LAS CARRERAS
Carlos se había desarrollado en la región del Platanal
(Putumayo), desde cuando sus padres dejaron la ciudad de Pereira y se fueron
para allá a probar suerte con la siembra
de la coca.
Desde pequeño mostró afición por los caballos, y su gran
sueño era montar un buen caballo en una de las múltiples carreras que
programaban en la región por motivo de las distintas fiestas, como: bazares,
festivales y otros.
Desde los ocho años, Carlos tomaba el caballo de faena cuando
estaba desocupado, y buscaba una buena planada para hacerlo correr al galope, y
así, irse entrenando para cuando llegara su gran día de correr en las carreras
de las fiestas.
Su padre, quien desde el comienzo había visto la afición de
Carlos por los caballos, y aprovechando una oferta de equinos que hacía un
paisa que se iba de la región, compró una yegua y su potrillo por un precio
módico, considerando las características de la yegua que siempre había sido una
de las ganadoras en las carreras.
Con los días, Carlos se encariñó tanto al potrillo, que casi
no se separaba de él, incluso cambió su catre de dormir a una pequeña pieza que
había en el laboratorio, para estar más cerca del potrillo, al cual bautizó
como: Ventral, porque al potrillo le gustaba rascar su vientre entre algunas
ramas bajas. Lo otro, dejo la escuela para ocupar su tiempo libre, solo
cuidando al potrillo.
Todas las tardes, Carlos llevaba al potrillo pegado aún de la
yegua, y cuando llegaban a una planada, comenzaba a correrla para que el
pequeño potrillo la siguiera, y así fuera despegando, y despertando sus facultades
de corredor. Pasaron los días, y Carlos también había crecido y se había
desarrollado dentro de las costumbres varoniles de los bacanes de la región, y
acababa de cumplir por cierto, sus diecisiete abriles, y estaba más que
entusiasmado, porque dentro de veinte días participaría con Ventral en su
primera carrera, apoyado a su vez de los apostadores, que veían en Ventral un
buen ejemplar, y en “Carranga” (Apodo de
Carlos), un buen corredor.
La fecha para la carrera se estaba próxima. Carranga había
aprendido de los corredores algunos trucos, y recordaba tenerlos presentes en
sus entrenamientos, para ponerlos en práctica en la carrera. Las carreras eran
cortas, no había lugar para debilidades ni olvidos, y requerían de concentración y verraquera.
PUNTOS
BASICOS DE LAS CARRERAS:
-Primero: -Carreras sin gabela: Se debe estar atento al pique del contendor, (las
carreras se hacen por parejas) y una vez tomada la delantera, no aflojar por
ningún motivo.
Es primordial mantenerse adelante cueste lo que cueste, por
lo cual, hay que saber obstruir al segundo en las rectas o en la curvas, cuando
se lleva la delantera.
Segundo: hay que saber cortar o cerrar las curvas si las
hubiere, porque por un hueco o espacio puede colarse el otro corredor,
perdiendo la carrera y las apuestas.
Tercero: no mostrar ninguna debilidad
ante el contendor ni ante nadie, digan lo que digan, y aparenten lo que quieran
aparentar.
Cuarto: Comer poco antes de la carrera
para guardar la proporción del peso, la agilidad y la destreza sobre el animal.
Quinto: Tomar antes de la carrera un “quita miedos”,
preferentemente un doble de buen aguardiente con un poco de pólvora para
templar los nervios, y así poder lanzarse al “ruedo” sin temores.
Se dice que cada corredor tiene sus amuletos y santos de
preferencia, como también sus agüeros. Lo cierto es que las carreras despiertan
el fervor de los apostadores, la
curiosidad de los habitantes… Y las jovencitas, se muestran complacidas, con
los jóvenes que ganan las carreras brindándoles su admiración.
-AGUEROS:
-Uno de los agüeros, es aquel que el día de la carrera se
rompa una de las correas de las monturas. Esto presagia grave accidente.
-Otro: Que muy por la mañana se asome por la finca o por la
cuadra donde está el caballo, una mujer.
La visita se toma como pérdida de la carrera.
-Otro: Que antes de la carrera o en el trayecto, un perro trate
de morder o muerda las patas del animal. Esto
presagia riñas y contiendas.
-Otro: Cuando el día anterior a la carrera se sueña cayendo
del caballo. Esto presagia muerte.
