LA RULETA
Dijo que saldría conmigo, si acaso fuera alguien importante dentro
de la gallada, que tuviera moto, carro, o billete para un parche…Esa era la jeva Juana, la hembra más deseada del
vecindario.
Ella me tramaba… Les tramaba a todos, pero solo salía con los propios, con gente que mostrara billullo. Muchas veces
cuando la invité de parche, me dijo que no salía con cualquiera, sino de
alguien calidoso de bolsillo.
No era
que estuviera llevado, pero el deseo de tenerla y poseerla era
grande, al punto que sentía celos de los pretendientes que se acercaban a
su cueva, de aquellos que se la llevaban de parche, o se acercaban a tirar
caspa a su tapuer.
En la vecindad había una ley, no permitir a manes de otras estancias
tener cruces con las jevas del
barrio. Y esto lo sabían todas, pero
Juana nos frenteaba y nos escupía que ella no era paquete de nadie, y que
no nos temía, que para morir nunca
es tarde…La hembra nos retaba. En el barrio todos cumplían la ley, nadie se
escapaba o hacía conejo, todos
hacían o recibían las advertencias, y
los cobros cayetanos … Nadie estaba sobre nosotros, menos aceptar
que Juana se saliera del redil… Pero nadie se atrevía a causar daño a la
braem.
Una noche reunidos en gallada, luego de haber
agotado en Parla los puntos del camelle,
como: Gramaje, distribución,
flechas de los ganes, próximas
amenazas…entre otros; salió a bocadillo el nombre de Juana, y propusieron jugarla a la Ruleta…
Consistía en que el señalado por la botella,
debería acercarse a la braem para conquistarla, amansarla y domesticarla…llevarla a un
lugar donde la gallada estuviera reunida…Y luego todos gozarían de ella. El
acuerdo se hizo, y todos dijeron que sí.
El elegido dispondría recursos
del grupo, para alquiler de
una moto, y lana para invitar a la
zorra a diversión y refine…Cinco
días era el plazo, y el paciente debería mostrar los resultados… Caso
contrario, devolver los dineros gastados…Todos sabían que la
zorra no estaba mirando pinta ni belleza, y que lo único que la movía era
el billete…
La botella giró dos veces y un poco más…En mis
adentros cruzaba dedos para que la botella no me señalara, pero esta
terminó apuntándome...
Al día siguiente, comencé el teatrín, tipo 3 de
la tarde me aparecí por su haus con brillante nave 250, pité tres veces y
nadie salió, por lo cual me acerqué a la casa y pregunté por la jermu.
Cuando me vio, me preguntó fría que qué buscaba, pero cuando reparó en la
moto, dijo: ¡Jujuy! Conque de estrene mijo…Yo le respondí: toda suya mi
jeva, mostrando al tiempo un pequeño fajo de billetes… He venido a
invitarla a dar un recorrido, y a tomar algo…la zorra no dudó. Enseguida salgo, dijo.
En los siguientes minutos volábamos por
autopistas y avenidas, la sensación de velocidad, la grata compañía, el
olor de la jermu, la brisa de la tarde pasando nuestros cuerpos…
transporte al infinito papá…Me
sentía bien con la braem, pero lo cruel era que tenía que cumplir el trato,
o atenerme a los reclamos y sentencias…
Pasamos por la tienda, y surtimos la lonchera…Pronto estábamos de eleve, comencé a analizar a
la hembra, y detrás de aquella altanera y sobrada que había conocido,
aparecía la Juana, una hembra dada al rebusque, de nuestro mundo y de iguales necesidades…Y bella,
sexi, completa, seductora.
Paramos en una heladería, y
tomamos unas amargas, a ella le dio por bailar y yo la seguí en los
movimientos…la braem era todo un
collar, y en ese momento me sentí inspirado y le dije: Juana usted es la
propia.
Juana se colgó de mi cuello, y al son de la
música me dijo: Papi tú también estás bien, y entre movimiento y son nos
fuimos pegando hasta quedar unidos, respirábamos agite juntos, nuestros
olores parecían uno solo.
Pasaron los minutos y sentíamos que éramos uno
para otro… Rumba, besos y abrazos…estaba caliente hasta el interior de la
médula.
