viernes, 4 de octubre de 2013

Timba Cuento

TIMBA


La selva era una cancioncilla de ruidos, cantos y lamentos, y entre ellos: los chismorreos de los gorilas,  que  comentaban  sin reparo  el raro embarazo de Timba.
Noche clara, de un claro  increíble en la selva, y  Timba  nerviosa contaba a sus amigas que había alumbrado a su hijo dentro de su vientre.
Sus amigas casi ni le creían, pensaban que Timba estaba  mintiendo para engañar al tiempo a su marido, quién la había amenazado diciéndole que si no quedaba  embarazada se iba a conseguir otra; o pensaban, que se había vuelto loca,  porque por esos tiempos estaban dando unas fiebres que hacían delirar a todos  los gorilas.
Timba sentía que su bebé caminaba dentro de su vientre, y así se lo hacía conocer a sus amigas. A veces sentía que su bebé se colgaba de sus intestinos, o de sus costillas. Que se tiraba de uno a otro pulmón; pero esto, no le molestaba en lo más mínimo.  Por el contrario, le causaba un indescriptible placer,  y  deliciosas cosquillas que le hacían disfrutar  a plenitud de su rara maternidad.
La madre preocupada por su bebé, se ideó la manera de alimentarlo,  haciéndole  llegar pequeñas cantidades de su misma leche por medio de una varita de bambú que se introducía por la boca. Asimismo, le hacía llegar pequeños pedacitos de fruta que se los tragaba  con cuidado, envueltos en hojas de distintos sabores.
Timbito se movía a todo lo largo y ancho de su estómago. Una noche, la madre  cansada de  las emociones por del raro alumbramiento, cayó rendida, y se quedó completamente dormida. Cuando despertó se dio cuenta que su bebé no se movía. Las primeras impresiones que tuvo, eran que su bebé estaba muerto,  o que Timbito había salido de su cuerpo cuando ella estaba dormida.
Ese día, Timba lo pasó toda preocupada y llorosa. No comía nada… sus amigas le decían que se calmara y que consultara con el brujo de la tribu, pero ésta, no atinaba a hacer o decir nada. Parecía una marioneta tirada en el desobligo y confusión.
Llegó la noche, y así toda llorosa y desconsolada, se refugió entre el hueco de un árbol.
De pronto, comenzó a sentir unos movimientos desesperados dentro de su vientre, y una vocecita que le decía: ¡Mami quiero salir!   Y  fue así como Timba  buscó la manera de colgarse de unas ramas con la cabeza hacia abajo, y abriendo desmesuradamente su boca, facilitó la salida de su hijo en  las selvas del Amazonas.
Cuando la madre tuvo al hijo en sus brazos, le buscó los primeros piojitos, lo besó intensamente. Juntos  se rascaron  hasta el cansancio, jugaron, se tiraron de los arboles, corretearon por las praderas buscando todo tipo de semillas,  comieron muchas frutas,  y se prometieron que jamás se separarían.
 Y  entonces Timbito le dijo a su madre, que quería recorrer el mundo y tener grandes aventuras a su lado…
Fue así, como en aquellos tiempos remotos, una familia de gorilas del Amazonas se preparó  para hacer un viaje alrededor  del mundo, llevando como prueba viviente al raro ser de su alumbramiento.
Recorrieron muchas regiones, pasaron por desiertos y praderas, por mares y montañas. Cruzaron el cauce de fabulosos ríos, se enfrentaron contra seres gigantescos, para llegar finalmente  a una región que  le llamaban el Edén, -entre el Éufrates y el Tigris-.
 Y allí  construyeron su casa entre los árboles,  y vivieron con ese extraño ser,.. Que aunque hijo de gorilas, se diferenciaba de ellos porque su piel tenía menos pelo;  su postura era erecta; manejaba los cinco dedos de sus manos;   y  emitía muchos sonidos de su boca, que resultaban más ricos  y  sonoros que los chillidos de los propios gorilas.

BRAYAN  GOMEZ.
GRADO: 8°.


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