martes, 27 de mayo de 2014

Las Carreras



LAS CARRERAS


Carlos se había desarrollado en la región del Platanal (Putumayo), desde cuando sus padres dejaron la ciudad de Pereira y se fueron para allá  a probar suerte con la siembra de la coca.
Desde pequeño mostró afición por los caballos, y su gran sueño era montar un buen caballo en una de las múltiples carreras que programaban en la región por motivo de las distintas fiestas, como: bazares, festivales y otros.
Desde los ocho años, Carlos tomaba el caballo de faena cuando estaba desocupado, y buscaba una buena planada para hacerlo correr al galope, y así, irse entrenando para cuando llegara su gran día de correr en las carreras de las fiestas.
Su padre, quien desde el comienzo había visto la afición de Carlos por los caballos, y aprovechando una oferta de equinos que hacía un paisa que se iba de la región, compró una yegua y su potrillo por un precio módico, considerando las características de la yegua que siempre había sido una de las ganadoras en las carreras.
Con los días, Carlos se encariñó tanto al potrillo, que casi no se separaba de él, incluso cambió su catre de dormir a una pequeña pieza que había en el laboratorio, para estar más cerca del potrillo, al cual bautizó como: Ventral, porque al potrillo le gustaba rascar su vientre entre algunas ramas bajas. Lo otro, dejo la escuela para ocupar su tiempo libre, solo cuidando al potrillo.
Todas las tardes, Carlos llevaba al potrillo pegado aún de la yegua, y cuando llegaban a una planada, comenzaba a correrla para que el pequeño potrillo la siguiera,  y así  fuera despegando, y despertando sus facultades de corredor. Pasaron los días, y Carlos también había crecido y se había desarrollado dentro de las costumbres varoniles de los bacanes de la región, y acababa de cumplir por cierto, sus diecisiete abriles, y estaba más que entusiasmado, porque dentro de veinte días participaría con Ventral en su primera carrera,  apoyado a su vez  de los apostadores, que veían en Ventral un buen ejemplar, y en  “Carranga” (Apodo de Carlos), un buen corredor.
La fecha para la carrera se estaba próxima. Carranga había aprendido de los corredores algunos trucos, y recordaba tenerlos presentes en sus entrenamientos, para ponerlos en práctica en la carrera. Las carreras eran cortas, no había lugar para debilidades ni olvidos,  y requerían de concentración y verraquera.
PUNTOS BASICOS DE LAS CARRERAS:
 -Primero: -Carreras sin gabela: Se debe estar atento al pique del contendor, (las carreras se hacen por parejas) y una vez tomada la delantera, no aflojar por ningún motivo.
Es primordial  mantenerse adelante cueste lo que cueste, por lo cual, hay que saber obstruir al segundo en las rectas o en la curvas, cuando se lleva la delantera.
Segundo: hay que saber cortar o cerrar las curvas si las hubiere, porque por un hueco o espacio puede colarse el otro corredor, perdiendo la carrera y las apuestas.
 Tercero: no mostrar ninguna debilidad ante el contendor ni ante nadie, digan lo que digan, y aparenten lo que quieran aparentar.
 Cuarto: Comer poco antes de la carrera para guardar la proporción del peso, la agilidad y la destreza sobre el animal.
Quinto: Tomar antes de la carrera un “quita miedos”, preferentemente un doble de buen aguardiente con un poco de pólvora para templar los nervios, y así poder lanzarse al “ruedo” sin temores.
Se dice que cada corredor tiene sus amuletos y santos de preferencia, como también sus agüeros. Lo cierto es que las carreras despiertan el fervor  de los apostadores, la curiosidad de los habitantes… Y las jovencitas, se muestran complacidas, con los jóvenes que ganan las carreras brindándoles su admiración.
-AGUEROS:
-Uno de los agüeros, es aquel que el día de la carrera se rompa una de las correas de las monturas. Esto presagia  grave accidente.
-Otro: Que muy por la mañana se asome por la finca o por la cuadra donde está el caballo,  una mujer. La visita se toma como pérdida de la carrera.
-Otro: Que antes de la carrera o en el trayecto, un perro trate de morder o muerda las patas del animal. Esto  presagia riñas y contiendas.
-Otro: Cuando el día anterior a la carrera se sueña cayendo del caballo. Esto presagia muerte.
El día de la carrera había llegado…  
El día y la noche anterior a la carrera, Carranga  las había utilizado para ultimar los detalles de la competencia y mirar  que nada fuera a fallar. La silla, las amarras y el freno del animal estaban listos y lustrosos, por cierto, siguiendo las recomendaciones de un veterinario del pueblo, en la alimentación de Ventral,  había utilizado Alfazanovril, un “cuido” especial con base de extracto de alfalfa y zanahoria, el cual le daba fuerza y resistencia a los animales de competición.

