miércoles, 18 de junio de 2014

ERICA (Reseña)



ERICA

Se llamaba Érica, era sorda,  algunos le decían la muda, y otros la mudita. Su familia era de Cartago Valle, y al igual que otras familias había llegado al bajo Putumayo motivada por la fiebre del “oro blanco”. Érica era una jovencita de aproximadamente 14  años cuando lo conocí como alumna de la escuela, cursaba el Grado 5°. Por su deficiencia de Sorda, los profesores para desarrollar materias de Ética o Religión que no estaban compendiadas en Cartillas, debían hacer un resumen de la clase y escribirla solo para ella en el tablero para que copiara los contenidos, y luego los desarrollara en casa, con la ayuda de su sobrina que también cursaba el quinto grado, la cual tenía 11 años.
Llegó un profesor nuevo,  el cual se mostraba desconcierto, porque Érica  no había contestado nada en el examen de Ética. Decía que él repartió las hojas con las preguntas, y al recibirlas: Blanco… No había contestado nada…El caso es que ella podía copiar las palabras del tablero, pero de muchas palabras no entendía el significado, por lo tanto, no entendía el sentido de las expresiones u oraciones  que copiaba. Su sobrina quien se había desarrollado con ella, hacía de intérprete de los significados,  y al tiempo se los explicaba con ciertas dificultades, y llegaban a acuerdos para que esta respondiera.
Érica dibujaba y pintaba bien, pero no podía expresar lo que sentía con palabras escritas, y esto lo sabían las profesoras…Una de ellas le explicó al profesor nuevo…que a ella se la debía evaluar como a estudiante especial…Y que  los exámenes con respuestas escritas, debía hacerlos con la ayuda de su sobrina. Visto de esta manera, Érica no hubiera pasado los años de la escolaridad, en esa escuela para estudiantes normales,  sin la ayuda de su sobrina.
La niña Érica era agradable y cordial, su piel era trigueña, de pelo rizado, 1.40 de estatura, de ojos brillantes, en conjunto bonita, de caminar elegante y buen cuerpo…En sus conversaciones, regularmente hacía notar que no se sentía bien en la vereda y que pronto volvería con su familia a Cartago…
Tenía cierta manera pícara de hacer gestos  cuando se refería a sus enamorados. Hacía entender que tenía más de tres en un sitio y otro, y que  eran unos papitos, altos, bonitos de cara, y con plata en el bolsillo.
Un cuento que contaba uno de sus familiares, era el que había protagonizado Érica, por  la confusión de un novio gemelo.
Resulta que un día ésta entra  a la casa de sus familiares, y encuentra a su novio en toques y habladurías de enamorados con la hermana de su cuñada, y  pega sus gritos guturales al cielo…Sus familiares, y el mismo novio le quisieron hacer entender que él no era el supuesto novio de ella,  sino el otro…Pero la joven no entendía, y se había puesto gritona y altanera con signos de agresión…Como no se le podía hacer entender la explicación que le daban sus familiares  sobre la confusión del supuesto novio, fue necesario que el gemelo fuera a traer a su hermano, y así presentarse juntos a la muchacha para que esta  entendiera… Mirando a los gemelos, juntos, Érica con cierta picardía, se muestra  más interesada por el otro gemelo novio de su familiar, que por su supuesto novio...Al tiempo, sus familiares tuvieron que hacerle entender, que el caso no daba para que ella mostrara  preferencias y elección, ante las claras  protestas de la joven…
Otro día, su cuñada va a buscar a Érica para decirle que su supuesto novio está en arrumacos con otra. Juntas van hacia el sitio a hacer el reclamo, y el joven le explica a su cuñada, que lo de él con Érica es un vacilón…Tres meses tardaron sus familiares en  hacerle entender, lo que significaba: Poner los cachos, y lo de tomar a alguien como vacilón.
Terminó el quinto grado y se matriculó a sexto…Alcanzó a asistir quince días a clases…Contaban,  que en las vacaciones de diciembre,  su madre la había dejado  en el  pueblo donde unas amigas, y que un joven vecino le había hecho el favor de embarazarla…Ahí terminó su tiempo en la escuela, luego se supo que había viajado para Cartago.
En la vereda, Junto con su familia asistía al culto de los pentecostales, por lo cual,  cuando se celebraba una misa en la escuela, salía corriendo horrorizada haciendo gestos despectivos a la cruz,  a la cual el grupo religioso la considera como símbolo de muerte.
Volvió a la vereda a los tres años con su hijo caminando,  y el cual no mostraba signos de sordera. Se acercó a saludar a la escuela, y en las conversas gestuales decía: que ella ya no pertenecía al grupo religioso… Y que ahora estaba interesada más en el baile y en la diversión, y daba claras muestras de  dominio y gracia en la ejecución de los bailes modernos, y especialmente en la Bachata. En la vereda hacían chistes: de que el hijo de Érica,  se parecía al uno y al otro…
Blogger: Edward Belloum. 012.

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