martes, 27 de mayo de 2014

El Neofito. Para Escribir.



EL NEOFITO
El valor de una  historia depende de cómo se va  entretejiendo…A veces se  busca escribir de algo, y ese algo nos puede remitir  a otras historias,  por lo cual,  se debe partir, cortar, separar...Y dejar a medio hacer las raicillas y la misma raíz, para terminar y complementar en otra oportunidad.
A veces de una historia  surgen otras…Que aunque no guarden relación unas con la primera o entre ellas, tienen de pronto también interés… De aquí que, aunque no se terminen en el primer intento, se van separando, guardando en  sus partes más substanciales o interesantes, y de regreso, podremos mirarlas nuevamente y completarlas…Esto es fácil ahora con el computador.
Se dice que la mejor manera de entrar en el plano de las buenas historias, es mirándonos al espejo, pero no es el espejo, ni la lámpara, (aspectos físicos)… Sino el pasado simbolizado en el espejo que nos permite hacer ese momento de reflexión o de Catarsis…La luz no es propiamente la de lámpara, sino esa lumbre al pasado o al futuro con los ojos de la imaginación, es ese querer contar algo para que tome forma, para que tenga vida,  y luego poder nacer al lector, pero lo importante de todo esto, es que eso que contamos logre conmover al lector, que lo golpee, que lo mueva de su asiento…De lo contrario, lo que escribamos serán solo insulsas historias sin ningún interés…
Muchos somos obreros de la imaginación: y dependemos tanto de éste oficio, que pensar en cortarlo es como morir para la fantasía, para esa sensación de entregarse a la especulación…
Muchas de nuestras historias nacen del presente, se acomodan o acondicionan a nuestra vida de experiencias, otras están tocadas por un momento de desesperación, el cual adoptó o se calló en un momento del pasado, parte de ese  aire de confidencialidad, de silencio, o de sumisión…que en ese instante, no nos permitió decir nada.
Otras historias nos llegan con los pensamientos, con un olor, sabor que nos puede remitir al pasado el  cual complementamos con nuestro bagaje del presente. Otras son las historias que nos llegan a la reflexión, a pensar que tenemos que decirlo porque hay muchos -según nosotros- que viven enlagunados en pensamientos extraños, desfasados de la realidad… Otras, hacen parte de aquello que se hace imperativo, que nos conmueve, que nos convulsa a sacar de los recuerdos que ya tienden a disiparse sin más huella ni razón…
Por qué no lo dijimos en ese momento…Que por qué lo callamos…A la suma estos interrogantes,  nos llevarán a hacer algunos planteamientos de causa y consecuencia…Cosas del pasado que nos parecían intrascendentes, con los debidos complementos, con el concurso de nuestro actual bagaje pueden resultar historias interesantes.
Hay historias que nos llevan, se van hilvanando por sí solas, no necesitan de revisiones  presentes ni posteriores…Otras se dan, sin que nosotros busquemos conducirlas…Otras se dan en consecuencia de otras, y una  vez terminadas, presentan: formas distintas, distantes o sobradas, nada  parecido a aquello que queríamos hacer. Otras necesitan de varios cortes,  destrezas, y acondicionamientos…Otras parecen estar listas como el hombre de la creación, y con un mínimo soplo las damos a la luz. Otras creeremos  que están bien,  y que tienen algo de genial, y de pronto hasta nos felicitemos… Pero el objetivo final, no está en quedarse allí, el objetivo final sería: Poder terminar… y presentar algo con el carácter indiscutible de genial, y tal vez, ese sería el propósito  final, de todo acto de escritura, al cual solo los genios han llegado.
