martes, 2 de diciembre de 2014

El Libro que Borges Abandono(cuento)



EL LIBRO QUE  BORGES ABANDONO


Pasando por la calle México en Buenos Aires, sentí ganas de entrar en la biblioteca. El aviso de horario en la puerta,  me decía que me sobraba tiempo para echar una ojeada.

Entré, y  me llamó la atención  la luz que entraba por las filas de ventanas ubicadas en lo alto de la edificación de arquitectura victoriana. Pude mirar por simple inspección, que había tres niveles definidos para la atención al público, y  que al comienzo de cada nivel había  módulos de información, atendidos por  empleados que vestían blusa de color gris.

Fui pasando por varios anaqueles, y terminé en el lado derecho del vestíbulo del primer nivel, y me sentí tentado a bajar por una escalera curva que llevaba hasta el sótano donde  estaban los  periódicos y  mapas. Pensé que podía echar un vistazo a los periódicos relacionados con la Guerra de las Malvinas, y  llegué a la planta baja. Noté que en el ambiente se respiraba algo de humedad, y que no había empleados o guías en ese lugar… Busqué por fecha los periódicos, y me ubique fácilmente en la época de los ochenta  entre los meses de  marzo y abril del 83. Saque los legajos, y  a simple vista aparecían imágenes de guerra con títulos que decían: Mercenarios  Angoleses en la guerra…Usaron Visores nocturnos…Colombia el Caín de Latinoamérica…y  otros…
En ese momento,  miré  un libro en el fondo del anaquel de donde había sacado los periódicos. Dejé los legajos sobre la mesa, y  traté de tomar el libro con una mano para ojearlo… me sorprendió su peso. Quise desistir, pero la curiosidad venció la duda,  y haciendo algún esfuerzo logré sacarlo del fondo y tomarlo en mis manos. Acto seguido, pasé a  examinarlo,  y confirmé que sería tal vez del siglo XIX, tenía encuadernación en tela, y en la portada  se leía: Hol…Wri… y abajo Bomba… al parecer en los espacios que presentaban borrones e inconsistencias hubo otras letras que no se distinguían…

Cuando leí la palabra bomba, creí que se trataba de un libro de física o química, u otro, y comencé a abrirlo con cuidado…  el libro despedía  olor a humedad, y tuve  temor a que se deshojara…aparecían signos de otra lengua,  y grabados.  Pensé  que se trataba de un libro de magia…: “En el ángulo superior de las páginas había números que señalaban de pronto la página, pero no coincidían en la secuencia, la página par con la impar.  “Digamos 40.514 aparecía en la par,  y en la impar, el 999. Sume las cifras entre sí y el resultado de la descomposición era: 5 y 9; y la suma y resta de las cantidades por descomposición también eran: 5. Supuse que había alguna coincidencia, o algo que ameritaba investigar. Volví  el libro por el dorso, y  se distinguían  ocho números. Con base a esto, se daba  otra coincidencia  con la cantidad de números  que aparecían en  las páginas, los cuales sumándolos  también daban ocho. Luego miré que en la parte baja había un pequeño dibujo, como el que llevan algunos  diccionarios: un ancla dibujada a la pluma, como por la torpe mano de un niño”.1

Fue entonces cuando cerré el libro buscando sentarme para mirarlo con más detenimiento, llegué  hasta la mesa,  y me senté…
Al volver abrirlo, miré un libro de hojas vacías, lo cerré nuevamente, y coloqué el libro sosteniéndolo extrañado con el lomo hacia arriba por unos segundos…
Pensé que alguien me quería jugar una broma. Luego de un momento, volví  a abrirlo nuevamente, y esta vez miré algunos grabados que ilustraban los viajes de un marinero y otros. Jugando al abrir y el cerrar… volví a cerrarlo nuevamente, y luego de unos segundos lo abrí, y a pesar de haber señalado la página donde aparecía el marinero, no la encontré, sino que en la página aparecía el grabado de una mujer con rasgos de una reina de la época victoriana… para mi viveza y oportunidad, me dije: Esto es espectacular o llamativo para tomar el pelo… y me imaginaba gastándoles bromas o adivinanzas a mis familiares…

 Comencé a mirar por los lados del sótano,  para ver si alguien me miraba,  Mi intención era guardar el libro y sacarlo de la biblioteca… y seguidamente,   ir al hotel para revisarlo  con  cuidado. El ejemplar entre mis manos, me parecía un libro raro…Mirando que nadie me veía, tomé el libro  y lo deslicé con rapidez  en el bolsillo interior del gabán donde calzó perfectamente, miré al disimulo, y no hacía bulto sospechoso; al tiempo,  tapaba el frente con los periódicos que tomé de la mesa, por si alguien me mirara. Estuve unos momentos más mirando los periódicos, los volví al lugar, subí la escalera mostrando despreocupación…al rato, y de la misma manera despreocupada salí de la biblioteca.

En el camino al hotel, miré varias veces hacia atrás, disimuladamente,  para ver si alguien me seguía…No miré nada.
Cuando llegué, fui directamente a la habitación y me dispuse cómodamente  a mirar nuevamente el libro. No conocía mucho de libros, pero sabía que el ejemplar que tenía en mis manos era raro y desde ya me metía en un mundo de paradojas, misterios y situaciones extrañas…en ese momento era como si tuviera en mis manos la lámpara maravillosa, o algo parecido.

