miércoles, 18 de junio de 2014

Tres Palabras (Relato)



TRES  PALABRAS

Luego de una noche de juerga, y con un guayabo del carajo, terminé en una carretera  que no aparecía en el mapa, y decidí seguir las indicaciones que me dio un campesino para saber a dónde me llevaba, o en dónde estaba. Llegué a un retén militar, y  preguntaron que dónde me dirigía… entre las requisas dije que a los Llanos…era un Cruce donde  las flechas indicaban: Izquierda Zona hacia los Llanos- Derecha: Interior del país.
Nunca la había transitado por ahí… me desvié por los tragos y la juerga… pero allí estaba, y no podía regresar…Si retrocedía perdería mucho tiempo, y tiempo era del que no disponía. Por lo cual, pedí permiso a los guardias apostados en la carretera para seguir adelante. A un lado de la carretera estaba un bus al parecer abandonado con las llantas pinchadas, el cual tenía un letrero de: “Peligro, cargado con explosivos”…les pregunté que si había peligro al pasar, ellos me dijeron que no, que era un señuelo. Seguidamente a 500 metros divisé al lado derecho un letrero que decía:
“Bienvenidos a la zona del Ca Guan Do, pueblo libre en América”.  Seguí entrando en la zona,  y carros apresurados pitaban y me pasaban, a los 3 kilómetros encontré un  caserío donde funcionaban varios negocios… decidí proveerme de las cosas que necesitaba para el viaje… Entré  en el negocio  con  lista hecha de lo que necesitaba, me dirigí a una joven que atendía, miró la lista, y me dijo: ¿Dólares… o Nieve?  Dólares repetí.
Otra mujer al otro lado del mostrador decía en voz baja: “Otro para parca”. Pensé que la indirecta iba para mí,  pero no entendí el significado. Seguidamente la joven que me atendió hizo las operaciones, y  dijo: Cuatrocientos más el impuesto…
Me pareció que el precio era alto para lo que compraba,  pero dadas las circunstancias, saqué el dinero y pagué.  La vendedora me entregó la factura que anotaba la descripción de los productos de la compra, y en letras resaltadas decía: “Impuesto de Paz 20%”.
 No quise preguntar nada, entendía que en este país todo lleva cobro de impuesto. Un muchacho tomó los artículos comprados y los colocó en la camioneta. Arreglé todo, y seguí,  mi destino estaba 45 kilómetros al Noroeste.
Avancé tres kilómetros, y encontré un segundo un retén. Llegando me pidieron los documentos, revisaron la carga y me preguntaron que hacia dónde me dirigía, les respondí que a la zona minera que estaba en seguida del pueblo grande…Entonces los guardias me dijeron que si iba a entrar al pueblo debían recordarme: “Que lo hacía bajo mi completa responsabilidad”, que las reglas habían cambiado desde que ellos estaban en la zona, y me dieron instrucciones generales, y un folleto que debía leer y cumplir, para evitar problemas…
Me dijeron que por mi edad, sólo podía estar cinco meses dentro de la región,  y  que al término, debía salir inmediatamente de la zona, o de lo contrario debería atenerme a las consecuencias.
Me recordaron nuevamente: que en la zona sólo circulaba como moneda de cambio el Dólar americano, la Coca, o Armas de tipo usual de los comandos solo para los autorizados;  que se debía hablar solo en Castellano, que no se permitía el uso de armas a civiles;  que no debía hacer ninguna crítica en contra de los dirigentes o de  las leyes imperantes... 
Volvía a la zona luego de dos años... Desde hace año y medio,  la región estaba en poder de un grupo armado que era juez, ley y parte en la zona. Los civiles que quedaron dentro de la zona, o los que llegaban con el ánimo de montar pequeños o grandes negocios debían acogerse a las nuevas normas que estaban contenidas en un folleto de convivencia.
En el folleto se leía luego de los encabezados y arengas, las tres reglas básicas de convivencia:
 1.- Morir a los 40 años, o abandonar la zona.
 2.- Toda comunicación se hace en tres palabras. 
3.-  Prohibidas las reuniones de más de tres  personas  en lugares públicos.
…Sólo tres reglas me dije, pensando y comparando con las copiosas normas, códigos y la Constitución del país…Debe ser fácil vivir así, -me dije. Me imaginaba una pelea con mi esposa, diciendo cada vez tres palabras: No joda, sí; No joda vieja; No saque pasado;.. Raro dije, pero el folleto no está en tres palabras…Al final de éste decía, estamos estudiando nueva lengua simplificada: Pra=Matar. Uc=Corte. M: Muerto…