La mayoría de las historias consideradas de valor, aplaudidas, presentan en sus líneas caracteres de genialidad o de original indiscutibles…El resto de las historias cuando no tienen caracteres lógicos, a pesar que presentan rasgos de valor, se consideran propias de los dogmas… Un escritor debe estar atento a enlazar los detalles, a  enhebrar el sentido de las partes o ideas más importantes con otras…
Una idea suelta dentro de una narración, sin base o correspondencia lógica, destruye el sentido total de la misma…Una historia es el resultado de la concatenación sucesiva o escalonada de las ideas anteriores, no podemos presentar al final, por ejemplo: Que alguien murió, o lo mataron, sin presentar indicios o hitos sobre la misma situación, o las posibles y supuestas razones sobre el hecho…
Hay historias donde se debe Parar súbitamente, dejar un momento, guardar y luego volver, otro día sobre la misma. Algunas para encontrar un buen final, deben esperar horas o días… hasta el encuentro de aquella luz o vislumbre que llega a la mente: mirando,  escuchando, o comparando cosas o situaciones cotidianas, o imágenes del pasado…Un sonido, un ruido puede conducirnos a su encuentro…
“Una historia me dice que fui yo quien propició la separación, pero en un arrebato de ira no quería reconocer mi culpabilidad, y comencé hablado cosas, que en un momento determinado chocaban con la lógica, con el sentido de la realidad…”
Podemos hablar, y en nuestros escritos reflejar situaciones de ficción, Realismo Mágico o Fantástico, o  enmarcar nuestra historia,  dentro cualquier corriente de la escritura, pero nunca se debe abandonar el hecho de la concatenación…
Esto lo decía mi primer profesor, al cual una vez le pregunté  cómo poder escribir… Espero encontrarlo, muchos me dicen que vive en una cuidad lejana…He esperado por él, para que  un día me guíe o me enseñe el Segundo paso, o el paso siguiente…recuerdo que me dijo: que al principio llevara siempre una libreta donde anotara ideas, o impresiones de la cotidianidad con miras a refrescar o impactar la memoria, que luego debía mirarlas, escudriñarlas, y pensar y analizar, incluso descartar,  en que  si pudieran ser útiles para una historia…
Un cuento chino que dice: Que cuando el principiante supera el primer  Paso de su camino, aparece el guía para indicarle el siguiente paso…Pero muchos, nos quedamos esperando por el resto de la vida al maestro, y éste, nunca aparece… A veces la mayoría de los neófitos, tenemos que hacernos solos, escribiendo y borrando, incluso, al principio corrigiendo y copiando… leyendo, reflexionando, investigando algo o mucho de todo…
Somos tan ilusos, que a veces tratamos de ver a ese posible maestro en cualquier cara o persona distinta que encontramos en aquellos círculos literarios, cerca de las bibliotecas, en las marchas de protestas de profesores,  en aquella persona respetable cargada de libros que se pasea por un parque, en aquel conferenciante de capacitaciones o actualizaciones…A veces, creemos encontrar  al maestro, en labios de nuestros alumnos o compañeros, en la sencillez de aquel padre de familia que te habla de la interpretación de las “mariposas amarillas”…Claro, que todas estas cosas te ayudan, pero lo definitivo, es cuando pueden presentar algo tuyo con visos de originalidad, con tu propio estilo, allí parece que estas a puertas de encontrar el Paso Segundo…
Un día, creí ver la cara de mi supuesto maestro en el espejo de la noche, pero cuando me acerqué, miré que aquel solo hablaba de  extrañezas, de cosas incomprensibles…Otro día encontré un hombre que hablaba a través de un monitor de sus petulancias,  e  hipocresías, y lo descarté como a mi posible maestro… Otro día, creí mirar el nombre de aquel profesor en las páginas de un libro, y comencé a leer cada uno de los apartes introductorios, para ver si así podría dar con un dato que me llevara a él, pero entre más ojeaba y trataba de leer las páginas, me metía  en otras historias…a otros libros,  y estúpidamente,  creía: que eso NO era lo que yo buscaba en el momento.
Cansado de esperar al maestro, comencé a escribir una historia con base a las primeras recomendaciones: Y aferrado a las interpretaciones textuales, colgué  un espejo frente a mí, y cerca coloqué una lámpara esperando la inspiración… Eso fue lo más estúpido que pude haber hecho, en un momento comencé a mirar la luz de la lámpara reflejada en el espejo, y a su vez, esta me conducía a más laberintos insondables…
Hubo un tiempo, en que los profesores de literatura se vestían con ropas vistosas y holgadas, algunos aparentaban ser como Hippies, usaban sandalias, tenían barba y cabello crecido, pero muchos no enseñaban nada, eran pura “pinta” y obligaciones de tareas y nada más.
