miércoles, 14 de mayo de 2014

LA ESTATUA



LA ESTATUA
Nos saludábamos de vista, y eso era todo. Un día que se acercó al negocio para preguntar por algo, le dije que estaba muy chusca, y que si se podía invitarla a alguna parte. Esa era mi forma de ser, buscando siempre un nuevo parche, picando por aquí o por allá, para qué resultaba. Me dijo: Que entre semana tenía el horario ocupado por trabajo y estudio, y que podría ser el domingo en horas de la tarde. Entre mí, me dije: -Como las Natachas… pero que importa, la Hembra estaba buena, no vestía como las mujeres lindas que buscan ser atractivas, pero detrás de esa ropa holgada y gruesa, se podía entrever un cuerpazo bien formado.
Acordamos vernos a  las 2.30  del domingo…luego de alistarme, me dije: -¿Qué llevo en la mano? (era la manía de verter en algo la ansiedad) Me sentía indeciso…Confundido,  agarré una revista, la enrollé y salí a su  encuentro… La primera cita es un cordón de nervios  e interrogantes… ¿Irá al encuentro con una mini, o con pantalón apretado…?
Mi plan era invitarla al cine o a bailar…Nos encontramos en el sitio convenido, esperé solo unos minutos, y luego, apareció de la nada … como si hubiera estado por allí, pero de manera invisible o camuflada. Nos miramos,  y nos saludamos… la detallé,  y me dije: Está buena para un desnuque. Ella preguntó sobre la revista que traía enrollada en la mano, la desdoblé y le mostré…Al momento marcó sus reproches sobre la publicación, y me dijo: Que la revista que yo llevaba no tenía nada de interés, y me nombró  seis o más títulos de revistas que yo podía leer como: Cambio, Spunick,  y libros como: Los de Abajo, Huasipungo, la Vida del Ché y otros, que si eran interesantes.
Le dije: -Que solo  había llevado la revista por  llenar la mano, y que al fin, esa era revista solo para ojear. Me contestó duramente: -Que el tiempo es  oro y que por ningún motivo se lo debía desperdiciar… Primera cantaleta: -Me dije, que sería de mi vida con esta de mujer de esposa… Quise mandarla al carajo, pero no lo hice, porque me quedaba sin programa para esa tarde.
Le pregunte: -¿Que dónde quería ir? Respondió: -Que le era indiferente-
Le dije: Que decidiera el lugar, que total era ella era la reina y yo su servidor.
Me miró fríamente, y  dijo: -Que no estaba de acuerdo con las relaciones de servidumbre, y que si no había estudiado algo de Socialismo o Materialismo Histórico para que saliera con tamañas estupideces.
Pensé que me había encontrado con alguna feminista recalcitrante, o con alguien que había pertenecido a un grupo armado y comencé a temblar para mis adentros… ¡Hay mamá, me decía!
Nuevamente  pensé en terminar todo, y decirle que otro día nos viéramos porque tenía una emergencia,  o inventarme algo que me sirviera para abrirme del parche, pero no fui capaz, mi ansia de rumbear ese domingo era más fuerte, que las palabras, los gestos, y la actitud de aquella nazi…En la pista, y con traguitos, cambiaría de pronto su actitud de guardiana del orden… Eso si es que logro meterla en discoteca…-Pensé.
Su actitud me recordaba a una profesora de francés que tuve en la universidad de apellido Bonnet, la cual por su acento, por su gorma de ser,  respondía como si estuviera insultando o peleando con alguien;  por lo cual, ahogué  las ganas de poder hacerle una pregunta,  un chiste…o una insinuación de juego…
Aquella profe, respondía siempre con palabras duras como sacadas de un congelador…Y es que la vieja en sí, parecía una nevera fría y gélida. Nunca la vimos sonreír, divagar o hacer alguna broma en clase… Comentábamos que algunos  extranjeros van a lo que van, y marchan fuera de  cuentos, chistes o divagaciones. Algunos son pedantes y groseros, distintos a algunos latinos que hemos aprendido las normas de cortesía camufladas y administradas en el doble sentido y la hipocresía. Como profesora, calificaba lo exacto, y no aceptaba ningún reclamo,  y decía: Que las  súplicas son propias de las bocazas de las gentes del tercer mundo…
Al principio, cuando comenzábamos a conocerla, algunos se aventuraron a preguntarle algo, pero luego de escuchar sus respuestas…  Nadie se atrevía a abrir la boca, ni por chiste ni aventura.  Por ejemplo: Con la ilusión que despertaba entre nosotros los juegos de la selección en las eliminatorias, le decíamos que si de pronto íbamos a interrumpir  la clase porque jugaba Colombia…Y nos respondía: -¡Y a mí que me importa…Yo ni Usted  jugamos  en el equipo Señor! A  las preguntas de algunas preposiciones o palabras que se prestaban para confusión en el aprendizaje del idioma, respondía: ¡Usted cree Señor, que el español es la única lengua que se habla en el mundo!
