TIMBA
La selva era una cancioncilla de
ruidos, cantos y lamentos, y entre ellos: los chismorreos de los gorilas, que comentaban sin reparo el raro embarazo de Timba.
Noche clara, de un claro increíble en la selva, y Timba nerviosa contaba a sus amigas que había
alumbrado a su hijo dentro de su vientre.
Sus amigas casi ni le creían,
pensaban que Timba estaba mintiendo para
engañar al tiempo a su marido, quién la había amenazado diciéndole que si no
quedaba embarazada se iba a conseguir
otra; o pensaban, que se había vuelto loca, porque por esos tiempos estaban dando unas
fiebres que hacían delirar a todos los
gorilas.
Timba sentía que su bebé caminaba
dentro de su vientre, y así se lo hacía conocer a sus amigas. A veces sentía
que su bebé se colgaba de sus intestinos, o de sus costillas. Que se tiraba de
uno a otro pulmón; pero esto, no le molestaba en lo más mínimo. Por el contrario, le causaba un
indescriptible placer, y deliciosas cosquillas que le hacían disfrutar a plenitud de su rara maternidad.
La madre preocupada por su bebé,
se ideó la manera de alimentarlo, haciéndole
llegar pequeñas cantidades de su misma
leche por medio de una varita de bambú que se introducía por la boca. Asimismo,
le hacía llegar pequeños pedacitos de fruta que se los tragaba con cuidado, envueltos en hojas de distintos
sabores.
Timbito se movía a todo lo largo
y ancho de su estómago. Una noche, la madre
cansada de las emociones por del
raro alumbramiento, cayó rendida, y se quedó completamente dormida. Cuando
despertó se dio cuenta que su bebé no se movía. Las primeras impresiones que
tuvo, eran que su bebé estaba muerto, o
que Timbito había salido de su cuerpo cuando ella estaba dormida.
Ese día, Timba lo pasó toda
preocupada y llorosa. No comía nada… sus amigas le decían que se calmara y que
consultara con el brujo de la tribu, pero ésta, no atinaba a hacer o decir
nada. Parecía una marioneta tirada en el desobligo y confusión.
Llegó la noche, y así toda
llorosa y desconsolada, se refugió entre el hueco de un árbol.
De pronto, comenzó a sentir unos
movimientos desesperados dentro de su vientre, y una vocecita que le decía:
¡Mami quiero salir! Y fue así como Timba buscó la manera de colgarse de unas ramas con
la cabeza hacia abajo, y abriendo desmesuradamente su boca, facilitó la salida
de su hijo en las selvas del Amazonas.
Cuando la madre tuvo al hijo en
sus brazos, le buscó los primeros piojitos, lo besó intensamente. Juntos se rascaron hasta el cansancio, jugaron, se tiraron de los
arboles, corretearon por las praderas buscando todo tipo de semillas, comieron muchas frutas, y se prometieron que jamás se separarían.
Y
entonces Timbito le dijo a su madre, que quería recorrer el mundo y
tener grandes aventuras a su lado…
Fue así, como en aquellos tiempos
remotos, una familia de gorilas del Amazonas se preparó para hacer un viaje alrededor del mundo, llevando como prueba viviente al
raro ser de su alumbramiento.
Recorrieron muchas regiones,
pasaron por desiertos y praderas, por mares y montañas. Cruzaron el cauce de
fabulosos ríos, se enfrentaron contra seres gigantescos, para llegar
finalmente a una región que le llamaban el Edén, -entre el Éufrates y el
Tigris-.
Y allí construyeron
su casa entre los árboles, y vivieron
con ese extraño ser,.. Que aunque hijo de gorilas, se diferenciaba de ellos
porque su piel tenía menos pelo; su
postura era erecta; manejaba los cinco dedos de sus manos; y emitía muchos sonidos de su boca, que
resultaban más ricos y sonoros que los chillidos de los propios
gorilas.
BRAYAN GOMEZ.
GRADO: 8°.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario