lunes, 17 de octubre de 2016

MIMOS LOS MIMOS (Relato)

MIMOS

LOS MIMOS


Tenía un almacén comercial  de ropa elegante de primera línea, en una de las esquinas de un sector de gran movimiento de una ciudad intermedia en Colombia.
 Eran fines de noviembre, y comenzaban a llegar los pedidos para la época de navidad. Eran las 12,45 de la tarde, y mandé a la empleada de turno por el almuerzo, en un momento entraron por la puerta del lado, dos Mimos elegantemente vestidos, con sombrero de ala corta, corbatín, guantes, y zapatos combinados…Entraron,  y se desplazaron directamente  a la vitrina que estaba en la  otra entrada,  y desde allí comenzaron a hacerme todo tipo de mimos y de gestos.
Desde mi lugar detrás de la registradora, primeramente les dije: A la orden,  qué necesitan, en qué los puedo servir…Ellos como si no me escucharan siguieron en su ritual de gestos.
Abandoné mi puesto,  y me dirigí hacia ellos… Y cansado de hablarles,  caí en el juego de los gestos, tratando de comunicarme de la misma manera...
Como si no me miraran,  o no les importara,  siguieron con sus gestos ignorándome por completo. En esas…miro que entra otro hombre de contextura recia y de anchos hombros que se acerca a mí, y comienza a darme pequeños empujones, comienzo a amenazarlos que si no se van llamaré a  la policía, sabía que estaba lejos de la alarma, y quise volver al sitio de la registradora, pero el hombre que me empujaba me lo impedía.
Como pude,  le asesté un duro golpe, de refilón miré que entraba otro hombre,  y una mujer… Con furia le  quise dar otro golpe, y el hombre me coge la muñeca,  y de un jalón me saca del local, y afuera, proseguimos la pelea… Golpes van, golpes vienen…
Luego entendí, que todo aquello,  solo fue con la intención de alejarme del local…
En esas… tira un golpe de izquierda, le tomo la muñeca, lo jalo,  y con la derecha logro cogerlo de la correa de la parte de atrás,  y lo azoto a la mitad de la calle, en ese momento y dada la coincidencia pasa un campero y lo atropella. El campero para en el acto,  el acompañante  baja a mirar lo sucedido, no mira nada, y  le dice al conductor: -No fue nada, siga.
El campero reanuda la marcha, y el atropellado como si hubiera estado sujeto al chasis, se suelta y cae, se levanta y viene con furia contra mí. Saco un quite al ataque, y aprovechando la fuerza del contrario lo empujo sobre la pared…Nadie más mira el incidente, a esa hora todos van al almuerzo, y el lugar quedaba desierto.
El hombre tarda en reponerse, se levanta… Vuelvo en mí, y recuerdo que el negocio está abierto,  y vuelvo al local. Llegando pude darme cuenta que las cortinas estaban cerradas, y  con candado. Sin saber qué hacer, vuelo hasta la esquina  donde hay un teléfono público, y llamo a la policía.
Cuando volvía, miré a  la empleada que fue por el almuerzo, afuera del local mirando por las ventanas… Llegando  le digo que fuera a llamar a un cerrajero para que  abrieran los candados, que lo más seguro es que nos robaron…
La empleada deja la bolsa del almuerzo,  y vuela por el cerrajero. Volví a la  esquina  para llamar a casa y contar lo sucedido, pidiendo asistencia de quien hubiere en ese momento...
Cerca de las dos, apareció la empleada con el cerrajero, y comenzaron a llegar los otros empleados. En un momento llegó la patrulla, les narré en cortas palabras lo acontecido…
Esperamos que el cerrajero hiciera su trabajo, entramos, y recomendé a los empleados, que  revisaran las existencias.
Me acerqué a la registradora,  y a la caja donde guardaba el dinero, y miré que estaban vacías, se habían llevado la plata de las ventas del día, aparte plata para una consignación,  y un arma.
Al rato, los empleados dieron el reporte: faltaban los paquetes de los últimos pedidos aun sin abrir, ocho cajas de zapatos selladas, y el surtido de cuatro  bastidores de ropa elegante para dama.
En cuentas rápidas,  el robo ascendía a: 60 millones de la consignación, 32 de las ventas del día, 420 de los nuevos pedidos, 60 de las ropa de los bastidores, y otros…
Al rato, y mirando la patrulla estacionada en la puerta, comenzaron a cercarse los vecinos de los otros locales, y uno que otro curioso, para enterarse de la novedad…
Desde ese momento, cada que veo un mimo en la calle, siendo ganas de tomarlo a pata…

BLOG: EDWARD BELLOUM.014. REV.016.
Coletilla: Sabemos que hay Mimos Honestos…Mis respetos para ellos…
FOTO: Tomada de la Red.

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