EL TIO
Todos le decían el Tío. En vida se
llamaba Germán Alberto Lozano con Libreta Militar de Primera, la que para ese
tiempo era un sinónimo de hombría y verraquera. Corrido y recorrido por
Marquetalia, cuna y casa de los Chusmeros de ese entonces.
Y decía: Si salí con vida de aquellos
combates y de aquel infierno, fue gracias al adiestramiento que recibí en el ejército, al juego de la astucia, y a las
santas bendiciones de mi madre, la cual era en realidad una santa, porque muchos
son: sólo hijos de puta, y a mi madre, varios la miraron elevarse del suelo, cuando
rezaba arrodillada a la imagen del Señor de los Milagros…
Que prueba de su buena suerte, eran las
cicatrices de las heridas de bala que había recibido, y las mostraba a los más
incrédulos… Por eso, decía que no le
temía a nada… Porque para morir nunca es tarde, y la muerte nunca llega a quien
no debe morir, nunca un día antes, ni
manda razón con nadie… y remataba: “La
muerte avisa en sueños cuando llega, y no llega
en cualquier momento, sino en el
momento preciso. Además la muerte misma como muerte, es tan solo una ilusión,
pero nunca es eterna…En los cielos y en la tierra, nunca se ha dado una segunda
muerte”
Cuando vino del ejército, comenzó a
trabajar como ayudante de mecánico en un taller. Luego de algunos años se
independizó, alquiló un lote sobre plena
17, y organizó con ayuda de su madre su propio taller.
Contrató trabajadores con el sistema de
ganancia por porcentaje: 70% para el dueño, y 30% para el trabajador.
Las personas que lo conocían lo
respetaban porque lo consideraban
conocedor de muchos temas, y a ratos hacía las veces hasta de consejero,
y de psicólogo natural de los vecinos…Sus amigos, buscaban en él alguna
solución para sus problemas.
Lo respetaban por su trabajo, por sus
conocimientos de mecánica, por su
cumplimiento y honradez. A sus operarios
les recalcaba: ¡Aquí se trabaja bien, o
se Trabaja, Verracos!
En el taller se hacían todo tipo de
trabajos de mecánica automotriz, además de lámina y pintura. El Tío, siempre estaba pendiente de todo, y de nuevos cursos y actualizaciones en el ramo
de la mecánica y la pintura, a los cuales mandaba a sus operarios para que se
le midieran a cualquier tipo de trabajo,
y también, para que éstos, no se quedaran como simples: “Y llanos Mediocres, y para que
salgan de ese estado de Paupérrimos…” -así lo repetía siempre, de manera enérgica y segura-.
Además de los trabajos que hacía a
los particulares, tenía un Contrato con una importante empresa de buses de trasporte con cubrimiento nacional, lo
cual le generaba buenos ingresos,.. Según
él adicionales, que gastaba en sus diversiones de fin de
semana y en sus obligaciones de familia y enamoramiento.
“Decía que el licor y
el cigarrillo son motivos sociales, y que un verdadero hombre con buenos ingresos, que no tuviera por lo menos tres mozas, no
valía nada”.
Fumaba Marlboro, pero nunca daba un
cigarrillo a nadie. Con los operarios
del taller, tomaba aguardiente, pero nunca gastaba solo.
La primera va por mi cuenta decía, y
agotada la ronda entonces vuelvo a repetir… Y nos recordaba burlona y
orgullosamente: con ustedes bebo Agua
Fuerte, pero con los ejecutivos del
Sindicato, y entre Señores, bebo Whisky.
Gracias a las ganancias que tenía,
podía darse ciertos privilegios de Señor.
Usaba ropa y zapatos de marca, y los domingos se movilizaba en su Berlina particular en la cual llevaba a su familia a escuchar misa de 10 en Cristo
Rey, donde siempre dejaba buenas limosnas. Participaba en las elecciones al
lado de los ejecutivos del Sindicato, y siempre apoyaba a los Rojos que fuera
pegando duro.