Me extendieron una boleta con el pago de retén… y el respectivo Permiso de Estadía con la  fecha de vencimiento…
Cuando llegué al pueblo, miré varios afiches con la imagen del grupo gobernante,  dispuestos en lugares estratégicos y anclados en  varias leyendas e interpretaciones del sentido de la libertad…Como: REVOLUCION LIBRE LIBERTAD. BUSCAMOS LIBERTAD. SOMOS LIBRES LIBERTOS. SOÑAMOS LIBRE LIBERTAD.
En otras, los carteles  de los líderes en distintas poses, decían: NACIMOS PARA LIDERES. SOMOS MEJORES LÍDERES. LUCHAMOS POR LIBERTAD…
Los afiches, cuadros y pancartas mostraban las figuras de militares jóvenes,  vestido a la usanza moderna y con cierto toque estrafalario: cabello teñido de rojo para suboficiales y solados, y blanco para oficiales, corte Ponck, llevaban gruesas cadenas engarzadas al cuello, al igual que guantes y pulseras de cuero. Sus botas hasta las rodillas tenían adornos metálicos. En los brazos llevaban un brazalete que decía: “Somos el Pueblo Elegido”.
Todos  los habitantes del pueblo, supuestamente no sobrepasaban la edad de los 40 como lo versaban las normas, y todos,  incluyendo los niños vestían de azul con ropas a manera de enfermeros modernos, todos iguales y uniformados, con cabello teñido de amarillo.
  En los bares y las emisoras del lugar,  sonaba música moderna sin texto, y en el parque o plaza principal funcionaba una especie de subasta de autos. Por cierto, carros de buen talante por la tercera parte del precio, y decían: IMPORTADOS  ÚLTIMA GENERACIÓN. Los carros  y  motos oficiales  eran de color negro, y  decían: PROPIEDAD DEL ESTADO. Los autos de los civiles eran de color amarillo. No se miraban corrillos de personas…Al parecer era un pueblo práctico y parco en su hablar…
Me detuve frente a un negocio, y repasé los implementos que necesitaba, y ensayé la forma cómo debía comunicarme. Como no tenía práctica en el hablar, se me ocurrió  dibujar los implementos que necesitaba en unas hojas de papel, y abajo o al lado de ellos, escribí el número que necesitaba…Comencé a repasar cómo hablar o pedir algo. En la pregunta del precio, por ejemplo: “Cuánto Costar” y luego “Cuánto Pagar”. Para pedir  de comer: “Sirva esto” indicando el Menú…Se me ocurría decir en Inglés Costeño: “Yo quérer cáfe…” pero lo descarté porque sería molido a palos, el inglés no gustar a criollos verdes…
Pensé que así funcionaba la comunicación, y me aventuré a conseguir los otros implementos que necesitaba,  que olvidé en la primera compra.
Bajé del carro, y dije: -Salud haciendo un gesto de manos y una sonrisa, como saludo. Luego pidiendo un producto: Papel…espacio…Toallas…Condones…cuando pronuncié la última  palabra, sonaron sirenas, y de inmediato llegaron los guardias y me retuvieron…En dos palabras preguntaba: ¿Por Qué? No sabía cuál era la falta que había cometido. Me llevaron junto con el carro a una oficina delegada, allí me sentaron frente a una pantalla gigante y extendieron sobre la mesa varios folletos a manera de publicidad donde condenaban el uso del condón, porque querían aumentar la población en pocos años, y formar con ella el ejército imperial. Dije: folleto no decir… Respondieron: Ley nueva.
Me soltaron, luego de pagar una multa por desacato, y reconvención. Volví al local, y  retiré las cosas que había solicitado, pagué y seguí mi camino, recordando que antes de cinco meses debía salir de la región… AH, en el segundo retén me decomisaron unos casetes de música en inglés, porque el inglés  era el idioma de sus enemigos…
Traté de adelantar lo más posible el trabajo en la mina, haciendo turnos por las noches,  para aprovechar el tiempo del permiso…Con los días se escuchaban los rumores de que la Tregua había terminado, que habían secuestrado a alguien de apellido Betancur, pensé que a Belisario por lo del Palacio, y me alegré, pero no era así, el secuestro había sido en la persona de una candidata que se creía intocable…
Decían,  que solo algunos guardias del grupo armado salían en sitios específicos, pero que ya no decían nada ni requisaban…Que lo único que había que  temer,  era a  los carros abandonados cargados con explosivos en la carretera,  y en el monte, a las minas Quiebra Patas…

Edward Belloum. 012.





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