Otros decían, que los escritores deberían oler a humo de tabaco, usar pipa, haber escrito algo de valor o haber publicado…Muchas veces estuve cerca de estos profesores…
Y cuando les preguntaba sobre el acto de escribir, algunos no me daban respuestas fáciles, algunos me confundían aún más, o me remitían a autores que solo se encontraban de pronto en la biblioteca de sus memorias…Hay escritores que han escrito algo que se considera valioso, y demuestran claridad, inteligencia y genialidad solo en sus actos de escritura, pero cuando tú te acercas a ellos, no te responden nada importante para tus fines, son personas que tal vez de tanto escribir ahogaron sus palabras…O de pronto se volvieron tan egoístas en su oficio que tratan de esconder cualquier indicio para que tú no caigas en ese mundo de ficción y fantasía, para que tú busques el camino por tus propios medios, o para que puedas convertirte en su competidor…
Muchos muchas veces llegamos al Punto Muerto, y Lamentablemente ese día, ni aun con las palabras y recomendaciones de algunos maestros, podemos  sentir o creer que nada nuevo llegó a nosotros…Muchos olvidamos las interpretaciones y volvemos al punto muerto de la interpretación textual…Volvemos a Las arandelas, a los círculos literarios, a los talleres, pero en el camino es cierto que muchos tendremos que pasar por muchos laberintos, pero al final  son solo eso…Como las Arandelas ajustan o aprietan, pero no son definitivas, e incluso, cada día, a  todo momento, deben ser reemplazables por otras…
Tal vez algún día  encuentre a ese insigne maestro propio a mis propósitos…Mientras tanto: Cada vez que me siento frente al escritorio,  y miro los recuerdos en el espejo de la imaginación, comienzan a desfilar los personajes de mis historias…A veces pienso, que aquel maestro está del otro lado del espejo…dentro de mí, pero aún no lo reconozco como tal, y pienso que falta mucho trecho por recorrer, incluso como el boxeador vencido por los golpes, trato de pedir que mi entrenador tire la toalla.
Nunca he descartado la idea de mejorar, es indispensable reconocer que un escritor debe basar sus historias sobre estructuras sólidas, comenzar por cultivar un estilo, afiliar sus ideas si acaso a un movimiento literario, aunque esto no es indispensable, porque en caso de llegar  a ser reconocido, los Críticos le asignarán un lugar…clasificándolo…Y así quedará, siendo parte de algún movimiento, solo en caso que llegue a ser considerado. Porque cuando llega a este lugar, ya será importante…
Un día que estaba azarado por la vida, toqué el cristal del espejo, y una voz detrás de éste me dijo: -¿Qué deseas? Le dije: -Quiero preguntar de un maestro, de un escritor, de un poeta que conocí en el pasado…
– ¿De un poeta, de quién? –Me respondió el espejo. –No recuerdo cómo se llamaba…
-¿Hay un número infinito de poetas y escritores, cómo crees que lo voy a encontrar si no me das su nombre? –Dijo.
–No importa, tú no eres atento, respondió. Frente a mí, todos tienen cara de poetas, escritores, soñadores. Pedro algunos, para esconderse,  usan raros y confusos seudónimos… No sé para que los usen,  de pronto quieran darse la importancia que buscan o no la tienen. O  tal vez, traten de pasar desapercibidos con sus historias…porque sienten vergüenza de sus mismos escritos…
Luego dijo: -¿A quién Anuncio entre todos, ya que no recuerdas ni su nombre ni el tuyo?  Respondí: -Dile que soy el desconocido que un día entró por la puerta trasera del Santuario, y trató de tumbarla…
Luego de una larga espera… las mismas piedras se iluminaron. Apareció el maestro, y sin preámbulos dijo: -Enmaraña la historia de un poema, o de aquel escrito que creas es el mejor…
Luego, trata de componer el original, sacudiéndolo en todas sus partes, sacando lo fútil y lo estéril…Dio la espalda, y desapareció…
Algunos no encontraremos jamás el camino a la escritura, ni falta que hace encontrar este tormento.  Otros nos quedaremos a la entrada del Primer Paso;  otros tal vez lo superaremos…Otros llegaremos al Segundo paso, o nos quedemos en la mera reflexión, en la duda de decidirnos…  y tal vez, nos disculpemos porque sentimos miedo, de no ser capaces  profanar el Santuario de la mentira y de la inconsistencia… Otros llegarán al sitial de los premios y los reconocimientos.
Muchos no estarán de acuerdo con lo fútil de los pasos, los métodos, los accesorios, o los maestros… dirán que lo que prima es la inspiración, u otros… Se sabe que muchos no han necesitado de guías o maestros, y se parieron a sí mismos como los dioses… Pero otros, siempre andamos como los recicladores, buscando entre la basura algo bueno, con lo cual adornar nuestro árbol…de inconsistencias
Edward Belloum 013.

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