domingo, 4 de noviembre de 2018

EL CIRCO (Segunda Parte)


EL CIRCO.

SEGUNDA PARTE:

El “Mil Caras”, tomó en arriendo una pieza en nuestro  inquilinato, y lo buscábamos para que nos contara  sus historias. Decía haber viajado  a países lejanos y misteriosos, y haber pasado por muchos  peligros.
Que  cuando arribaron a Japón,  desembarcaron en muelle equivocado, y que cuando tocaron tierra, comenzaron a ser atacados por un grupo de hombrecillos amarillos, los cuales tenían los ojos  rasgados como  ranura de alcancía, y que volaban como si tuvieran alas, y  los atacaban con todo tipo de golpes y  gritos aterradores.   Que si no hubiera sido en ese momento, por la intervención de: Hernie, “El lanza Cuchillos”, quien había  clavando sus cuchillos en las piernas de los hombrecillos, éstos los hubieran matado…
Me imaginaba a los hombrecillos amarillos,  parecidos  a monstruos voladores con dientes afilados que bajaban de las nubes para comerse a los niños…El muelle,  me lo figuraba como una selva  gigantesca…
Entre historia e historia, soltaba  chistes o anécdotas. Contaba que  el Perú,  una mujer se había enamorado locamente de la mujer barbuda pensando que era  hombre, y cuando la mujer barbuda le demostró que realmente era mujer, la enamorada había salido corriendo y gritando que había encontrado al diablo....
En el mismo país, nos decía que había visitado una ciudad maravillosa construida sobre terrazas, y que allí los indios habían vivido y sembrado sus alimentos… Cuando hablaba de terrazas,  me imaginaba  platos gigantescos colgados del cielo, y  a los indios como enanos diminutos danzando y comiendo encima de los platos.
Contaba,  que había comido carne de perro, de caballo y serpiente…Y que la carne de perro era parecida a la de pollo…
 Además de las historias, nos enseñaba algunos trucos y técnicas  sobre el arte del disfraz. El trabajo de Orlando el “mil caras” en el circo,  consistía en disfrazarse e imitar a  personajes del cine, cantantes y otros famosos, como: Cantinflas, Capulina, Resortes, Antonio y Luis Aguilar, el Zorro, el Santo...
La imitación que hacía  de Cantinflas era genial…
Nos decía que lo básico e importante del imitador, es que  debía tener  estatura regular,  voz modulada, delgado para  adaptarse a la figura de  personajes a imitar.  Se debe estudiar las características más dicientes… Cuando decía estudiar,  me imaginaba  niños jugando rondas en con olor a bombones y tajalápiz…
Con los días, entre las vecinas, comenzaron a circular rumores que Orlando el “mil caras”, era novio de casi todas las mujeres  que vivían en el inquilinato, y de otras vecinas, incluyendo a la  muda, la patoja, y  la ciega,  las siamesas... 
Entre otras: Patricia Burro, la enanita que tenía la gracia de mover las orejas. La señorita Filomena de su apariencia de vieja quien decía tener veinticinco. La mamá del Harold que hace poco se había separado de su último marido, y quien decía que no podía dormir sola porque le daba miedo…
Decían que cuando el “mil caras “llegaba del circo,  le abrían las puertas de sus cuartos, y lo hacían seguir para ofrecerle comida y otras atenciones…que se peleaban por tener a Orlando  en sus piezas, y darle  de comer… Un día mi madre,  mandó a llevarle al “mil caras” un plato de carne de cerdo con ají.
Por aquel entonces, yo tenía cuatro años, y el Tanico tenía ocho, y decía, que las mujeres  buscaban al “Mil caras” por el Pololo… Pasaron años, para entender, lo que significaba  Pololo,
El circo Royal, era internacional. Para esa época, estuvo en la ciudad veinticinco días…
La tristeza llegaba cuando invitaban a  la última función:
 ”Gancho, gancho y más gancho, el circo Royal Dumbar tiene el honor de invitar  a su última función…Dos personas con una boleta…”
 Muchas eran las lágrimas que corrían por la partida del circo. Con el circo,  se iban los ratos de distracción. En esa ocasión,  sólo falté a Una de sus presentaciones, y fue la noche en que mi hermano pequeño,  se tomó  5 Mejorales  que mamá había dejado en la repisa, y que ella los utilizaba  para que no vinieran más hermanitos al mundo…Recuerdo que para curarlo le colocaron un lavado  de jabón con cánula…
El resto de noches, siempre estuvimos debajo de los tablados, a los cuales llegábamos esquivando los perros de cuido,  a los cuales  hicimos amigos,  llevándoles huesos que nos regalaban en las casas  vecinas.
En la función de Gancho, el Peladura se las quiso gastar de empresario, y comenzó a recibir de a cinco centavos a los muchachos que querían ver la función. Les decía que deben  entrar rápido,  pasar agachados por debajo de una valla, luego de entrar,  quedarse un rato debajo del tablado… y luego, sentarse al disimulo al lado de las familias, y buscar pasar como hijo de vecino, o con propiedad  como si hubieran pagado…
Fueron tantos los que entraron sin pagar la última  noche del gancho,  que al rato, detectaron a los colados  y los sacaron. Algunos,  andaban detrás del Peladura para que devolviera lo que cobró…
A lo cual respondió: Que  ¡Mamola!
Yo cobré para que entraran, no para que los sacaran…Al peladura nadie le formaba bronca, se decía que se había volado de la casa desde los cinco años colgado en un camión, y que  había pasado diez años como gamín en Cali.
 El chaval tenía fuertes músculos y un carácter duro. Era bueno para hacer “la voladora” en las tiendas, y en el equipo de futbol del barrio jugaba de portero, haciendo  voladas de verraquera…
El circo se despidió, y nosotros al igual que las mujeres que despedían entre lágrimas al “mil caras”,  también llorábamos.
Miramos cómo se bajaba  la carpa que durante varios días había alegrado las noches, con sus decenas de bombillas y  letreros luminosos donde aparecían pintadas las caras de los artistas y payasos. Y luego, los carros cargados de tablas y demás andamiaje, y  algunos de los artistas,  que se despedían con señas  de adiós…
BLOG: EDWARD BELLOUM. 014.


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