliente a mirar la casa… De su parte, quedó satisfecho con el inmueble, y entre
ellos, comenzaron a acordar el valor de la venta.
El precio
del inmueble era de 122 millones, de los cuales, la vendedora recibiría la mitad, y ella, le haría la
escritura, y le entregaría la casa a más tardar en dos días.
El cliente
le dijo, que se comunicaría con ella
martes siguiente para hacer las gestiones respectivas, y
cumplir con lo pactado.
Aparentemente,
el negocio estaba hecho, aunque no era claro, tenía muchos inconvenientes de
tipo de saneamiento…Por otro lado, noté
que la señora coqueteaba con el cliente, y este, le respondía a las
insinuaciones, y en un apretujón accidental entrando a mirar una alcoba, se
rosaron en sus cuerpos, y seguidamente miré que el cliente, hacía algunos
toques directos a la retaguardia de la vendedora…
Luego, los
miraba en conversas entretenidas, y dispuse a despedirme porque tenía que atender
otros negocios…Pero el cliente, me dijo
que lo esperara para que lo acercara al centro de la ciudad…
Salí, subí
al carro, y esperé al cliente un rato para que saliera…Al rato, apareció, mostrando
en su cara la emoción del encuentro…
Al llegar al
auto, dijo: me entretuve un rato con la vieja… ¡Está buena, y está que se come…
Ese huevo quiere sal!
Lo dejé en el
centro de la ciudad, y nos despedimos, con el compromiso que este vendría el próximo martes para adelantar las gestiones
y documentos de la compra, y dijo: que lo esperara en la oficina antes de las
diez.
El martes lo
esperé toda la mañana, y el cliente no apareció. Con las suspicacias del caso,
decidí acercarme por la casa de doña Amparo antes de las doce, toqué la puerta
por tres veces y nadie abría, me acerqué a la ventana de la sala para ver si se
miraba algo, y ciertamente, miré sobre una de las butacas el morral que cargaba
don José el comprador…y me dije: Lo vivos quieren hacer el negocio entre ellos,
para librarse de pagar la comisión…
Toqué
nuevamente la puerta por dos veces, y nadie respondió.
Volví al
auto, y decidí rodear la manzana de casas despacio… Y en una de mis
pasadas, noté que un muchacho estaba
parado en la puerta esperando que le
abran… Me dije: este debe ser el hijo de la vieja que llega de la escuela… Seguí
de largo y paré el auto a alguna distancia, y esperé.
Al rato, abrieron la puerta y el muchacho entró. Esperé
unos minutos, bajé del auto y me acerqué
a la casa, toqué fuerte a la puerta, y al rato salió abrir la hija de la
vendedora, me miró entre asustada y sorprendida y me dijo: ¡Qué quiere…?
Le respondí que quería hablar con su madre sobre
el negocio de la casa.
¿Negocio?-Respondió. ¡Esta casa no se vende! Dijo,
con tono de seguridad…
Le insistí
que llamara a su madre. Enseguida gritó desde la puerta llamando a su madre…Eché una
ojeada hacia el interior, y miré que el
morral de don José ya no estaba en la
butaca.
Al rato
apareció doña Amparo, con una toalla secándose, y me pregunto: ¿Qué pasó con el
cliente…? Le respondí tajantemente, que iba por lo de la comisión.
¿Cuál comisión? –dijo, si el cliente no ha
aparecido. Qué raro, le dije, me pareció que él ya había venido, y que ustedes
ya hicieron el negocio.
Aquí no ha
venido nadie, -respondió casi gritando. Y agregó: Si acaso hay negocio, y el señor,
iremos los dos para darle su comisión…A mí me gusta ser legal en los negocios…
No habiendo
más de qué tratar, me despedí diciendo que la esperaba, y que no me fuera a
jugar una mala pasada...Eché marcha al
carro, y decidí dar otra vuelta a la Manzana para ver qué más se presentaba.
Noté que en la esquina había una
cafetería, me senté en un lugar desde dónde se podía mirar la casa de la
vendedora, pedí un refresco, y esperé.
Al rato
llegó un taxi, y dos hombres entraron a la casa. Al rato, los mismos hombres, sacaban un paquete de cierto peso envuelto en
plástico negro y lo metían en la cajuela…Luego doña Amparo subía al auto, y partían.
Tuve la
idea ir por el auto, y seguirlos, pero
me contuve, y decidí que en la tarde, volvería a la casa para ver qué más
decían… ¿Quiénes eran aquellos? ¿Qué guardaron en la cajuela?
