EL NEOFITO
El valor de una historia depende de cómo se va entretejiendo…A veces se busca escribir de algo, y ese algo nos puede remitir a otras historias, por lo cual, se debe partir, cortar, separar...Y dejar a
medio hacer las raicillas y la misma raíz, para terminar y complementar en otra
oportunidad.
A veces de una historia surgen otras…Que aunque no guarden relación
unas con la primera o entre ellas, tienen de pronto también interés… De aquí
que, aunque no se terminen en el primer intento, se van separando, guardando en
sus partes más substanciales o interesantes,
y de regreso, podremos mirarlas nuevamente y completarlas…Esto es fácil ahora
con el computador.
Se dice que la mejor manera de entrar en el
plano de las buenas historias, es mirándonos al espejo, pero no es el espejo,
ni la lámpara, (aspectos físicos)… Sino el pasado simbolizado en el espejo que
nos permite hacer ese momento de reflexión o de Catarsis…La luz no es
propiamente la de lámpara, sino esa lumbre al pasado o al futuro con los ojos
de la imaginación, es ese querer contar algo para que tome forma, para que
tenga vida, y luego poder nacer al
lector, pero lo importante de todo esto, es que eso que contamos logre conmover
al lector, que lo golpee, que lo mueva de su asiento…De lo contrario, lo que
escribamos serán solo insulsas historias sin ningún interés…
Muchos somos obreros de la imaginación: y
dependemos tanto de éste oficio, que pensar en cortarlo es como morir para la
fantasía, para esa sensación de entregarse a la especulación…
Muchas de nuestras historias nacen del
presente, se acomodan o acondicionan a nuestra vida de experiencias, otras están
tocadas por un momento de desesperación, el cual adoptó o se calló en un
momento del pasado, parte de ese aire de
confidencialidad, de silencio, o de sumisión…que en ese instante, no nos
permitió decir nada.
Otras historias nos llegan con los
pensamientos, con un olor, sabor que nos puede remitir al pasado el cual complementamos con nuestro bagaje del
presente. Otras son las historias que nos llegan a la reflexión, a pensar que
tenemos que decirlo porque hay muchos -según nosotros- que viven enlagunados en
pensamientos extraños, desfasados de la realidad… Otras, hacen parte de aquello
que se hace imperativo, que nos conmueve, que nos convulsa a sacar de los recuerdos
que ya tienden a disiparse sin más huella ni razón…
Por qué no lo dijimos en ese momento…Que por
qué lo callamos…A la suma estos interrogantes, nos llevarán a hacer algunos planteamientos de
causa y consecuencia…Cosas del pasado que nos parecían intrascendentes, con los
debidos complementos, con el concurso de nuestro actual bagaje pueden resultar
historias interesantes.
Hay historias que nos llevan, se van
hilvanando por sí solas, no necesitan de revisiones presentes ni posteriores…Otras se dan, sin que
nosotros busquemos conducirlas…Otras se dan en consecuencia de otras, y
una vez terminadas, presentan: formas
distintas, distantes o sobradas, nada
parecido a aquello que queríamos hacer. Otras necesitan de varios cortes, destrezas, y acondicionamientos…Otras parecen
estar listas como el hombre de la creación, y con un mínimo soplo las damos a
la luz. Otras creeremos que están bien, y que tienen algo de genial, y de pronto
hasta nos felicitemos… Pero el objetivo final, no está en quedarse allí, el
objetivo final sería: Poder terminar… y presentar algo con el carácter
indiscutible de genial, y tal vez, ese sería el propósito final, de todo acto de escritura, al cual solo
los genios han llegado.
La mayoría de las historias consideradas de
valor, aplaudidas, presentan en sus líneas caracteres de genialidad o de
original indiscutibles…El resto de las historias cuando no tienen caracteres
lógicos, a pesar que presentan rasgos de valor, se consideran propias de los
dogmas… Un escritor debe estar atento a enlazar los detalles, a enhebrar el sentido de las partes o ideas más
importantes con otras…
Una idea suelta dentro de una narración, sin
base o correspondencia lógica, destruye el sentido total de la misma…Una
historia es el resultado de la concatenación sucesiva o escalonada de las ideas
anteriores, no podemos presentar al final, por ejemplo: Que alguien murió, o lo
mataron, sin presentar indicios o hitos sobre la misma situación, o las
posibles y supuestas razones sobre el hecho…
Hay historias donde se debe Parar
súbitamente, dejar un momento, guardar y luego volver, otro día sobre la misma.