Luego de unos aguardientes nos decía, que el lema de su madre era: “Si no le temes a dios, témele
al Comunismo”1, lema este con el cual nunca estuvo de acuerdo…
Le preguntábamos que por qué: Nos
respondía que nosotros éramos unos “Toches”2, que a él en lo
personal, le hubiera gustado que Colombia fuera comunista, para librarse de
tanto vago que había en las calles, y de tanto ladrón en el gobierno.
Decía que a él le gustaba siempre
componer sus propios lemas de vida y de operatividad, como: “Si temes a la pobreza es mejor que trabajes sin
descanso…”. “No regales nunca nada a
nadie, porque promueves la vagancia”. “Si alguien te habla duro y sin motivo, grítalo para que le calmes la
arrechera”. “Nunca te humilles a una mujer, sino domínala con tu fuerza, y si
no puedes, dale dinero y llévala a la
cama”. “Desconfía de la mujer que se tiñe el pelo, o se pone postizo en su
cuerpo, porque siempre será una traidora”…
De los maestros de ese entonces, el Tío era el único que tenía
afiliados a sus operarios al Seguro Social, dizque porque no quería verse
envuelto en líos de angustias y peticiones… Lo bueno era, que sin considerar su rigidez de carácter y su altanería
como puntos malos, cuando un operario
sufría algún accidente de trabajo, buscaba en lo posible, ayudarlo con algún dinero y medicinas...
Tenía su lado de diversión, cual era, el que le gustaban mucho las
mujeres, y si las veía bonitas y
gustadoras, y le daban lado, se olvidaba de todos los reparos, las reflexiones y la ética
profesional que decía tener... Y no importaba si la mujer fuera esposa de su operario, sobrino,
vecino... Les ofrecía sus amores
con fajos de billetes que sacaba de su bolsillo izquierdo. Muchas doblaban sus
rodillas por gusto al dinero, o por necesidad;
y algunas se volvían amantes de ocasión, o
hembras de reiteradas visitas.
Algunas veces con tragos se ponía
nostálgico, y decía: “Cuando vine del
Cuartel llegué vaciado y enfermo,
pero gracias a mi verraquera, ahora soy el Señor
que soy… Una persona de respeto”.
A
los ayudantes de sus operarios que les veía madera para el estudio, les decía: “Ustedes estudien, para que en la vida no sean esclavos, sino patrones”.
Recuerdo que en algunas ocasiones, y en las mesas de cantina nos decía: “Que no le pusiéramos tanto misterio a la
ciencia, porque esta tenía que ver con
la práctica, y que filosofía podía ser cualquier cosa…como una mesa, o cualquier artículo o elemento…” Como simples ayudantes de taller le decíamos
que eso no puede ser así, y que la filosofía era algo más grande.
Y continuaba: “Para ser filósofo no se necesita estudiar filosofía, porque la filosofía se la encuentra en cualquier parte, o simplemente viene al hombre como reflexión…”
–Nunca logré entender el principio
argumentativo del Tío, por ejemplo: que filosofía podría ser una mesa…
También nos decía, que desconfiaba de los médicos y de los abogados. Que los
primeros podían curar la enfermedad de cualquier paciente con un agua
Aromática, pero que no lo hacían por temor a perder el paciente, y que éstos,
trabajaban para grandes empresas de la droga a nivel nacional, lo cual, es
contrario a la ética de la medicina.
Que hay médicos que abren y rompen a
los pacientes por el gusto de operarlos, porque a algunos les gusta el ritual
de la sangre…Esto lo decía por los años
sesenta... Que llegará el día en que los médicos sólo recetarían con base a los
resultados de las máquinas, porque en el futuro, serían éstas, las que diagnosticarían las enfermedades de los pacientes, y no el médico...
Y agregaba: Un médico no debe
trabajar para hacerse rico, sino para ser famoso y respetado por sus
descubrimientos. Que la profesión de médico no era para todo el mundo, sino
para quién tuviera vocación por la medicina. Y que a las facultades de las
universidades, habían olvidado el sentido humano, dando preferencia a la
ostentosidad de los títulos, y a la
petulancia de la profesionalidad.
