lunes, 29 de diciembre de 2014

LA DISTRIBUCIÓN (Relato)


LA DISTRIBUCIÓN


La venta de cueros y similares era  negocio bueno por aquellos días, finales de los años 70,  a pesar de la competencia. En toda la cuadra de lado y lado y hasta al voltear, se vendía de lo mismo. Entre los comerciantes como en cualquier lugar existen sus reservas y sus competencias. Existen los comerciantes que tienen el carácter de mayoristas,  otros de medio nivel,  y también pequeños. El suscrito estaba dentro de los medianos  del sector, pero con buenas proyecciones de expansión…
Cierto día,  estaciona un automóvil frente al negocio, y se baja de él una pareja de personas de buen aspecto y figura. El, vestido con una camisa azul de buena marca y corbata, pantalón claro y zapatos cafés; lucía en su muñeca un reloj de Marca,  y un anillo de oro con esmeralda en el dedo anular derecho…Se presentó con el nombre Carlos Zapata; y  ella, una hermosa y respetable dama, elegante y de buenos modales , ataviada de joyas que la hacían lucir más bella y distinguida, y que por la forma que hablaba hacía pensar que sabía tanto del ramo de los cueros como don Carlos, hacían entender que trabajaban en “llave”, sin mostrar  que eran pareja, o que ella era secretaria.
Doña Ángela y don Carlos,  eran los nombres con los que conocí a aquella pareja de vendedores, o representantes de una gran empresa distribuidora de cueros y materiales para calzado radicada en  la ciudad de Cúcuta. Desde el momento que llegaron elogiaron mi negocio y mi trabajo diciéndome que mis referencias con  la empresa eran muy buenas, y que por eso habían decidido darme la Distribución de los cueros y el resto de materiales incluido el Nuevo Pegante.
Por todo lo que dijeron de mí y de mi negocio, me sentí  realmente halagado, me sentía importante dentro de la línea, y  más, cuando de manera Directa  me ofrecieron la distribución.
 Además,  para comprobar que lo que ellos decían era verdad, me hicieron hablar por teléfono con el gerente de la empresa en Cúcuta, el cual, a través del teléfono me felicitó,  y me dijo que habiendo estudiado la cuantía de mis créditos, y otros,  con las empresas distribuidoras, ellos de manera personal me habían escogido a mí para ser el distribuidor de su marca en Cartago.
Asimismo, el gerente me recomendó: tener absoluta reserva con el ofrecimiento de la distribución, hasta ultimar los detalles y los trámites relacionados con la documentación y otros… por aquello de los celos comerciales. Que esperara  el primer despacho de los  productos, y  que ellos harían llegar la publicidad correspondiente con: letrero, agendas,  papelería, y otros.
Lo mismo me recomendaron la pareja de vendedores, tener reserva absoluta hasta el recibir el primer despacho de los productos, y me dejaron ese mismo día: un lapicero, dos agendas, y un bolso con la marca representativa de la empresa. Ante tanta belleza, me sentía realmente emocionado, y para compensar tanta galantería y reconocimiento, me permití  invitar a almorzar a la pareja, a lo cual ellos respondieron que no me molestara, porque sus compromisos no lo permitían, y que tal invitación de pronto sería posible en los próximos días, ya que a ellos les tocaba trabajar la zona suroccidental, y que tenían el tiempo medido y contado para la presente correría.
Terminando la visita,  me dijeron que la empresa que ellos representaban, tenían la distribución de otros productos que yo vendía, y que aprovechara para hacer el pedido de los mismos o de lo que me faltara, y que haciendo cuentas en relación con el precio de otros distribuidores, ellos los tenían más baratos, y que por tratarse de mí, me darían plazos más largos para pagar, además de descuentos especiales. ¡Mamá Mía!  Si esas eran las condiciones…ni  pensarlo dos veces… Terminé haciendo un pedido grande de productos.
Doña Ángela y don Carlos,  aparecieron por el negocio un día martes si mal no recuerdo, pasaron nuevamente el miércoles, y me dejaron unos llaveros y almanaques propios de la empresa.
El jueves muy por la mañana,  apareció don Carlos, y le entregó a mi esposa un ramo de flores y unos dulces para los niños. A mí me dejó una fina billetera con la marca de la Empresa. En horas de la tarde se acercó nuevamente don Carlos al negocio, y me dijo que le hiciera el favor de guardarle una plata y unas joyas, al principio me quise negar, pero mirando los favores del señor, le dije que con mucho gusto. Él dijo que el motivo de encargar los valores era porque no podía dejarlos en el carro o en el hotel. (Al otro día por curiosidad, decidimos examinar las joyas y la cuantía del dinero, por si las moscas,  y para aquellos tiempos de los años Sesenta, era una pequeña fortuna o plante: Quinientos  mil en dinero, y aproximadamente lo mismo tasamos en las joyas). Le recibí el encargo y le agradecí por la confianza. Él me dijo,  que si yo necesitaba algo del dinero para alguna necesidad, que lo tomara de allí, que total conmigo no había ningún problema…Yo le dije,  que cómo me iba a creer hacer tamaña indelicadeza, pero dentro de mí ya  estaba haciendo planes con el bendito y rápido préstamo.
