EL JINETE DESCABEZADO
Cuentan que
entre las veredas del Venado, la Palestina y la Sultana en el valle del Guamuéz Putumayo, se aparece en las noches
oscuras un jinete sin cabeza que galopa despavorido entre las piedras de los
caminos, y que cuando pasa por los ranchos grita de manera aterradora: ¡Donde
Está!
Quienes lo
han visto, dicen que es Saulo el
costeño, quien en un descuido perdió la
cabeza tirando su caballo por encima de
los alambrados celebrando los triunfos de las carreras… porque siempre las ganaba todas.
Una noche cuando
celebraba sus triunfos en compañía de sus amigos, se puso
de fantoche a demostrar sus
habilidades sobre su cabalgadura, y apostó a que saltaba un alambrado montando
a su caballo…Comenzaron a rodar las apuestas, y Saulo, se aprestó a saltar.
Entre los
vivas de unos, y la fuerza de otros para que no lograra el salto, montó en su cabalgadura, hizo varios
acercamientos al alambrado, y cuando pensó que todo lo tenía calculado, tomó un
trago más, y listo…El caballo partió con su jinete desde un sitio determinado, se elevó sobre el alambrado pasando sobrado….y
sin detenerse siguió de largo perdiéndose en la oscuridad.
Nadie
esperaba que ese domingo, las cosas fueran a darse de esa manera…
Dicen que
cuando las patas delanteras del caballo, luego de saltar por el alambrado, tocaron
en tierra, o se encontraron con un
cuerpo blando y cilíndrico como una serpiente, por lo cual el caballo se asustó y comenzó a correr sin
control… y a los 200 metros pasando cerca al techo de zinc de una marranera, el jinete no tuvo tiempo para agacharse, y fue allí donde perdió la cabeza.
El caballo
siguió de largo ahora con el jinete sin
cabeza, quedando aprisionado más tarde, entre un árbol y
el alambrado en una finca cercana… Así lo encontraron los vecinos,
amigos y los apostadores, con el cuerpo
del jinete colgando de la cabalgadura... Nadie explica como el cuerpo sin
cabeza logró aferrarse, lo cierto es que
cuando lo encontraron, tuvieron que hacer algún esfuerzo para soltar sus manos
de la montura…Y desde ese accidente, al
árbol, lo bautizaron con el nombre de:
“Árbol del Muerto”.
Luego de
encontrar el cuerpo y de determinar el sitio preciso dónde perdió la cabeza,
sus amigos y los apostadores, se dieron a la tarea de buscar la cabeza… Pero
pese a todos los esfuerzos la cabeza nunca apareció. Algunos decían que
posiblemente había caído dentro de la marranera, y que los animales se la
comieron. Otros decían que de pronto rodó y fue a caer a algún hueco. Otros
suponían que algún perro hambriento la encontró y se la llevó…lo cierto es que
la cabeza no apareció.
Dicen que
los familiares enterraron el cuerpo del
jinete sin la cabeza, y que los
apostadores y la gente de los caseríos
mostraron mucha colaboración, porque un hecho así, nunca se había presentado en
las carreras de caballos ni en las apuestas.
Cuando el
caballo fue liberado del alambrado y los matorrales, fue llevado al corral de
la finca casi de madrugada y que allí lo dejaron. Que al siguiente día lo
limpiaron y le dieron los cuidados que requería, y lo dejaron descansar.
Pero luego del entierro de Saulo que fue el martes
a las cuatro, cuando echaron de ver al caballo, este había desaparecido. Uno de los familiares que
se quedó en la finca, contaba: que desde
las tres de la tarde el caballo comenzó
a relinchar y a mostrarse inquieto, que luego entre las cuatro y cuatro y media
daba fuertes patadas al viento, y que hacía intenciones de escapar, y que luego
cuando éste entró a conseguir alimento
para calmarlo, al volver al corral, el caballo había desaparecido. Dice que
inmediatamente tomó otro caballo y salió en su búsqueda, pero que no lo
encontró, por lo cual dejó varias recomendaciones entre los vecinos en caso de
que lo vieran…
Esa misma
noche, dicen que escucharon el trote de un caballo, y que cuando pasó cerca a
la casa de la finca se escuchó un grito desgarrador que decía: ¡Dónde está! Desde ese tiempo, y todos los martes, viernes
y domingos, el descabezado recorre los
caminos pedregosos buscando su cabeza, y que a veces descansa en la marranera, y
que cuando se baja del caballo, grita con
voz desgarradora: ¡Donde Está!
Los
campesinos dicen, que si alguien es sorprendido en los caminos por el galope
del descabezado, debe tirarse al piso
formando una cruz para que esté no corte su cabeza, porque el descabezado persigue a las víctimas, y cuando logra cortar
una cabeza, se la pone sobre sus hombros…Y la mantiene allí, hasta que esta se pudre, y así sucesivamente
hasta que encuentre su propia cabeza, y pueda volver al camposanto para descansar en
paz…
Por si acaso
esté alerta, y si escucha un fuerte trote de caballo en tales noches, lo más seguro es que sea el jinete
descabezado…
Edward
Belloum. 012.
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