-De
los Abogados decía: Estos trabajan por interés del dinero, y muchos venden su ser y su conciencia por interés. Y que otros venden a sus propios clientes a los opositores y contrarios en la
litigación de los procesos…
Remataba: Se debe desconfiar de un
abogado en un negocio, porque éste siempre argumentará los códigos y las leyes para sacar sus propias
ventajas. Que muchos abogados se dan
nombres tenebrosos o rimbombantes entre sus alumnos en las facultades, para
hacerles creer que son eficientes, de temer,
o de algún valor jurídico. Que el abogado sólo trabaja en
relación al dinero que recibe de sus clientes, y que hay trabajos que dejan
inconclusos, con puntas o con
huecos… Que la ética del abogado estaba determinada por la oportunidad del negocio para el cual lo contrataran… y que
algunos trabajan para dios o para el diablo…
…ni pensar discutir con él, y muchas
de las cosas que decía, sonaban bien, y
pensábamos que eran realidad…
Lógicamente, en las mesas de cantina,
el Tío no tenía opositor, y menos de nosotros, que no habíamos cursado ni la primaria…No sabíamos de leyes, ni de nada, apenas de pasar alguna
llave en el taller, de lavar grasa, o de terminar el enrosque y el apretar
de tuercas y tornillos…
Cuando tomaba, Su voz se volvía fuerte e inspirada, y cuando más nostálgico
estaba, terminaba declamando poemas como:
el Brindis del Bohemio, Porqué no Tomo
Más, y otros. Se sabía de memoria la introducción al Quijote de la Mancha, y
todos los poemas de Aníbal Micolta, un poeta tuquerreño2, el cual según el Tío, tenía gran sentido social
y humano en su obra, y no era un vendido…
Para nosotros, muchas cosas de lo que
decía, era como el inglés… menos, saber
del sentido social de la poesía… Y para postre, el Tío no tenía más de segundo
de primaria, pero leía y escribía como una persona estudiada…Y cargaba siempre
en su bolsillo algún libro de Vargas Vila o de Nietzsche. Y repetía:
“La
escuela es necesaria para la intelectualidad, pero castra la creatividad”.
Nosotros, lo escuchábamos hablar, y a ratos pensábamos que en algunas cosas
tenía razón, pero también pensábamos: que estaba loco.
Fue
presidente del Sindicato, y –según él- se dio de mano y se codeó con importantes personajes de la política,
como Carlos Lleras, el Negro Gaitán, y otros… y la vez,
tuvo la oportunidad de contradecirlos, o hacerles ver el error que cometían con sus decisiones
de gobierno, como el caso de la Reforma Agraria de Lleras… Y de uniformar a los
taxistas en Bogotá en el gobierno de Gaitán.
Le gustaban los tangos de Gardel, y
algunos discos de Julio Jaramillo y Olimpo Cárdenas, con los cuales llevaba
serenatas a sus enamoradas. También la ranchera Sigo siendo el Rey, la cual
entonaba con orgullo y tomaba un aire de sobrado cuando la entonaba. La canción de Chabuca Grande: Vírgenes del
Sol, tampoco faltaba en sus múltiples farras.
Decían que el Tío vivía con dos
mujeres en una misma casa, y que éstas, nunca
peleaban entre ellas, porque el
Tío las tenía adoctrinadas y
sentenciadas. Y que si acaso disgustaban, cuando volvía del trabajo las calmaba
dándoles a cada una su ración de amor,
su autoridad, y buenos consejos.
Según los comentarios, el Tío tenía buena
“Penca”3, y aguante en sus faenas amorosas, gracias al
pescado infaltable en sus comidas, las cuales acompañaba de un gran plato de ensalada
con cebolla picada, ajo, ají, y perejil.
A ratos nos demostraba que era un Maestro
de verdad en la mecánica. Algunas veces, desarmaba el motor de un carro por completo, y nos iba diciendo la función de
cada una de las partes, y los altibajos de las piezas cuando estaban gastadas, flojas, o cuando eran de baja calidad. A medida que lo
iba armando, él daba las primeras vueltas a las llaves, y dejaba luego, que los operarios y los ayudantes terminaran
el trabajo según la naturaleza y la complejidad de las piezas, para que
aprendieran haciendo.