Le propuse salir y dar una vuelta por los
cerros para mirar el atardecer…
Transportados por el viento, llegamos al punto más alto, a un lugar
desierto y apartado… y toda la sed de
amor escurriendo entre nuestros en
el atardecer…Ella dijo que quería dar fuego a otro tal… Y así, perdidos
entre el humo, volamos en lejanías, y a pocos fui escarbando y entrando
en su cuerpo, llegando a explotar juntos como balas
gemelas en lo alto de los cerros…
Mil cruces pasaban acelerados por mi mente…la jeba me
gustaba a lo bien, y lo Vietnam que
se portaba con guelmi, además de
goce, me había hecho sentir que no
estaba solano, y que si nada pasaba podría responsabilizarme con ella…Pero
era preciso entregarla, no tenía el plante
para pagar los gastos, además
alguno me buscaría tropel, o podría tomar bronca contra mí, si fallaba en la entrega.
Ya era tarde, y decidimos bajar, nos dimos otro toque, los últimos arrumes… y luego la moto
descendía colgada de la brisa. Las luces del alumbrado nos colmaban de
reflejos fugaces, mi pericia con las motos era larga, era un experto…Conductor
preciado en ganes, trabajos y
contratos.
Llegando a casa, me dijo que la buscara al día
siguiente en horas de la tarde para
charlar…Nos despedimos como eternos enamorados, con besos, tomadas de la
mano y sonrisas…
Encendí la moto y volé al refugio, algo había
por hacer… Un cumplido…Había que recoger una merca y llevarla a los barrios
del norte. En el trayecto mil ideas pasaban raspando…Llegué puntual, el
Ronco me esperaba, Duvan supervisaba la entrega…había que recoger medio
paquete. Al rato, el Ronco estaba a mi espalda en la moto, y pensando en
Juana, y cómo me iba a abrir del
bulto, cruzamos por la ciudad…
Cerca al aeropuerto divisamos al Nissan Rojo, y
con las precauciones y señas del
caso entregamos, y recibimos lo acordado.
Volvimos al refugio… Duvan coordinaba el resto
de entregas… Los fines de semana eran días de negocio, y a cada repique de
pedido acordaban precio y cantidad, y las palomas volaban a la
entrega.
Era sábado, al mediodía acostumbrábamos comer en el refugio, luego del lonche Duvan puntualizaba sobre los planes siguientes, y allí salió
en cuento de Juana, y dijo: -a más tardar recibo la entrega el lunes en la
noche…Repliqué que el trato era de cinco días. Dijo que el lunes era
festivo, y que se había organizado una reunión por el cumpleaños de Dany, y
que así se mataban dos trastes de un tiro…Entró el Celina y me miró con
ojos inquisidores, y dijo: -Tóquese papá, el lunes por la
noche comemos gallina, a lo bien…Sí, o No…
Agregó Duvan: -Quiero el coctel de la alegría
para esa noche…retire el dinero con Termo…Usted trae a la hembra con motivo
de la fiesta, habremos 12 con ustedes, mitad manes, y mitad jibaras, para
que la hembra no se maree…Todo está planeado, y el plato mayor se servirá a
una de mis señales…
Todo estaba dicho…Yo había camellado en
varios y griles y por eso me daban
la chamba de preparar el agua de la alegría. Esta era una mezcla de un
Raspa que se conseguía en San Andresito, con champaña, vodka y limón…La mezcla funcionaba a lo
bien, y la gente pasaba un buen rato.
Mi turno de paloma iba de 2 a 5, terminando fui
a buscar a la braem, cuando llegué a su casa, había estado lista y a la
espera… Salió, y lucía unas mechas
verdes apretadas que resaltaban su figura…Entre mí, estaba casi desleído, lelo por la
aparición… Gozaba con el visaje de
la hembra, que hasta me creía
premiado, y en mi interior sin mostrar derrite, agradecía a la vida por aquel
momento…Le dije que montara, y al
momento, cruzábamos calles y
avenidas.
Nos fuimos de cine a ver la Loca Tijeras…en las
butacas estábamos más que unidos comiendo y salpicando las golosinas que
habíamos comprado. Afuera nos habíamos metido un tal, y estábamos más que calibrados…
Sentíamos en la boca el sabor amargo que dejan los cigarros, y entre besos y
caricias excitábamos nuestras intimidades…La hembra sabía cómo hacerlo, y
yo no desperdiciaba oportunidad. La cinta rodaba, y entre espasmos contenidos
llegábamos casi al final, y parábamos.
Entre las escenas de la película tuve ganas de
confesarle la verdad, pero me contuve, sabía que todo lo que hiciera o
dijera para desbaratar el trato era
inútil e innecesario… Mirando las tijeras en la mano de Rosario tuve una
idea: el agua de la alegría llevaría un mortis, y esa era la única
salida...
