CONVENCION DE GURRES
No hace mucho tiempo, se convocó
por la región del Valle del Guamuez a una convención de Gurres. El motivo de la
reunión era la de tratar asuntos relacionados con su supervivencia, porque
según los vaticinios de los Taitas Gurres, llegarían hombres provenientes de todas las regiones
y comarcas del territorio, con ánimos de calmar su sed de oro blanco.
Hombres de emociones fuertes, de
diversión desaforada, “chicheros por herencia”, toma trago y parranderos,
quienes los exterminarían sin piedad y
sin ninguna ni compasión.
Estos hombres para
matar su ocio y complacer a su instinto indiscriminado de comer carne,
matarían a cualquier animal que supieran
que se puede comer,.. Entre los cuales
estaban los Gurres.
Estos hombres, ciegos en su deseo
de comer carne, no discriminarían entre
ejemplares pequeños o grandes. Exterminarían a familias completas, sin
importarles nada las razones de
reproducción supervivencia de los animales, y del equilibrio ecológico.
Sus costumbres serían:
Que a los ejemplares adultos los sacrificarían
para obtener su carne, y que a los pequeños los utilizarían como mascotas o para entretención de los
niños de sus familias.
A la reunión convocada,
asistieron casi todos los Gurres.
El
único que no pudo asistir fue Gurreto el Rebelde, quién se disculpó por estar
curándose de una herida de escopeta que le causó un joven colono buscando
diversión en la caza de animales. (Y es que algunos no matarían a los
Gurres por necesidad de comer, sino únicamente por simple y llana diversión).
Luego de las danzas de rigor, y
de La invocación a los espíritus de los dioses animales vivos, y a los espíritus de sus antepasados, para que les dieran luz y
guía adecuada para tomar las decisiones
más acertadas al respecto, el Gurre Anciano toma la palabra, y da por abierta
la convención.
Desarrollando el primer punto:
tratan de entender las predicciones de los Gurres viejos que hablan de la exterminación
de la especie de los Gurres, por la caza indiscriminada y descontrolada de los
colonos. Asimismo, recomiendan a todos los asistentes mantenerse fuera del
alcance de los hombres, haciendo vigilancia en puntos estratégicos, para que
pudieran avisar a los demás, o hacer señales cuando las circunstancias de
peligro lo ameriten.
Por lo tanto, les recomendaron
tapar o disimular todo rastro dejado fuera de las madrigueras, para que los
perros no los rastrearan, salpicando las entradas con “Fetichón”, que es líquido
amarillento y viscoso que se obtenía: de la mezcla de semillas de algunos
árboles con el agua de los pantanos; y que daba el mismo olor característico de
los orines de los perros.
Les dijeron que huyeran cuando
escuchen el paso torpe y fuerte de los hombres, y a veces rápido y decidido de
los cazadores, el cual era fácil de identificar, porque cuando pisaban hacían
un ruido como de escape de aire
comprimido, por el uso de botas de
caucho que siempre calzaban.
Les recomendaron a los asistentes
a la convención, para que educaran a los
niños y a los más jóvenes, (machos y hembras), y para que tuvieran en cuenta los cuidados sugeridos; y que
además, dejaran la curiosidad de salir a mirar los pájaros metálicos que
siempre volaban por la zona, derramando extraños líquidos unas veces, y otras
transportando tropas.
Muchos Gurres habían muerto, tratando de
imitar en sus juegos, la forma como
volaban los pájaros de acero…
Para volar, los Gurres se tiraban desde algún
montículo, provistos de pipetas llenas de aire caliente que amarraban a sus cuerpos y las soltaban al igual que las bombas de los aviones. Una vez que los Gurres
soltaban las pipetas caían al piso quedando desprotegidos y eran presa fácil
para el ataque de los cazadores. Las
pipetas de aire caliente las fabricaban con placentas que encontraban en
algunos basureros de los hombres, y las cuales inflaban o llenaban con el
contenido de aire que acumulaban los envases y botellas de licores y cerveza
que éstos tiraban por el campo. Y era cuando el sol calentaba que los Gurres
aprovechaban para inflar las pipetas.