Lo abrí nuevamente tratando de buscar un índice o un final, y no pude encontrarlos, aparecían hojas y hojas de grabados que me remitían a otros. En el principio y en el final,  aparecían,  ahora formas de animales como dragones y serpientes que se comían la cola, luego un árbol en medio de un bosque y una pareja de humanos que se escondían con vergüenza detrás de los matorrales, pero no había descripciones…Quería seguir a la página siguiente, y no me permitía… tenía que esperar largos momentos hasta que me permitía abrirlo nuevamente. Pensé que el libro era un problema, porque no se prestaba para seguir un tema determinado…Me incorporé dejándolo en un estante de la habitación, y salí del hotel con la intención de almorzar,  y luego ir a algunos lugares de la ciudad que me faltaban por visitar.

Regresé al hotel al anochecer, luego de pasar por la habitación mirando el libro, y lo demás…y comprobando que no había novedad, me metí al baño. Más tarde,  salí al restaurante a tomar algo caliente. Regresé a la habitación, y cómodo, encendí la televisión, tomé nuevamente el libro, y me metí en la cama. Noté que el programa hablaba de un hallazgo hecho en unas cuevas en el Medio Oriente años atrás, sobre unos pergaminos relacionados con el Nuevo Testamento…
 Con el libro en la mano, y cuando imaginé la situación y la palabra pergaminos, el libro se abrió solo…me quedé pensando, y  traté de comprender, que tal vez  el libro funcionaba o respondía al pensamiento, o a las ideas que se  tuviere el lector en un momento determinado.
Miré las páginas donde el libro se había abierto, y pude ver claramente escenas de lo que supuse  eran guerras y conflictos de Roma en el periodo de los Césares...  Las páginas pasaban solas, y a manera de película me iban mostrando diversos contenidos, era como hacer un viaje en el tiempo y mirar desde la barrera,  hechos y sucesos de primera mano y sin falsas interpretaciones…el tiempo pasó… Desperté con el toque en la puerta, y una voz que decía servicio  de aseo…
Eran las 10 de la mañana del día siguiente. Noté que el libro estaba cerrado, y  tirado en el piso, y la televisión encendida.

Me levanté, guarde el libro entre la valija de mano, di lugar para que retiraran los tendidos de cama, y me metí al baño. Recordé que debía confirmar mi pasaje de regreso a las 4 P.M. Y tenía solo el tiempo preciso para comprar algunos detalles de viaje, almorzar y luego dirigirme al aeropuerto.

En la tranquilidad del avión, comencé a rememorar las historias que me mostraba el libro, y a confrontarlas…al tiempo que tenía claridad sobre algunos hechos, el futuro se me presentaba  confuso e incierto…No sabía si creer o no creer en las imágenes que había visto en el libro, pero todo me parecía lógico y acertado.

De las cosas más triviales, pude ver en las imágenes que me mostraba  el libro, que mi esposa salía con otro hombre, de lo cual ya tenía algunos indicios, pero no había querido prestar importancia. Pero las páginas del libro me confirmaban los detalles que no sabía o que no encajaban en la situación. De seguro que cuando llegara, pediría algunas explicaciones, y sabía que cuando lo hiciera,  mi matrimonio acabaría.

En cuanto a datos históricos pude ver que el cristianismo se inventó la historia de un nuevo dios, como también sobre el hecho de las divisiones de grupos motivadas por distintas posiciones e interpretaciones sobre el sentido de las enseñanzas…Otros indicios, mostraban a Jesús no como dios sino como profeta o enviado, enseñando el camino de regreso al paraíso…No hubo tal muerte ni resurrección de Jesús, a quién tomaron preso fue a uno de los apóstoles llamado Juan que tenía un cierto parecido con Jesús, y a este fue al que crucificaron… y para defender al maestro todos se esforzaron por mostrar la farsa en conformidad…Y entre otros, los apóstoles no fueron doce, sino que recibían tal nombre, a quienes invitaban a recibir las enseñanzas, y preparaban a la gente para éstas,  que por cierto eran distintos y numerosos en relación a cada pueblo que visitaban…Por lo cual, hubo muchos Pedros, Juanes, Santiagos y otros.

El libro era mágico, no sé qué  haré con él…Lo cierto es que renunciaré a mi cargo de representación en el gobierno por los sucesos que se avecinan, en los cuales el presidente, y toda la mesa de gobierno quedará en entredicho por el asesinato de los jueces…Se inventarán la disculpa de un posible Golpe para despistar a los incautos… Sin matrimonio y sin cargo, partiré fuera del país, y buscaré vivir de las inversiones que tengo en el extranjero…

Efectivamente…a mí llegada se suscitaron ciertas discusiones que terminaron con la separación…Vinieron algunos puntos y  acuerdos, y a los cinco días estaba preparando los pormenores de mi viaje.
Busque el libro entre mis cosas para guardarlo en las valijas, y no apareció…
Preguntando a la encargada del servicio,  me dijo: Que la señora había regalado algunas cosas viejas que había encontrado en la habitación, al reciclaje…

Notas:

1.- Borges. Libro de Arena. El subrayado es nuestro.
-Cuento basado en el Libro de Arena del mismo Autor…

Edward Belloum. 014.

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