Había un compa que murmuraba entre nos: Así con buenas palabras, cualquiera entiende…La vieja Bonnet, tenía unos pies feos y huesudos, sus ojos eran como los de un búho, era de piel blanca con unas manchas rosadas en las mejillas, pelo corto algo ensortijado, vestía siempre un gabán gris, y cubría su cuello con una bufanda rosada u negro tejida en sarga de pescado… Entre chistes y comentarios, algunos insinuábamos a otros: Cuadrátela para que baje sus ímpetus de prepotencia, de pronto la vieja actuaba así, por falta de hombre…Pero la vieja no inspiraba nada bonito, de  solo verla, producía dolor de estómago…
Le dije: Que camináramos, para ver si se nos ocurría algo…-Está bien, respondió secamente.
Caminamos como veinte pasos en silencio, entre mí divagaba como o qué preguntarle a aquella nazi sin que me mandara al carajo…
Eran tiempos de elecciones, y aprovechando una pancarta de un candidato a la presidencia cuyo lema decía: “Sí se puede”, le dije con tono de burla: -¿Que por quien iba a votar?
Me miró fríamente y me dijo: Tengo suficiente madurez política como para saber, que  los candidatos a los cargos burocráticos son  representantes de la burguesía enquistada por más de dos siglos en el poder, y que si en algún momento me viera tentada a votar, lo haría en blanco…pero que esa figura no existe en nuestra legislación.
Con esta mujer no se puede andar por los aleros, me dije, y calculando bien el tono y el sentido, pregunté nuevamente: -¿Qué esperanza hay de que un candidato de la izquierda llegue a ocupar el cargo de presidente? Me miró con ojos de reproche como echándome en cara la ingenuidad, y mi ignorancia,  y dijo: -Ninguna, Colombia es un conglomerado de ignorantes y vendidos, donde los partidos tradicionales que triunfan en las elecciones parlamentarias, terminan eligiendo al presidente…A no ser que al candidato de la izquierda o de la oposición,  lo favorezcan condiciones especiales como su pinta o presencia…U otras, que tienen que ver con circunstancias marginales y subjetivas…
Como conocedor de sitios y lugares, traté de encaminarla por las calles que nos conducían directamente a una discoteca…Cuando estuvimos frente a ella, le dije: -¿Entramos? –Está bien, respondió fríamente.  Que distinta me parecía aquella estatua de sal a otras mujeres,  que cuando llegan a la puerta de una discoteca expresan su alegría de distinta manera…
 Unas comienzan a hacer  compases de baile, mueven y contonean su cuerpo acompañados de gestos coquetos y ansiosos. Otras se encienden en la mirada y comienzan a tararear la canción que suena en ese momento, otras como  conocedoras del lugar, se adelantan a tocar el timbre, y se saludan con  los empleados…
Esta mujer era distinta, y entre dientes creí escuchar que dijo: En las cosas que pierde el tiempo la gente…La puerta de la disco se abrió, y el empleado dijo: Con mucho gusto señores, sigan por aquí… Comenzamos a tropezar en la oscuridad, siguiendo la luz de la linterna del empleado que nos guiaba hacía una mesa… la amalgama del olor a cigarrillo, licor, sudor y ambientador nos daba la bienvenida.   Una vez ubicados, el empleado volvió a decir: Qué toman los Señores, ella se adelantó y respondió: Un doble de Ron con agua, chicles y cigarrillos sin filtro…
Pensaba entre mí, que cómo era eso, de que las estatuas pidieran tanto servicio, apenas éramos dos, y pidiendo una botella…
El pedido llegó a la mesa y nos dispusimos a tomar…
Nada de jodas, como otras veces, dizque la primera copa al piso para las ánimas… Serví las  copas y llené los vasos con agua, rompí el paquete y le brindé un cigarrillo…ella por sí misma tomó el chicle.
Raspé en seguida,  y la llama proveniente del cerillo iluminó su rostro, dejando ver sus rasgos de mujer fuerte como tallados en piedra, desde donde me miraba fría y fijamente con sus ojos que habían tomado un color grisáceo y un tono de ultratumba por el reflejo de la luz negra…A la luz del cerillo, parecía un dolmen, una rusa sacada de un película de los Camaradas…Y  qué tal que de pronto que me resulte: Lesbos me dije… Levanté las copas, por cortesía y gentileza le insinué que tomara la copa, ella la recibió…Le dije: -¿Por qué brindamos? Ella respondió: ¡Por la Revolución! No quise contradecirla, total ya estábamos adentro, y lo siguiente era preparar el terreno para mirar si había forma de algo más, yo tenía mis mañas de conquistador, y eso era lo que iba a  practicar…Salió un disco de Alfredo Linares, y la invité a bailar… lo cual, aceptó sin mostrar alegría o buena disposición.
Cruzamos las mesas, y nuestros cuerpos se dispusieron en la pista… Alrededor,  otros cuerpos sudorosos, ansiosos, ilusionados también se disponían y comenzaban a danzar… Puse los primeros movimientos, y ella los siguió como experta en las lides…
Pensaba que la estatua se movía de lo bueno, y que algo provechoso de todo aquello podría salir…besos, caricias, sexo…Bailamos dos piezas de seguido, y luego nos encaminamos a la mesa. Llegando dispuse la segunda copa, ella la  tomó sin agua, y en seguida se sacó un saco delgado que traía, dejando ver sus hombros ceñidos por las tiras de su enterizo, mostrando unos hombros tallados y fuertes, e insinuando unos   senos bien formados…Cuerpo era lo que le sobraba a la estatua, por donde se la miraba, resaltaban sus formas  duras,  logradas tal vez en un gimnasio o algo parecido.
No quería decir ni insinuar nada por temor a sus respuestas, desde ya sabía que cada palabra dirigida a ella debía tener un sentido lógico y práctico…Ella interrumpió mis pensamientos cuando dijo:   -¿Por qué tan callado? Pensando. -Respondí.
Le dije: -¿Que dónde trabajaba? Trabajo como asistente en un juzgado, pero pienso viajar a los Llanos en los próximos días…Sonó otro disco de salsa, y dijo: Vamos a bailar. Salimos a la pista guardando las reglas de cortesía, ella adelante y yo atrás…
Las luces de los reflectores hacían círculos sobre nuestros cuerpos, su pelo rubio, lacio,  algo corto hasta los hombros, recogido en una pequeñas cola, brillaba con luces diamantinas que caían al piso, ella colocó el primer compás, y comenzamos a movernos entre los acordes…
Vueltas… movimientos de lado, cogiendo y soltando con una mano a la vez…A momentos nuestros cuerpos se acercaban, y podía sentía el calor de su cuerpo…  el calor de su respiración agitada que saliendo de su boca con olor a chicle y a ron… Y de momento a momento, nuestros cuerpos se fueron acercando,  cada vez más, y más, hasta quedar juntos,  unidos, pegados entre el baile,  y los movimientos…
Levanté la cabeza,  y mis labios quedaron muy cerca de su boca, la estatua era alta 1.75 tal vez sin tacones,  y sin más, terminamos en un largo beso que repetimos una,  y otra vez…la estatua tenía vida, y qué vida…El espíritu había entrado en su cuerpo, el ron había sido el aliento de vida, y ahora, respiraba deseo por todos los lados…Redundábamos en los besos… Lo cierto, es que estábamos metidos en el cuento del amor, y eso era lo que contaba.
Estuvimos  largo rato en la pista, luego nos dirigimos a la mesa tomados de la mano, yo casi quedaba perdido detrás de ella, ella era robusta para mi talla, yo no pesaba más de 62; con  1.74 de estatura…
 Algo atlético resultado de la natación y de las barras…Tomamos asiento, ella sirvió las copas, tomó un poco de la de ella, me acercó su boca apasionada y depositó un poco de licor en la mía: Beso Chino, me dije, ¡Huepajé! Quería gritar, pero me contuve. El beso me pareció pleno, a tiempo y apropiado, lo hizo con tal exquisitez que lo degusté cerrado los ojos. Se sentó en mis rodillas, pensé que no  iba a aguantar su peso, pero no sé cómo hizo ella para balancear su peso,  para yo no la sintiera  como carga…
Entre beso y beso, dijo que la disculpara por su trato descortés, y que la razón era: Que no quería tener relaciones serías con nadie, y que una forma de alejar a los posibles pretendientes, era usar ropa holgada, no usar maquillaje, y responder fríamente a cualquier pregunta o insinuación…
Pasamos el resto de la tarde entre besos, uno que otro chiste de americanos y capitalistas, hablamos de las canciones de Piero, de la lucha estudiantil, de Violeta Parra…Amacices y besos en la pista… Sentados, mis manos comenzaron a deslizarse por su cuerpo… primero se llenaban entre un seno y otro, luego pasaban complacidas acariciando sus nalgas, y luego entre nerviosas y acaloradas,  buscaban algo en su entrepierna…En un rato le dije que tenía un cuerpo bien formado, ella me respondió: que había sido instructora de Educación Física.
Terminado el licor, decidimos salir del lugar, y en la calle la invité a comer, ella me cogió de la mano y me dijo: -Caminemos,  y  más adelante decidimos…
Abrazados, besándonos  como pareja de hace mucho conocida…Nos deslizamos por las calles, ella me detuvo a la entrada de una residencia…y dijo: -¿Subimos? …Sin demostrar mucha gana ni sorpresa, como queriendo disimular, dije: -Vamos. Pero por dentro estaba que me lanzaba sobre aquella, la tarde o la pesca había resultado buena, pensaba… En un rato, estábamos haciendo malabares en la cama.
Su cuerpo era hermoso y bien formado, senos duros y grandes, caderas redondas, voluminosas…Supimos del fuego y de nuestros anhelos, le dije: ¡Linda Mamasota! Confundidos,  y entre gritos y suspiros llegamos varias veces llegamos a la satisfacción…Recuerdo que ya no hubo más preguntas entre nosotros, ni siquiera en los momento de solaz, solo acción, delirios, y suspiros de amor.
Por los tragos y el ejercicio quedamos lasos sobre la cama, no supe el momento en el cual quedé dormido… Cuando desperté,  ella no estaba en la cama, la busqué en el cuarto. Sobresaltado pensando que me había hecho la voladora,  verifiqué mis pertenencias…todo estaba en orden. Fui al baño, pasé por una ducha rápida, me vestí algo contrariado… A la salida,  pregunté al portero a qué hora había salido aquella, respondió: -Que hacían dos horas. Era la medianoche, salió aproximadamente a las diez, pensé.
No había otra que irse a la casa. En los días siguientes esperé siempre después de las doce del mediodía, para ver si pasaba como antes a la vuelta de su trabajo, pero nada.  Quise averiguar con algunos vecinos por aquella, cerca de  las calles que suponía que vivía, pero nada…que descuido,  de pronto el lugar que suponía donde vivía no era el indicado. Otro día, di vueltas por los juzgados para ver alguien me informaba de ella, o  si la miraba, tampoco hubo resultados...
No supe nada de ella, hasta después de diez meses, eran días cercanos a navidad, estaba atendiendo en mi pequeño negocio de miscelánea a unos clientes, cuando apareció cargando un niño. Me llamó con señas, me dijo: Cuide de nuestro hijo, no puedo hablar mucho porque me vigilan, luego me comunico.  Me lo entregó el envuelto en una manta,  y se perdió entre la multitud… Embarcado… Rápidamente pensé  en una solución: llevar al niño dónde una señora amiga que conocía,  hasta la tarde cuando cerrara el negocio, y luego mirar qué hacía…Todo en mí era extrañeza entre las miradas burlonas de los vecinos, qué diría a una novia que seguramente le irían con el chisme, a mis familiares...
Padre a la carrera pensaba, y apenas cumplía los veinte.
 Sin más respuestas, solo interrogantes me dirigí a dejar al niño donde la señora amiga…Será mío, será el fruto de aquella salida de meses atrás…Qué haré, qué nombre le pondré…
Cuando cerré el negocio, me dirigí rápidamente al lugar donde había encargado al niño, la señora que lo cuidaba estaba encantada con él, que niño tan juicioso dijo: comió, luego lo bañé, se durmió nuevamente, despertó, pero ni siquiera molesta o llora…Es un ángel decía…Se parece mucho a usted, dijo…
Quién es la mamá…Yo escuchaba todo lo que decía la mujer sin poner mucha atención, varios interrogantes pasaban por mi mente…
Lo único que le atiné a decir a la señora amiga, es que si ella se podría hacer cargo del niño por unos días, y que yo le pasaría el dinero para los gastos…Respondió que encantada, y me fijó una suma de dinero que necesitaba en ese momento para comprar algunas cosas que necesitaba.
De allí en adelante, todos los días antes de ir al trabajo, o en las tardes,  pasaba para ver a al niño. Los fines de semana  pasaba largos ratos con él,  al principio le daba su tetero, le cantaba alguna canción, lo estrechaba sobre mi pecho, y recordaba a aquella, y pensaba en él como fruto de una rápida aventura… Luego, jugaba con él, lo sacaba a algún parque…Como padre responsable siempre estuve cerca de él, y traté de proveerle de los juguetes que yo nunca tuve… Pensaba que lo mandaría a la escuela, y luego a la universidad…y otros cuentos del delirio de la paternidad…
Pasó el tiempo… el niño había cumplido tres años… Se llamaba Julio César, hijo de un solo padre, y así figuraba en el registro. Nuevamente había llegado diciembre con sus horas y ajetreos en el negocio, y como siempre atareado atendiendo a los clientes, cuando la voz de una mujer tras  de mí, me sacó de mis obligaciones: -¿Qué hubo?  Regresé a mirar, y noté que era ella, ni siquiera sabía su nombre, pero allí estaba…La noté algo cambiada como más tranquila y relajada, vestía un gabán de color habano en el cual guardaba sus manos… ¿Dónde está el niño? –Preguntó. Respondí: que estaba bien,  al cuidado de una señora. Y sin más, dijo: Estoy de vuelta, y en adelante me encargaré de su cuidado… Acordamos vernos a las siete para llevarla a dónde él.
Cuando salí del Centro Comercial, ella estaba afuera esperándome en un carro, pitó, la reconocí,  y me invitó a subir. Puso en marcha el motor y me dijo: Adónde. A la vuelta respondí.
Llegamos a la casa de la señora que cuidaba el niño, abrió la puerta, y la mujer se presentó, dijo: Soy la madre del niño, dónde está él.
Seguimos, y cuando  el niño me miró, vino hacía mí, nos saludamos, le puse entre su boca un dulce y le entregué un pequeño juguete con el que luego buscó el piso para hacerlo rodar…
 Ella dijo: -Está bien. De inmediato le habló a la señora que su intención  llevar a vivir al niño con ella, y que si ella estaba disponible para pasar unas horas con él en la casa de ella…algo acordaron entre ellas, y procedieron a empacar algunas cosas del niño…Luego los cuatro en el carro llegamos a una casa estrato 5 en un barrio residencial.
Pitó, y una señora abrió desde adentro la puerta del garaje, y luego la verja de entrada;  el carro entró, bajamos,  a mí me invitó a sentarme en la sala, mientras las dos instalaban al niño en su nueva vivienda.
Luego bajó, y atiné a preguntarle su nombre…Qué descortesía dijo, yo tampoco sé el tuyo, te recuerdo como vecino de los dulces…Dijo que se llamaba Ligia, le dije mi nombre, y le pregunté sobre lo que seguía en adelante…
Me dijo que su tía había muerto hace poco, y que ella estaba encargada de administrar las cosas que dejó, que se residenciaría en la ciudad, y que el niño quedaba desde ese día en sus manos… ¿Y yo?... le dije: Usted, ya conoce la casa, puede venir a ver al niño tres días en semana, y eso es lo que dice la ley.
Quedé un largo rato pensativo, entre mí me decía qué hacer, esta mujer no considera los sentimientos, trata a las personas como a cosas… ¿Tendré que consultar el caso con un abogado? Finamente ella era su madre… Le dije que el niño se llamaba Julio César, y que estaba registrado solo con mi nombre como único padre, que hubo que hacer una Declaración Extra juicio para poderlo registrar…Me contestó que no había problema, que ella conocía la ley, y que luego me comunicaría sobre  el procedimiento de nuevo registro… Miré que sobre lo nuestro,  que sobre  nosotros  no afloraba nada… y sin más me retiré del lugar. En cuanto a la señora, dijo: que ella se encargaría de llamar un taxi para que la devolviera a casa en cuanto el niño se durmiera.
Salí de aquella casa como dado un puntapié en las nalgas con gran alevosía, nadie en mi verraca vida me había ofendido o despreciado tanto…Aquella cortaba un sentimiento urdido en largos momentos de interrogantes…Caminaba como sonámbulo, las luces de la calle, los adornos navideños me causaban trastorno antes que alegría…La estatua,  esa maldita estatua, había cortado en pocas horas el sentimiento logrado en tres años, mis ilusiones al futuro…¡Ojalá que te derrumbes como la estatua de Lenin, -pensaba!
Yo seguí siendo el padre en el papel de Vladimir, ese fue el nombre que llevaba en el nuevo de registro. Mi relación con él, durante su crecimiento se redujo a pequeñas visitas o salidas a un parque o un corto paseo,  sin ella…La mujer era igual que fría todo el tiempo, nuestro trato se remitía a cortas palabras del saludo, y no más. La notaba igual de fría como al principio, antes de que se doblegara por aquellos tragos…
En mis ratos de desprecio,  la llamaba La Paleta…Era igual que antes, solo que ahora disponía de una fortuna producto de la herencia de su tía… Pero no daba ni la más pequeña esquina como para insinuar o pensar que yo pudiera entrar en su vida.
Nunca hubo más acercamiento entre nosotros, y las palabras que cruzábamos hasta cuando Vlado murió producto de un ataque de la delincuencia común, se remitieron estrictamente a relaciones que tenían que ver con la escolaridad o la salud del niño o del joven…Luego de su muerte, como ya no había relación de por medio, me alejé, perdí su pista, nunca supe qué fue de aquel bloque…Nunca traté de ser Pigmalión con ella, entiendo cómo algunos artistas se enamoran de su obra, y otros ilusos de los maniquíes, por cierto, pienso que éstos últimos son más tiernos y románticos…
A propósito, por el tiempo que tuve algún trato con ella por la obligación con  Vlado, no  conocí algún pretendiente, u otro parecido cerca de su vida…La estatua me dio un sentimiento, una vida cortada en plena florescencia…No entiendo cómo la muerte corta estas vidas, que sin ser geniales tienen y ganan muchos  méritos y reconocimientos… Vlado era despierto, estudiante excelente, amable, servicial con todos, trabajador de la ecología y en defensa de los animales. Tenía una mente abierta fuera de cualquier complejo o pensamiento de secta; era cómo los políticos en época de elecciones, con la diferencia que sus virtudes nacían de sus sentimientos y forma de ser, y no de los intereses. Tenía tantos amigos, que durante los días de su sepelio se  llenaron los atrios de  iglesia, y similares, de gentes que lo despedían compungidos, amilanados por el dolor… que no entendían, y creían como nosotros, en su desaparecimiento…Ligia, casi no se mostraba a la gente, la estatua estaba pálida, no hablaba, se refugió en gruesas ropas de color negro, un gabán y unas gafas del mismo color…
A veces cuando miro o me acerco a una estatua, pienso que la frialdad de Ligia está en todas ellas, y otras, siento que las estatuas nos miran, que se burlan de nosotros, de nuestras debilidades extremas…Tal vez nunca aprenderemos,  que para  acercarnos a esos visos de eternidad, debemos aprender a ser como ellas…

Edward Belloum. 014.




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