También los Gurres niños y jóvenes, jugaban cargando en sus lomos a los Gurres más
pequeños simulando el transporte de tropas, lo cual significaba alto riesgo
para los Gurres, porque éstos no saben volar como los helicópteros.
En fin, les dieron una y mil recomendaciones para preservar la
especie, como la de no dejarse engañar por la música de pequeños aparatos que
comenzaban a salir al mercado, y que vienen equipados con las más diversas
funciones, a los cuales llaman celulares. Porque los Gurres dormitan embelesados escuchando sus timbres, y esa es otra de las formas que se presta para
ser capturados, o muertos por los disparos.
Dentro de la “Cueva Madre”, los ancianos les
mostraron a los jóvenes y adultos imágenes y videos de las formas y tretas que
el hombre utilizaba para cazarlos.
Primera: La Dormidera.
Consiste en que el cazador, lanza o expira humo
proveniente de cigarros raquíticos, que lo introduce por las bocas de las
cuevas con la ayuda de abanicos rudimentarios. Este humo adormece a los Gurres
y los pone a delirar y a dormir con las patas hacia arriba. Algunos llaman a
ese humo: “La Mona, o María Juana”.
Segunda: La Tranqueada.
Consiste en esperar al Gurre
fuera de la cueva con un palo, y cuando éste aparece lo reciben con tremendo
golpe el cual le quiebra el caparazón, y en consecuencia, el Gurre sufre un
infarto al corazón.
Tercera: La Letanía.
Consiste en que el cazador
utiliza la treta del conjuro. Esto es, recitar en la boca de las
guaridas todo tipo de expresiones mentirosas y engañosas, como:
“Gurre salí que aquí te estoy
esperado para que me salves la vida, sacándome
una espina del piecito”.
“Gurre, gurrecito eres tú el más
bonito, sal un ratico para darte un dulcecito”.
“Gurre de mis amores, sal
gurrecito, a comer ricos bombones”.
“Gurre, gurrecito, sal que aquí
te tengo a tu amor soñado, para que tengas muchos hijos y no le temas al
soldado”.
Y otra gran cantidad de engaños y dichos, rebuscados y
mentirosos.
Y así, los Gurres fueron
escuchando, los distintos
consejos de los “Ancianos”.
Algunas hembras como siempre, dejaban ver su temor y apretaban con angustia a sus críos. Otros
Gurres jóvenes se reían, y comentaban entre ellos, que los “cuchos “, eran unos
exagerados. Otros promovían levantarse en guerra contra los humanos… Pero los
“ancianos” luego de explicarles los pro y los contras de todas las propuestas de los Gurres,
finalmente condujeron a la Asamblea a una votación donde decidieron unánimemente:
por la cordura, por alejarse de los lugares que ofrecieran peligro, y de
atender todas y cada una de las recomendaciones…
Luego de agotar todos los puntos
de la reunión, los Gurres se abrazaron como nunca lo habían hecho jamás.
Lloraron y recordaron a sus hermanos muertos o desaparecidos. Miraron fotos y
escenas de los anteriores encuentros. Se tomaron uno que otro vinito. Se
contaron algunas anécdotas como la vez en que una niña confundió al Gurre
Carlitos con una concha de mar, y quiso limpiar con ella escuchar la
lejanía de las olas, y cuál sería su sorpresa, cuando el Gurre comenzó a
moverse entre sus manos… que la niña, lo lanzó lejos terminando justo sobre el ponqué. Imagínese ustedes
como se volvió el gurrecito, parecía una bola de nieve con la crema que escurría azúcar por todos sus lados.
