PARTIR (CARTA)
SEGUNDA PARTE.
Verte desnuda, o con poca ropa,
me forraba de imágenes de morbos y deseos.
Para no caer en tentaciones, me hice el de la vista gorda, y cerré la
puerta…
Cuando la cerré, comencé a
saltar y a alegrarme por la desventura
que había caído sobre ti… Me alegraba, por el vuelo que habías dado en las gradas
para luego caer como mariposa lastimada sobre el piso, con los paquetes
desperdigados, y la sombrilla clavada en la jardinera como símbolo de tu victoria, o tú derrota.
En nuestras conversaciones con
nuestro amigos y conocidos, y a manera
de chismes, hablábamos pestes de nuestros errores y falencias; pero en tu caso, -según lo que me enteraba-, nunca
reconocías tus errores, porque para ti,
yo era el flaco, y el fardo hueco, el malo del paseo.
Me enteraba: que terminabas entregada a otros amores, buscando tal vez sosiego que calmara la tortura diaria de nuestras vidas.
Ese fue el tiempo más
duro…pero habíamos acordado entre gritos, que si íbamos a tener alguna
aventura, la hiciéramos con discreción y
fuera de casa.
Al final, por largos días una y otro, nos ausentábamos del apartamento, y no
teníamos ni la más leve noticia de nuestro paradero,..
Todo ello, sumado a
todas aquellas situaciones bochornosas
que se generan cuando dos personas que
decían amarse estaban separadas,
pero conviviendo aún en la misma casa: llamadas y más llamadas, carros
que te recogían cerca del edificio,
flores, en fin…
…Y así, con hambre o comiendo casi nada, la he
pasado en estos días de rabia y reflexión, pensando que el paso que hemos dado
nos ha liberado del infierno de
humillaciones que fueron nuestros últimos días.
Al parecer, he borrado los
recuerdos de los días buenos, porque lo más
latente son los insultos y las
humillaciones.
Cuernos y más cuernos… Me
revolvía el estómago con solo mirar que alguien te diera un beso en la mejilla…
Las telenovelas
muestras escenas, donde los enemigos se
besan como amigos, con desvergüenza
e hipocresía…
Trato de sobreponerme
ahora, a esta angustia de paz que se revuelca en las cosas tiradas al desperdicio y al
desorden. Algunas por el ánimo de
destrucción se han vuelto inservibles,
otras por el descuido se ha vuelto
irreparables.
Total he tratado de terminar
con todo aquello que me pueda traer tu recuerdo. Trato de alejarme aún, de algunas fragancias que percibo en otras mujeres. Algunas me causan nauseas
e intentos de vómito, porque me recuerdan tus perfumes y fragancias que
usabas de manera insistente, y a toda
hora: en tu cuerpo, en tu cama, que era la nuestra, en los baños y en fin en
todo lugar donde estuvieras o pisaras.
Casi todos los lugares te olían terrible, según tus palabras, y en tus ratos libres te
pasabas horas y horas desinfectando y aromatizando todo, hasta los últimos rincones.
Por cierto, solo ahora me doy
cuenta de su manía del olor, de tu nariz hiperolorosa o hiper ventilada…de tu manía
de Oris fobia.
Pregunto: porqué y paraqué
usar siempre fragancias en el cuerpo, o paraqué oler siempre bien,.. Y buscar
que todos los lugares posibles huelan siempre a fragancias artificiales.
Pienso en los perfumes como máscaras que disfrazan la realidad,.. Algunos, y en ocasiones:
preferimos lo natural…
Cerca de mí, solo escucho el
respirar y la presencia de la soledad y
el abandono. El aseo y la pulcritud de la vivienda hecha por la empleada de
aseo, ya no existe. Nada existe, sólo
pedazos de cosas destrozadas. Y dentro
de los destrozos, está la pesadilla de
vida, que en estos días echaré al cesto del olvido.
Total, las penas de amor pasan como los
vendavales, dejan estragos, pero al final… el sol aparece en el horizonte.
Tus pasos ya no corren ligeros
detrás de las obligaciones de rutina. Ya no hay olores de perfumes o comida a
ninguna hora del día. De mi parte tampoco hay afanes por cumplir el horario de
trabajo y por tener siempre en lista la ropa que se usaría para el día siguiente o para las ocasiones especiales.
No hay prisa por mirarse al
espejo y ensayar la cara o los dichos y frases estudiados para la ocasión, toda
esa hipocresía también por ahora tendrá que esperar hasta cuando tenga la
disposición de buscar un nuevo trabajo o consiga uno…
Espero, que en mi próximo trabajo no encuentre a
esclavos ni lambones, sino a gente con ínfulas de sindicalista que coloque
sobre el tapete los problemas de la organización, sin tapar los desmanes de los
jefes, convertidos en cómplices de la
corrupción.
Este último deseo es casi que imposible,
porque es más fácil ganarse el premio gordo de una lotería, que llegar a
trabajar en un sitio donde haya pulcritud en alguna de sus instancias.
En este abandono, tampoco hay
afanes por preparar las ponencias o las clases, muchas de las cuales no
responden a las necesidades de la realidad, sino a un manipuleo e inexplicable acondicionamiento del tema: al
público, al horario, a los requerimientos del Contratista, a los lineamientos de la política de gobierno,
y otros…
Continúa en la Tercera Parte.
BLOG: EDWARD BELLOUM. 012.
REV.018.
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