El hombre desvaraba carros que para otros era imposibles. Un día
llevaron remolcada una volqueta para que
le encontraran el daño que nadie le había podido encontrar. Él, luego de
examinarla dijo en tono fuerte y altanero: ¡Toches,
le falta un empaque en la separación del
cigüeñal, y una horquilla en el separador!, en seguida un operario colocó
lo que faltaba, dieron marcha al motor,
y asunto arreglado. El dueño de la
volqueta, gastó “perra y comilona” en agradecimiento…en plena
mitad de la semana.
Recuerdo que a sus hijos les repetía
lo mismo que a algunos jóvenes del taller: “Estudien
para que manden y no sea mandados
por nadie, y si alguien los manda, por lo menos debe demostrar que sabe”.
Agregaba: “En el futuro habrá muchos
profesionales con títulos de doctor
trabajando de míseros de taxistas, o titulados en Administración trabajando en
una picantería”.
Que la política no tendrá ideología,
y que rojos y azules serán alimañas cortadas por la misma tijera. Que la
política a pesar de ser sucia es noble…
no todos podían sobrellevar la fama del político. Porque muchos se ensucian en la primera porquería
que encuentran a su paso, y que ello, podría dar motivo para mandarlos a la cárcel.
Que político de respeto, era
aquel, que a pesar de las acusaciones de sus opositores y de la opinión
en general, podía demostrar rectitud con
sus actos, y no terminar en la cárcel.
Y remataba diciendo: La política es
madre y padre de los sapos, de los lagartos y de los lambones, y que
muchos viven y sobreviven de las
dádivas, auxilios y contratos.
La política mueve en sus manos miles
de millones de dólares que se acumulan sólo en las arcas de unos pocos, y esos
son los que obtienen los reales beneficios.
Que por lo general, los colombianos
somos sapos de nacimiento, y que a veces dominados por ira, porque no nos
dieron participación, terminamos disgustados con los jefes que roban el erario
público y que no somos capaces de denunciar nada de manera legal por cobardía,
para no meternos en problemas.
Que cuando nos compran o pagan por
nuestro silencio, somos capaces de defender las fechorías más atroces, y
santificamos a los más encarnizados truhanes y demonios.
Agregaba con tragos: Llegará el
tiempo, en que hombres usurpado la
civilidad, tomarán en sus manos la
autoridad, y con esa falsa identidad se apoderarán de las tierras del
campesino.
Se repetirán situaciones de
desplazamiento como en la “Época de la Violencia” y desplazarán a miles de sus
hogares.
En el futuro, habrá una gran cantidad
de grupos religiosos, que se disputarán en las casas, en parques, o avenidas, los feligreses que desertan del
Catolicismo, y cada uno de éstos grupos defenderán sus creencias diciendo que
son los portadores de la única verdad, y se harán llamar cristianos…
Pasaron los años, y por mi parte tuve
que viajar a otras tierras…volviendo a los años me contaron que el Tío había
muerto en condiciones muy lamentables…Sin taller y sin trabajo, olvidado de los
suyos, y en tierra extraña…
Que muchas de las mujeres que fueron sus
amantes, no se acercaron siquiera a la hora del entierro…”Murió de pena moral”.
Decían, que al verse sin trabajo, sin plata, y en consecuencia sin vicios que
practicar, y sin mujeres…su vida se
convirtió en tormento.
Y que al final, le había seguido las
indicaciones de un médico, a los cuales detestaba, y había abandonado hasta el
cigarrillo, lo cual, no soportaron sus
pulmones habituados al Marboro. Decían que en sus últimos momentos, cargaba un pequeño
tanque de oxígeno en su bolsillo para ayudarse con la respiración, y que
necesitaba inhalar, cada dos cuadras.
…Algunos decían que el cambio de la
“arepa”4 era el resultado de un “daño”5 o postizo, impuesto por una revancha de amor… por un
esposo abandonado de su mujer, la cual había tenido su enredo con el Tío…
NOTAS:
1.- Lema o propaganda que circulaba en oposición
al comunismo de Cuba.
2.- Toches:
Reg. Bobos o ignorantes de pueblo.
3.- Penca:
Jerga: Buen tamaño del Genital, y aguante en las faenas amorosas.
4.- Arepa: Jerga.
Buena Suerte.
5.- Daño: Se
refiere a un mal impuesto por brujería.
Edward
Belloum.012.
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