Esa noche el jovenzuelo casi no durmió, las imágenes del sueño se remontaban sólo al hecho de la carrera y se miraba aplaudido, reconocido y festejado por la hazaña de ganar, lo cual lo tomó como un buen presagio para lo que venía. Rayando el día, se levantó y nuevamente revisó el andamiaje de la carrera, y vio que todo estaba perfecto. Fue a saludar a su caballo, y este mostraba buen ánimo. Hizo unos pequeños trotes de calentamiento y dejó descansar al animal por el resto de la mañana. Pasaron las horas, y cuando miró que el reloj indicaba el mediodía, se dispuso a acercarse  al caserío, para dar un último reconocimiento al tramo de la carrera,  y si era posible mirar a sus posibles contendores, y escuchar los rumores propios  a la competencia.
Ya en el caserío, Carranga se dispuso a saludar a los conocidos, algunos de los cuales y a manera de burla, le decían que ésta no la iba a ganar, porque eso de correr era para Hombres…Otros le gritaban que se regresara para la finca a sacar la leche de las vacas…Que fuera a dar de comer a la marrana…y otras.
Carranga estaba listo para todo, para responder las ofensas, los desmanes y los saludos. A la frase de Hombres les respondía: que recuerden que quién los había hecho a ellos, y que de hombría estaba sobrado… A la ofensa de la leche les decía: que leche y de la buena era lo que le sobraba hasta para darle un poco a ellos y a sus hermanas. A la ofensa de la marrana les respondía: Que colgados como marrana iban a quedar cuando lo vieran ganar la carrera.
Los apostadores comenzaron a moverse como en eso de las tres. Carranga ya sabía quién iba a ser su competidor, y conocía el caballo que éste iba a montar. Reconocía para sus adentros que tanto caballo y jinete eran buenos, pero no les temía…lo inundaba el optimismo, y desde ya se sentía el ganador. Y lo que más lo animó es que Panchita lo saludó desde el balcón de su casa como insinuándole que si ganaba tendría su amistad incondicional por el resto de las horas…En respuesta al saludo de la joven, Carranga se quitó el sombrero desde su montura con la mano izquierda, y con la derecha levantó su mano hacia ella, con el pulgar hacia arriba en señal de triunfo…
Señores y señoras, apostadores…Los competidores están listos en la carretera, en la misma entrada al caserío, Carranga se sujeta fuertemente de la montura con la mano izquierda, con su derecha se dispone a tirar las  correas…su talón listo a espolear el vientre del animal…igual el contendor… Hay nerviosismo en los apostadores, ansiedad en los espectadores…Que esta noche no me esperen en la casa, porque me voy con Panchita…
La salida la da el pique de cualquiera de los caballos, que se encuentran dispuestos a prudente distancia…(Esto no es como las carreras de caballos en los hipódromos, donde el pistoletazo da la partida y se abre el separador)…Estos caballos no soportan ni el más leve estallido…Los ojos de los espectadores vuelan sobre las piedras de la carretera a la espera de los corredores…Una voz dice que han partido, que ya vienen…en la distancia se mira una leve nube de polvo que levantan los cascos de los caballos…Carranga viene de primero…Señores se acercan… van a pasar, y pasan…Ganador Carranga…¿La verraquera Mijo! ¡
Ganamos!...Esto es rápido, no hay repeticiones ni foto, ante la escasez de pista, jinetes y caballos recorren un tramo más por cierto peligroso, y paran en una pendiente…y de allí se devuelven.
Los apostadores buscan al juez para que les entregue las apuestas, los ganadores complacidos entran nuevamente a la cantina y piden la siguiente chicha…Panchita baja y sale a felicitar complacida a Carranga…Muchos ven en el muchacho  a un buen corredor…
Blogguer: Edward Belloum.012.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario