LA DISTRIBUCIÓN
La
venta de cueros y similares era negocio
bueno por aquellos días, finales de los años 70, a pesar de la competencia. En toda la cuadra
de lado y lado y hasta al voltear, se vendía de lo mismo. Entre los
comerciantes como en cualquier lugar existen sus reservas y sus competencias.
Existen los comerciantes que tienen el carácter de mayoristas, otros de medio nivel, y también pequeños. El suscrito estaba dentro
de los medianos del sector, pero con
buenas proyecciones de expansión…
Cierto
día, estaciona un automóvil frente al
negocio, y se baja de él una pareja de personas de buen aspecto y figura. El, vestido
con una camisa azul de buena marca y corbata, pantalón claro y zapatos cafés; lucía
en su muñeca un reloj de Marca, y un
anillo de oro con esmeralda en el dedo anular derecho…Se presentó con el nombre
Carlos Zapata; y ella, una hermosa y
respetable dama, elegante y de buenos modales , ataviada de joyas que la hacían
lucir más bella y distinguida, y que por la forma que hablaba hacía pensar que
sabía tanto del ramo de los cueros como don Carlos, hacían entender que
trabajaban en “llave”, sin mostrar que
eran pareja, o que ella era secretaria.
Doña
Ángela y don Carlos, eran los nombres
con los que conocí a aquella pareja de vendedores, o representantes de una gran
empresa distribuidora de cueros y materiales para calzado radicada en la ciudad de Cúcuta. Desde el momento que
llegaron elogiaron mi negocio y mi trabajo diciéndome que mis referencias
con la empresa eran muy buenas, y que
por eso habían decidido darme la Distribución de los cueros y el resto de
materiales incluido el Nuevo Pegante.
Por
todo lo que dijeron de mí y de mi negocio, me sentí realmente halagado, me sentía importante
dentro de la línea, y más, cuando de
manera Directa me ofrecieron la
distribución.
Además, para comprobar que lo que ellos decían era
verdad, me hicieron hablar por teléfono con el gerente de la empresa en Cúcuta,
el cual, a través del teléfono me felicitó, y me dijo que habiendo estudiado la cuantía de
mis créditos, y otros, con las empresas
distribuidoras, ellos de manera personal me habían escogido a mí para ser el
distribuidor de su marca en Cartago.
Asimismo,
el gerente me recomendó: tener absoluta reserva con el ofrecimiento de la
distribución, hasta ultimar los detalles y los trámites relacionados con la
documentación y otros… por aquello de los celos comerciales. Que esperara el primer despacho de los productos, y que ellos harían llegar la publicidad
correspondiente con: letrero, agendas,
papelería, y otros.
Lo
mismo me recomendaron la pareja de vendedores, tener reserva absoluta hasta el
recibir el primer despacho de los productos, y me dejaron ese mismo día: un
lapicero, dos agendas, y un bolso con la marca representativa de la empresa.
Ante tanta belleza, me sentía realmente emocionado, y para compensar tanta
galantería y reconocimiento, me permití
invitar a almorzar a la pareja, a lo cual ellos respondieron que no me
molestara, porque sus compromisos no lo permitían, y que tal invitación de
pronto sería posible en los próximos días, ya que a ellos les tocaba trabajar
la zona suroccidental, y que tenían el tiempo medido y contado para la presente
correría.
Terminando
la visita, me dijeron que la empresa que
ellos representaban, tenían la distribución de otros productos que yo vendía, y
que aprovechara para hacer el pedido de los mismos o de lo que me faltara, y
que haciendo cuentas en relación con el precio de otros distribuidores, ellos
los tenían más baratos, y que por tratarse de mí, me darían plazos más largos
para pagar, además de descuentos especiales. ¡Mamá Mía! Si esas eran las condiciones…ni pensarlo dos veces… Terminé haciendo un pedido
grande de productos.
Doña
Ángela y don Carlos, aparecieron por el
negocio un día martes si mal no recuerdo, pasaron nuevamente el miércoles, y me
dejaron unos llaveros y almanaques propios de la empresa.
El
jueves muy por la mañana, apareció don
Carlos, y le entregó a mi esposa un ramo de flores y unos dulces para los
niños. A mí me dejó una fina billetera con la marca de la Empresa. En horas de
la tarde se acercó nuevamente don Carlos al negocio, y me dijo que le hiciera
el favor de guardarle una plata y unas joyas, al principio me quise negar, pero
mirando los favores del señor, le dije que con mucho gusto. Él dijo que el
motivo de encargar los valores era porque no podía dejarlos en el carro o en el
hotel. (Al otro día por curiosidad, decidimos examinar las joyas y la cuantía
del dinero, por si las moscas, y para
aquellos tiempos de los años Sesenta, era una pequeña fortuna o plante:
Quinientos mil en dinero, y
aproximadamente lo mismo tasamos en las joyas). Le recibí el encargo y le
agradecí por la confianza. Él me dijo, que si yo necesitaba algo del dinero para
alguna necesidad, que lo tomara de allí, que total conmigo no había ningún
problema…Yo le dije, que cómo me iba a
creer hacer tamaña indelicadeza, pero dentro de mí ya estaba haciendo planes con el bendito y
rápido préstamo.
El
día viernes por la tarde se apareció don Carlos, y en el auto se veían otras
personas, mujeres muy elegantes, pero no se bajaron. Él me saludo muy
cordialmente, y luego me entregó una botella de aguardiente Cristal como
presente, lo cual para los catadores de
buen trago era como un tesoro… Lo cierto es que con la plata de don Carlos
había trabajado toda la semana, pero como era un tiempo de ventas, la plata del
señor la tenía completica y a la orden, y me sobraba…para otros gastos. Le dije
que si iba a llevar el encargo, y me dijo que lo guardara unos días más…Muy
cortésmente se despidió de todos, y me dijo que la remisión de la mercancía
estaría en mis manos a más tardar el jueves de la semana próxima. Dentro de mí, no
hacía más que agradecer a don Carlos por los favores que me había hecho, y
dormía muy ansioso con la distribución de los mismos productos, por lo cual en
el curso de la semana ya había ampliado y acondicionado el espacio del almacén
y la bodega para recibir el pedido.
Amaneció
el sábado, y como siempre era un día de
buena venta, por lo cual algunos de los productos
se comenzaron a agotar.
El lunes era como día de Mercado, este día
salían todos los pequeños fabricantes de calzado de pueblos pequeños y veredas a proveerse de materiales…
Como en eso de las dos de la tarde se
aparece don Carlos, me saluda como siempre muy cortés preguntándome por todos…
Y me dice que le entregue el encargo… y que efectivamente, y según confirmación
de la empresa, el pedido junto con la distribución y los otros llegaría el
jueves, y me comunicó con la empresa para confirmar...
De
allá me confirmaron el pedido, y me dijeron que el mismo lo habían despachado ese
mismo día en horas de la mañana, y que el pedido estaría en Cartago el jueves a
más tardar porque los camiones tendrían que dejar parte en Cali… y que me
felicitaban…todo en palabras del gerente
general…Al escuchar la noticia sobre el despacho de los productos, no sabía
dónde bailar, pero me contuve…Don Carlos me dijo que lo disculpara un momento,
y fue hasta el auto, y volvió trayendo unas cajas que me las entregó, diciendo que esas eran algunas muestras de
los productos…Imagínese, en ese tiempo el valor de esas muestras pasaría de los
10.000, y que el señor me las dejaba sin
ningún compromiso…Luego se despidió deseándome que tuviera una buena tarde. Al
instante miré las cajas de las muestras y las arreglé en los estantes de una
manera alegre y tranquila, y al rato, se
comenzaron a vender…
Luego,
me metí a la bodega a saltar de alegría, y a soñar
llenando los estantes con toda la mercancía que vendría, además de ser el
distribuidor exclusivo del próximo pegante…Por doquier respiraba solo alegría.
Serían como la 5.30 de la tarde cuando don Carlos se aparece nuevamente por el
negocio y me dice de cerca… (Ahí fue donde le percibí un pequeño tufo a licor),
que tiene un compromiso con las damas
que estaban en el auto, y que si no tenía unos 300.000 que le prestara hasta el
día siguiente…Yo tenía la plata a mano, y cómo le iba a negar algo al hombre
que me había hecho tantos regalos y favores, y que gracias a él tendría la
mercancía y la distribución… y le dije que con gusto. Fui hasta la caja, y como
tenía el dinero organizado por fajos para la consignación se los entregué
diciéndole que contara, él me dijo que no había necesidad, y entregó a los niños que estaban en ese momento
en el almacén unos dulces sorpresa…
Ese
hombre era un sinnúmero de detalles, sabía engordarle a uno el ego, justo en el punto de la debilidad… Lo vi mover
el auto, y luego paró, y una de sus acompañantes me entregó una lujosa papelera
de cuero con agenda y calculadora, encantado le dije que gracias, y desde el
asiento se despedía, y las damas me regalaban también su sonrisa…Lindas y
distinguidas mujeres…
Ese
día fue el último que vi a la pareja de vendedores, y me quedé esperando la
mercancía y la distribución… “…con posibilidades de expansión, con una clara
expectativa de distribución, con la introducción de un nuevo pegante al mercado,
con enormes ventajas en cuanto a su
precio y calidad…” Esos fueron los sueños…
Raro,
ni siquiera la más mínima maldición, o
palabra soez he sido capaz de lanzarles
a los supuestos Vendedores… (Ni siquiera en sueños o cuando estoy bejuco…) Pensaba
que eso se llamaba trabajar con delicadeza;
y hasta admiración y respeto he guardado por aquellos… quienes en mis cincuenta
años de trabajo honrado, me llevaron a las nubes de la plenitud económica y el
reconocimiento de mis virtudes…
Ese
fue un lunes, llegó el jueves, el viernes… y el pedido nunca llegó. Marqué el teléfono a
Cúcuta, y sonaba suspendido…Pensé que era el único que había sido trabajado, pero no, el
distinguido señor y sus acompañantes, nos habían trabajado a todos en el sector.
Con
el paso de los días, se comenzaron a escuchar las conversaciones de mis amigos
y competidores, y por sus comentarios se fueron conociendo el resto de las verdades. El tumbe había sido
proporcional…A los más grandes el tumbe había sido mayor… Con los otros, los
respetables señores se habían mostrado igual de corteses y detallistas… les habían ofrecido lo mismo en
proporción, y regalado cosas similares…
Mostraban
sus regalos con cierta sonrisa enmarcada en un sentimiento…Qué sé yo… Entre un
gesto de conformismo…Como aceptando el tumbe, por ambiciosos y confiados…
Blog: Edward Belloum.014.
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