El día de la carrera había llegado…
El día y la noche anterior a la carrera, Carranga las había utilizado para ultimar los detalles
de la competencia y mirar que nada fuera
a fallar. La silla, las amarras y el freno del animal estaban listos y
lustrosos, por cierto, siguiendo las recomendaciones de un veterinario del
pueblo, en la alimentación de Ventral,
había utilizado Alfazanovril, un “cuido” especial con base de extracto
de alfalfa y zanahoria, el cual le daba fuerza y resistencia a los animales de
competición.
Esa noche el jovenzuelo casi no durmió, las imágenes del
sueño se remontaban sólo al hecho de la carrera y se miraba aplaudido,
reconocido y festejado por la hazaña de ganar, lo cual lo tomó como un buen
presagio para lo que venía. Rayando el día, se levantó y nuevamente revisó el
andamiaje de la carrera, y vio que todo estaba perfecto. Fue a saludar a su caballo,
y este mostraba buen ánimo. Hizo unos pequeños trotes de calentamiento y dejó
descansar al animal por el resto de la mañana. Pasaron las horas, y cuando miró
que el reloj indicaba el mediodía, se dispuso a acercarse al caserío, para dar un último reconocimiento
al tramo de la carrera, y si era posible
mirar a sus posibles contendores, y escuchar los rumores propios a la competencia.
Ya en el caserío, Carranga se dispuso a saludar a los
conocidos, algunos de los cuales y a manera de burla, le decían que ésta no la
iba a ganar, porque eso de correr era para Hombres…Otros le gritaban que se
regresara para la finca a sacar la leche de las vacas…Que fuera a dar de comer
a la marrana…y otras.
Carranga estaba listo para todo, para responder las ofensas,
los desmanes y los saludos. A la frase de Hombres les respondía: que recuerden
que quién los había hecho a ellos, y que de hombría estaba sobrado… A la ofensa
de la leche les decía: que leche y de la buena era lo que le sobraba hasta para
darle un poco a ellos y a sus hermanas. A la ofensa de la marrana les
respondía: Que colgados como marrana iban a quedar cuando lo vieran ganar la
carrera.
Los apostadores comenzaron a moverse como en eso de las tres.
Carranga ya sabía quién iba a ser su competidor, y conocía el caballo que éste
iba a montar. Reconocía para sus adentros que tanto caballo y jinete eran
buenos, pero no les temía…lo inundaba el optimismo, y desde ya se sentía el
ganador. Y lo que más lo animó es que Panchita lo saludó desde el balcón de su
casa como insinuándole que si ganaba tendría su amistad incondicional por el
resto de las horas…En respuesta al saludo de la joven, Carranga se quitó el
sombrero desde su montura con la mano izquierda, y con la derecha levantó su
mano hacia ella, con el pulgar hacia arriba en señal de triunfo…
Señores y señoras, apostadores…Los competidores están listos
en la carretera, en la misma entrada al caserío, Carranga se sujeta fuertemente
de la montura con la mano izquierda, con su derecha se dispone a tirar las correas…su talón listo a espolear el vientre
del animal…igual el contendor… Hay nerviosismo en los apostadores, ansiedad en
los espectadores…Que esta noche no me esperen en la casa, porque me voy con
Panchita…
La salida la da el pique de cualquiera de los caballos, que
se encuentran dispuestos a prudente distancia…(Esto no es como las carreras de
caballos en los hipódromos, donde el pistoletazo da la partida y se abre el
separador)…Estos caballos no soportan ni el más leve estallido…Los ojos de los
espectadores vuelan sobre las piedras de la carretera a la espera de los
corredores…Una voz dice que han partido, que ya vienen…en la distancia se mira
una leve nube de polvo que levantan los cascos de los caballos…Carranga viene
de primero…Señores se acercan… van a pasar, y pasan…Ganador Carranga…¿La
verraquera Mijo! ¡
Ganamos!...Esto es rápido, no hay repeticiones ni foto, ante
la escasez de pista, jinetes y caballos recorren un tramo más por cierto
peligroso, y paran en una pendiente…y de allí se devuelven.
Los apostadores buscan al juez para que les entregue las
apuestas, los ganadores complacidos entran nuevamente a la cantina y piden la
siguiente chicha…Panchita baja y sale a felicitar complacida a Carranga…Muchos
ven en el muchacho a un buen corredor…
Blogguer: Edward Belloum.012.
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