Había volteado por todo lado, y no había
encontrado solución…Esa noche, luego de una rumba terminamos en mi cuarto…Muy de madrugada la llevé a su
casa, y le pasé unos pesos para el
refine, además de algo para la cabeza. Despidiéndola le dije, que al mediodía la buscaba para irnos de
piscina…
En la piscina, el agua resbalaba por su cuerpo
en olas de ternura, jugamos y nos divertimos a lo bien, hasta cuando ella
se saludó con un gordo que apareció como una rana croando cerca de
nosotros…Ella se apartó, y salió de
la piscina, y el gordo la siguió…
Yo daba varias brazadas mirando disimuladamente
hacia donde iban… por su forma de conversar se mostraban conocidos.
Al rato apareció vestida, y me dijo que la llamara
más tarde porque tenía que hacer una vuelta con el mán… y se fue. Quedé
dentro de la piscina como el ternero buscando entre los espacios que
quedaban libres un hueco para hundirme…La ira no cabía en mi cuerpo, en mi
cabeza ya les había disparado a los dos por varias veces, soplaba y me
apartaba satisfecho…
No tenía ganas de llamarla, pero era obligación
hacerlo para concretarla para el día siguiente por la entrega…
Maqué a las nueve de la noche a su teléfono
repetidamente, y nadie contestaba,
dejé pasar un tiempo, y luego de repetidos intentos me contestó a las diez
y media…
Sin más, le dije que si pasaba por ella a las
ocho del día siguiente por aquello de la fiesta que le había
comentado…Entonces Preguntó: Que qué me pasaba, que por qué tanta sequedad. Le contesté que había pescado un resfrío
en la piscina y que me sentía algo indispuesto…Le volví a preguntar, que si
pasaba a las ocho, y ella, con burla me insinuó que si estaba celoso, y
luego de otras palabras, dijo que
pasara a la hora convenida.
A última hora se cambió el lugar de la fiesta,
y ahora sería en la casa de Saúl,
por considerarla reservada y cimentada en sitio de tranquilandia. A las
siete llevé la bebida preparada, la cual dejé metida en hielo sellada
debidamente para evitar que alguien pudiera beber antes de tiempo, y por si
las moscas dejé dos botellas de la misma
bebida pero sana en la
nevera, previendo que alguno tomara
de esta, y no tocara el paquete
grande reservado para la celebración.
Cerca de las ocho llegué a casa de Carla, esta
demoró un poco con la disculpa de arreglarse para la ocasión, luego arrimamos al parche. Abrí la nevera y
miré que las botellas ni el paquete grande no se habían tocado, y que
algunos estaban tomando cerveza. Se abrió la rumba, y algunos comenzaron a
pedir algo más fuerte y comencé a repartir
la bebida sana.
A las nueve hicieron una pausa, y Duvan llamó
la atención, y dijo unas palabras y comenzó la celebración del cumpleaños,
la abertura de los regalos, la torta y los otros, y por último la prueba de
fe, vaciar el tambor de un revolver y dejar un tiro en éste, y
disparar en la cabeza del
festejado…Segundos de tensión, el gatillo sonó pero no hubo explosión…luego los abrazos y los golpes
de mano… los brindis y las dos botellas sanas tocaron fin.
Siguió la rumba y el licor del paquete comenzó
a rodar…A las doce aproximadamente,
los cuerpos comenzaron a
quedarse dormidos en distintos sitios de la casa…Juana estaba derrumbada en
el baño de abajo, Duvan en la escalera,
otros en la cama con su pareja…El efecto de la bebida había sido lo
esperado, sin gritos lastimeros ni muestras de dolor…Juana a no estaba en
el plan de los acostados, pero cuando noté que le estaba coqueteando a
Duvan, y de vez en cuando a los otros, además que me recordaba el plante
con el gordo, y que se había soplado a otro en el baño, supe que no había
otra, sino dejarla beber del licor del paquete…
Lo siguiente era tomar la merca y los valores
que estaban en el refugio, y luego llamar a los polochos para que
encontraran los cuerpos…
Al otro día aparecía un Coronel en la
televisión, dando un informe culo sobre el enfrentamiento con peligrosa banda de asaltantes, dedicada
también al cobro de cuentas, y
el tráfico de drogas…
Las escenas mostraban cuerpos baleados…tirados en el piso…Olvidé
retirar un paquete de merca que estaba detrás de la estufa…
Edward Belloum. 012.
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