El día viernes por la tarde se apareció don Carlos, y en el auto se veían otras personas, mujeres muy elegantes, pero no se bajaron. Él me saludo muy cordialmente, y luego me entregó una botella de aguardiente Cristal como presente,  lo cual para los catadores de buen trago era como un tesoro… Lo cierto es que con la plata de don Carlos había trabajado toda la semana, pero como era un tiempo de ventas, la plata del señor la tenía completica y a la orden, y me sobraba…para otros gastos. Le dije que si iba a llevar el encargo, y me dijo que lo guardara unos días más…Muy cortésmente se despidió de todos, y me dijo que la remisión de la mercancía estaría en mis manos a más tardar el  jueves de la semana próxima. Dentro de mí, no hacía más que agradecer a don Carlos por los favores que me había hecho, y dormía muy ansioso con la distribución de los mismos productos, por lo cual en el curso de la semana ya había ampliado y acondicionado el espacio del almacén y la bodega para recibir el pedido.
Amaneció el sábado,  y como siempre era un día de buena venta, por lo cual algunos  de los productos se comenzaron a agotar.
 El lunes era como día de Mercado, este día salían todos los pequeños fabricantes de calzado de pueblos  pequeños y veredas a proveerse de materiales… Como en eso de las dos  de la tarde se aparece don Carlos, me saluda como siempre muy cortés preguntándome por todos… Y me dice que le entregue el encargo… y que efectivamente, y según confirmación de la empresa, el pedido junto con la distribución y los otros llegaría el jueves, y me comunicó con la empresa para confirmar...
De allá me confirmaron el pedido, y me dijeron que el mismo lo habían despachado ese mismo día en horas de la mañana, y que el pedido estaría en Cartago el jueves a más tardar porque los camiones tendrían que dejar parte en Cali… y que me felicitaban…todo en palabras  del gerente general…Al escuchar la noticia sobre el despacho de los productos, no sabía dónde bailar, pero me contuve…Don Carlos me dijo que lo disculpara un momento, y fue hasta el auto, y volvió trayendo unas cajas que me las entregó,  diciendo que esas eran algunas muestras de los productos…Imagínese, en ese tiempo el valor de esas muestras pasaría de los 10.000, y  que el señor me las dejaba sin ningún compromiso…Luego se despidió deseándome que tuviera una buena tarde. Al instante miré las cajas de las muestras y las arreglé en los estantes de una manera alegre y  tranquila, y al rato, se comenzaron a vender…
Luego,  me metí a  la bodega a saltar de alegría, y a soñar llenando los estantes con toda la mercancía que vendría, además de ser el distribuidor exclusivo del próximo pegante…Por doquier respiraba solo alegría. Serían como la 5.30 de la tarde cuando don Carlos se aparece nuevamente por el negocio y me dice de cerca… (Ahí fue donde le percibí un pequeño tufo a licor),  que tiene un compromiso con las damas que estaban en el auto, y que si no tenía unos 300.000 que le prestara hasta el día siguiente…Yo tenía la plata a mano, y cómo le iba a negar algo al hombre que me había hecho tantos regalos y favores, y que gracias a él tendría la mercancía y la distribución… y le dije que con gusto. Fui hasta la caja, y como tenía el dinero organizado por fajos para la consignación se los entregué diciéndole que contara, él me dijo que no había necesidad, y  entregó a los niños que estaban en ese momento en el almacén unos dulces sorpresa…
Ese hombre era un sinnúmero de detalles, sabía engordarle a uno el ego,  justo en el punto de la debilidad… Lo vi mover el auto, y luego paró, y una de sus acompañantes me entregó una lujosa papelera de cuero con agenda y calculadora, encantado le dije que gracias, y desde el asiento se despedía, y las damas me regalaban también su sonrisa…Lindas y distinguidas mujeres…
Ese día fue el último que vi a la pareja de vendedores, y me quedé esperando la mercancía y la distribución… “…con posibilidades de expansión, con una clara expectativa de distribución, con la introducción de un nuevo pegante al mercado, con enormes ventajas  en cuanto a su precio y calidad…” Esos fueron los sueños…
Raro,  ni siquiera la más mínima maldición, o palabra soez  he sido capaz de lanzarles a los supuestos Vendedores… (Ni siquiera en sueños o cuando estoy bejuco…) Pensaba que eso se llamaba trabajar  con delicadeza; y hasta admiración y respeto he guardado por aquellos… quienes en mis cincuenta años de trabajo honrado, me llevaron a las nubes de la plenitud económica y el reconocimiento de mis virtudes…
Ese fue un lunes, llegó el jueves, el viernes… y  el pedido nunca llegó. Marqué el teléfono a Cúcuta, y sonaba suspendido…Pensé que era el único  que había sido trabajado, pero no, el distinguido señor y sus acompañantes, nos habían trabajado a todos  en el sector.
Con el paso de los días, se comenzaron a escuchar las conversaciones de mis amigos y competidores, y por sus comentarios se fueron conociendo el resto de  las verdades. El tumbe había sido proporcional…A los más grandes el tumbe había sido mayor… Con los otros, los respetables señores se habían mostrado igual de corteses y  detallistas… les habían ofrecido lo mismo en proporción,  y  regalado cosas similares…
Mostraban sus regalos con cierta sonrisa enmarcada en un sentimiento…Qué sé yo… Entre un gesto de conformismo…Como aceptando el tumbe, por ambiciosos y confiados…
Blog: Edward Belloum.014.


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