Había pasado
por muchas experiencias y argucias de los clientes queriendo eludir pagar la
comisión…Muchos se habían quedado con el pago,
con jugadas ingeniosas, o a la postre, habían salido con cualquier cosa…
En horas de
la tarde, me volví a acercar a la casa de doña Amparo, y antes de tocar noté
que del interior salía música, risas como si hubiera fiesta. Toqué, y enseguida abrió doña Amparo arreglada y
luciendo una ropa ceñida al cuerpo, con falda corta que la hacía mirar
provocativa, y le di la razón al cliente, la vieja esta buena…Y le pregunté que
si había venido el cliente.
Respondió
que no, que en ese momento estaba con unos primos, y que si gustaba siguiera…Me llevó hasta donde sus primos, me
presentó como al comisionista, y me invitó a que me sentara.
Los hombres estaban
departiendo de sus cosas, me miraron…Y sin pararse
dijeron: ¡Mucho gusto! Creí que no era conveniente sentarme, por lo
cual, y en una salida rápida, le dije a doña Amparo que me prestara el baño…Me
indicó dónde estaba, y en el trayecto me decía: Están tomando Whisky, será lo
corriente en ellos, o es que tal vez estaban celebrando algo…Vaya uno a saber…
Entré al
baño, y noté que había un fuerte olor a algo que al momento no pude
identificar, era algo parecido a cloro, con una mezcla de humedad y otro… En la
parte de arriba de la puerta pude ver una mancha que parecía sangre…
Salí del
baño, y llamé a doña Amparo, diciéndole
que si acaso se daba el negocio me lo hiciera conocer. Ella insistía en que me
quedara; hice resistencia, y me despedí agradeciendo la invitación, diciendo que tenía que recoger a un hijo en la
escuela.
Volví a la
oficina, y desde allí marqué el teléfono del pueblo que me había dejado don
José preguntando por él…Del otro lado de la línea me contestaba una mujer, y me
decía que el señor había viajado a la Capital por unos negocios, pero que en la
noche estaría de vuelta…
Las dudas
comenzaron a pasar por la mente…El señor vino y no se acercó por la
oficina…Miré su morral en la casa de la vendedora, y esta dice que no fue por allí…El paquete que sacaban los
hombres…Había algo raro en todo esto.
Estuve en la
oficina hasta las ocho. Volví a llamar al pueblo para preguntar si don José había llegado, y me contestaron no.
Cerré la
oficina, y me fui para la casa con la
idea de volver a llamar en la mañana…
Al otro día,
pasadas las diez arrimó una señora acompañada de un hombre que me presentó como
a su hermano, y dijo que era la esposa de don José…
La primera
idea que pasó por mi mente es que el señor había mandado con ella el costo de
la Comisión, pero mirándola en sus gestos de angustia y preocupación entendí
que había algo más en el Menú.
Entre voces
casi secas me dijo que su marido no había llegado la noche anterior, y se
notaba su preocupación, y agregó que este nunca desaparecía sin más…Y que
estaba en mi oficina, por unas indicaciones que le había dado su marido del
lugar.
Le respondí,
que don José no había aparecido por la oficina el día anterior, y que había
hablado con la señora del negocio, y que también había dicho que este no había
aparecido.
La señora
entró en angustia, y entre llanto decía que su esposo había viajado con 60
millones para “pisar” el negocio de la casa, y que no entendía qué le pudo
pasar.
Miraba la
escena…Y me venía a la cabeza tremendo rollo…Pero era mejor, no entrar en
suposiciones ni especulaciones, y esperar lo que dijeran los acontecimientos.
La señora se
despidió, diciendo que si sabía algo la llamara, a lo cual le respondí que con gusto…
Al día
siguiente, volví en horas del mediodía por la casa de la vendedora, toqué
varias veces, pero nadie respondió. Pensé volver más tarde, pero acabé la tarde
haciendo otras gestiones…
El día
siguiente tenía que llevar a unos clientes a mirar unas fincas fuera de la
capital, por lo cual se pasó el día. Pensé que volvería el sábado, y tampoco
pude por dar cumplimiento a compromisos familiares, igual el domingo…
Volví a la
casa el lunes, y noté que la casa estaba desocupada, pero unos señores estaban
dentro. Pregunté por doña Amparo, uno de ellos me dijo que él era el nuevo
dueño de la casa.
Le pregunté
que si me daba razón de la Doña, y dijo: Ella dijo que viajaría para el norte…
Caso muerto
y cerrado, decía entre mí…Cero pollitos. La comisión esfumada…Un desaparecido o
algo peor…Cosas del oficio…
Pasaron los
meses, y un día me pareció mirar a la esposa de don José el comprador
desaparecido, rejuvenecida y haciéndose acompañar de un chico más joven…
Blog: EDWARD
BELLOUM. 016.
FOTO: Tomada de la Red.
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