Algunas para encontrar un buen final, deben esperar horas o días… hasta el
encuentro de aquella luz o vislumbre que llega a la mente: mirando, escuchando, o comparando cosas o situaciones
cotidianas, o imágenes del pasado…Un sonido, un ruido puede conducirnos a su
encuentro…
“Una historia me dice que fui yo quien propició
la separación, pero en un arrebato de ira no quería reconocer mi culpabilidad,
y comencé hablado cosas, que en un momento determinado chocaban con la lógica,
con el sentido de la realidad…”
Podemos hablar, y en nuestros escritos
reflejar situaciones de ficción, Realismo Mágico o Fantástico, o enmarcar nuestra historia, dentro cualquier corriente de la escritura,
pero nunca se debe abandonar el hecho de la concatenación…
Esto lo decía mi primer profesor, al cual una
vez le pregunté cómo poder escribir… Espero
encontrarlo, muchos me dicen que vive en una cuidad lejana…He esperado por él,
para que un día me guíe o me enseñe el
Segundo paso, o el paso siguiente…recuerdo que me dijo: que al principio
llevara siempre una libreta donde anotara ideas, o impresiones de la
cotidianidad con miras a refrescar o impactar la memoria, que luego debía mirarlas,
escudriñarlas, y pensar y analizar, incluso descartar, en que si pudieran ser útiles para una historia…
Un cuento chino que dice: Que cuando el
principiante supera el primer Paso de su
camino, aparece el guía para indicarle el siguiente paso…Pero muchos, nos
quedamos esperando por el resto de la vida al maestro, y éste, nunca aparece… A
veces la mayoría de los neófitos, tenemos que hacernos solos, escribiendo y
borrando, incluso, al principio corrigiendo y copiando… leyendo, reflexionando,
investigando algo o mucho de todo…
Somos tan ilusos, que a veces tratamos de ver
a ese posible maestro en cualquier cara o persona distinta que encontramos en
aquellos círculos literarios, cerca de las bibliotecas, en las marchas de
protestas de profesores, en aquella
persona respetable cargada de libros que se pasea por un parque, en aquel
conferenciante de capacitaciones o actualizaciones…A veces, creemos encontrar al maestro, en labios de nuestros alumnos o
compañeros, en la sencillez de aquel padre de familia que te habla de la
interpretación de las “mariposas amarillas”…Claro, que todas estas cosas te
ayudan, pero lo definitivo, es cuando pueden presentar algo tuyo con visos de
originalidad, con tu propio estilo, allí parece que estas a puertas de
encontrar el Paso Segundo…
Un día, creí ver la cara de mi supuesto
maestro en el espejo de la noche, pero cuando me acerqué, miré que aquel solo
hablaba de extrañezas, de cosas
incomprensibles…Otro día encontré un hombre que hablaba a través de un monitor
de sus petulancias, e hipocresías, y lo descarté como a mi posible
maestro… Otro día, creí mirar el nombre de aquel profesor en las páginas de un
libro, y comencé a leer cada uno de los apartes introductorios, para ver si así
podría dar con un dato que me llevara a él, pero entre más ojeaba y trataba de
leer las páginas, me metía en otras
historias…a otros libros, y
estúpidamente, creía: que eso NO era lo
que yo buscaba en el momento.
Cansado de esperar al maestro, comencé a
escribir una historia con base a las primeras recomendaciones: Y aferrado a las
interpretaciones textuales, colgué un
espejo frente a mí, y cerca coloqué una lámpara esperando la inspiración… Eso
fue lo más estúpido que pude haber hecho, en un momento comencé a mirar la luz
de la lámpara reflejada en el espejo, y a su vez, esta me conducía a más laberintos
insondables…
Hubo un tiempo, en que los profesores de
literatura se vestían con ropas vistosas y holgadas, algunos aparentaban ser
como Hippies, usaban sandalias, tenían barba y cabello crecido, pero muchos no
enseñaban nada, eran pura “pinta” y obligaciones de tareas y nada más.