Y
entonces, todos los Gurres del grupo comenzaron a reír, y contagiaron
con su risa a los demás. Entonces todos reían y reían hasta más no poder. No se
imaginan ustedes, lo maravilloso que es ver reír a los Gurres. Cuando los
Gurres están alegres, se quitan sus caparazones y quedan mostrando sus cuerpos
bien formados y esculturales. Sin sus caparazones, los Gurres son tan lindos,
tan lindos… que muchas empresas del
espectáculo los contratan como estrellas de cine, teatro o televisión, (porque
para permanecer en un empleo se necesita una buena caparazón). Por ahí se dice,
que los presentadores de televisión de “Juegos y Espectáculos”, y otras estrellas de farándula son
Gurres disfrazados que están pasando una pequeña temporada de aprendizaje y
trabajo, para ayudar a sus familias.
De todos los animales, los Gurres
son los únicos que pueden convertirse en humanos cuando se quitan sus trajes. Y
así, convertidos en estrellas del
espectáculo pueden enviar dinero suficiente a sus familias para que no salgan
de sus cuevas y puedan conservar su
vida, su integridad, y la supervivencia de la especie.
Pero los Gurres aprecian mucho la sana libertad de corretear y divertirse en los campos; y por
los motivos presentados de la caza indiscriminada y salvaje,.. los Gurres no
pueden salir a los campos, y mueren a
veces en sus madrigueras de infinita tristeza.
Y cuando los Gurres mueren, se acaban también los buenos
programas de la televisión, y el cine
sólo puede mostrar a modelos que no expresan ningún tipo de
sentimientos, parecidos a títeres sin emociones; algo así como
Robots: porque expresan poco, o casi nada con sus gestos; y por eso es que repiten y repiten siempre, las mismas películas.
La reunión había estado tranquila
y calmada, hasta el momento en que pidió la palabra doña Gurreta, quien siempre
llegaba tarde, y vociferó en tono grave y altanero: que todos eran unos
cobardes, y que cómo iban a permitir que el hombre los siguiera destruyendo. Y
que en vez de celebrar y abrazarse por nada, lo
mejor era tomar las armas y luchar por
sus vidas, vencer a los humanos, y luego celebrar la victoria.
A la propuesta de doña Gurreta, algunos jóvenes de los más revoltosos, respondieron en coro: ¡Si, SI, Guerra contra
los hombres!
Y el coro fue tomando tanta
fuerza, hasta llegar al punto que nadie podía pararlo. Los Gurres se armaron
con lo que pudieron y cuando estaban a punto de abandonar la cueva
para salir en busca de los hombres, se escuchó una fuerte explosión que
provenía desde la boca de la cueva y al momento varios de los Gurres cayeron
muertos sobre el piso, mientras que los otros emprendían veloz huída por distintas bocas de escape de la madriguera.
Justo allí terminó la reunión. El
resto fue ver como los perros de caza raspaban las bocas de la cueva, y como
los arpones caseros comenzaban a dar con el cuerpo de los Gurres alcanzados por
el disparo, y eran sacados y amarrados en
forma de sarta y llevados “como
algo es algo, peor es nada”, por los cazadores casuales y oportunos.
Que se sepa, nunca más hasta
ahora, se volvió a celebrar una nueva
convención de Gurres.
Dicen algunos animales, que los
pocos Gurres que ahora quedan, sólo sacan la cabeza de sus madrigueras, cuando
saben que los cazadores duermen sus siestas y sus borracheras de los fines de
semana; y que aprovechan todas las fiestas comunes de los hombres,
para darse una carrerita por los campos,..
Pero eso sí, no muy larga, por
temor a ser presa de los cazadores.
También se dice, que los Gurres que no mueren de tristeza en sus madrigueras, son
aquellos que siguiendo los sabios consejos de los ancianos, aprendieron a
cantar,..
Y que los que no son atrapados por el hombre, son aquellos que nunca olvidan los sabios
consejos de los ancianos.
Doña Gurreta, aún llora amargamente la muerte de su esposo y sus
tres hijos… y ni así, ha dejado de
vociferar y de ser irrespetuosa.
NOTA:
1.- Gurre: Otro
nombre con el cual se conoce al Armadillo en la región del Putumayo.
CESAR MONTERO.
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