Otros decían, que los escritores deberían
oler a humo de tabaco, usar pipa, haber escrito algo de valor o haber
publicado…Muchas veces estuve cerca de estos profesores…
Y cuando les preguntaba sobre el acto de
escribir, algunos no me daban respuestas fáciles, algunos me confundían aún
más, o me remitían a autores que solo se encontraban de pronto en la biblioteca
de sus memorias…Hay escritores que han escrito algo que se considera valioso, y
demuestran claridad, inteligencia y genialidad solo en sus actos de escritura,
pero cuando tú te acercas a ellos, no te responden nada importante para tus
fines, son personas que tal vez de tanto escribir ahogaron sus palabras…O de
pronto se volvieron tan egoístas en su oficio que tratan de esconder cualquier
indicio para que tú no caigas en ese mundo de ficción y fantasía, para que tú
busques el camino por tus propios medios, o para que puedas convertirte en su
competidor…
Muchos muchas veces llegamos al Punto Muerto,
y Lamentablemente ese día, ni aun con las palabras y recomendaciones de algunos
maestros, podemos sentir o creer que
nada nuevo llegó a nosotros…Muchos olvidamos las interpretaciones y volvemos al
punto muerto de la interpretación textual…Volvemos a Las arandelas, a los
círculos literarios, a los talleres, pero en el camino es cierto que muchos
tendremos que pasar por muchos laberintos, pero al final son solo eso…Como las Arandelas ajustan o
aprietan, pero no son definitivas, e incluso, cada día, a todo momento, deben ser reemplazables por
otras…
Tal vez algún día encuentre a ese insigne maestro propio a mis
propósitos…Mientras tanto: Cada vez que me siento frente al escritorio, y miro los recuerdos en el espejo de la
imaginación, comienzan a desfilar los personajes de mis historias…A veces
pienso, que aquel maestro está del otro lado del espejo…dentro de mí, pero aún
no lo reconozco como tal, y pienso que falta mucho trecho por recorrer, incluso
como el boxeador vencido por los golpes, trato de pedir que mi entrenador tire
la toalla.
Nunca he descartado la idea de mejorar, es
indispensable reconocer que un escritor debe basar sus historias sobre
estructuras sólidas, comenzar por cultivar un estilo, afiliar sus ideas si
acaso a un movimiento literario, aunque esto no es indispensable, porque en caso
de llegar a ser reconocido, los Críticos
le asignarán un lugar…clasificándolo…Y así quedará, siendo parte de algún
movimiento, solo en caso que llegue a ser considerado. Porque cuando llega a
este lugar, ya será importante…
Un día que estaba azarado por la vida, toqué
el cristal del espejo, y una voz detrás de éste me dijo: -¿Qué deseas? Le dije:
-Quiero preguntar de un maestro, de un escritor, de un poeta que conocí en el
pasado…
– ¿De un poeta, de quién? –Me respondió el espejo. –No recuerdo cómo se llamaba…
-¿Hay un número infinito de poetas y escritores, cómo crees que lo voy a encontrar si no me das su nombre? –Dijo.
– ¿De un poeta, de quién? –Me respondió el espejo. –No recuerdo cómo se llamaba…
-¿Hay un número infinito de poetas y escritores, cómo crees que lo voy a encontrar si no me das su nombre? –Dijo.
–No importa, tú no eres atento, respondió.
Frente a mí, todos tienen cara de poetas, escritores, soñadores. Pedro algunos,
para esconderse, usan raros y confusos
seudónimos… No sé para que los usen, de
pronto quieran darse la importancia que buscan o no la tienen. O tal vez, traten de pasar desapercibidos con
sus historias…porque sienten vergüenza de sus mismos escritos…
Luego dijo: -¿A quién Anuncio entre todos, ya
que no recuerdas ni su nombre ni el tuyo?
Respondí: -Dile que soy el desconocido que un día entró por la puerta
trasera del Santuario, y trató de tumbarla…
Luego de una larga espera… las mismas piedras
se iluminaron. Apareció el maestro, y sin preámbulos dijo: -Enmaraña la
historia de un poema, o de aquel escrito que creas es el mejor…
Luego, trata de componer el original,
sacudiéndolo en todas sus partes, sacando lo fútil y lo estéril…Dio la espalda,
y desapareció…
Algunos no encontraremos jamás el camino a la escritura,
ni falta que hace encontrar este tormento.
Otros nos quedaremos a la entrada del Primer Paso; otros tal vez lo superaremos…Otros llegaremos
al Segundo paso, o nos quedemos en la mera reflexión, en la duda de decidirnos…
y tal vez, nos disculpemos porque
sentimos miedo, de no ser capaces profanar el Santuario de la mentira y de la
inconsistencia… Otros llegarán al sitial de los premios y los reconocimientos.
Muchos no estarán de acuerdo con lo fútil de los pasos,
los métodos, los accesorios, o los maestros… dirán que lo que prima es la
inspiración, u otros… Se sabe que muchos no han necesitado de guías o maestros,
y se parieron a sí mismos como los dioses… Pero otros, siempre andamos como los
recicladores, buscando entre la basura algo bueno, con lo cual adornar nuestro
árbol…de inconsistencias
Edward Belloum 013.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario