martes, 27 de mayo de 2014

Quien no Llora no Mama. Relato.



Quien no llora no mama

Le decían Estropajo, nadie sabía su nombre: Su aspecto era de un hombre cercano a los setenta, con un vozarrón que parecía huracán, “quién no llora no mama” decía refiriéndose a su forma de pedir, algunas veces agradecía con palabras sentidas a quienes le ofrecían y le daban una limosna: ¡Madre, que la naturaleza  se lo pague…Gracias mi Rey!  Otras,  pedía un billetico de cincuenta mil,  o cualquier valor o joya que ustedes tengan el gusto de regalarme…Gentes que no entendían su forma de pedir, a manera de chiste, decían: pobre diablo, de lo que se antoja…Y es que no le pide más el cuerpo…
Había días, que el Estropajo  parecía desfallecer y entregarse a la inmovilidad…eran más de las diez y no se movía de su chambuche tomado en algún hueco de las aceras. Los truhanes a veces llegaban a levantar su gorra de Che Guevara para ver si estaba muerto, y tomar algo de lo poco que traía, y éste al verse acosado,  los paraba con tremendo grito.
Contaban que el Estropajo no siempre fue así, que en sus tiempos de juventud había sido un gran señor, e incluso un político distinguido de la  región, pero que por venganza de amores, una mujer le había hecho un trabajo de salamiento, luego del cual había perdido todo lo que tenía, familia y posición social, incluso hasta la razón.  A veces se lo mira cansado, con su piel quemada por la intemperie. Había días que no se movía de su sitio en la acera, ni hablaba, ni conversaba porque hacía entender que estaba en tiempo de silencio. Otros días, no pedía ni recibía  nada. A veces  se asemejaba  más a una estatua de piedra, inmóvil, en la cual solo se miraba  el movimiento silencioso e interminable de sus labios, murmurando sonidos o palabras indistinguibles.
Otras veces, se tomaba el espacio de las calles y los parques, y comenzaba sus peroratas interminables, en las cuales si se le ponía cuidado, contaba y denunciaba situaciones propias de la vida…Hablaba  de un caudillo al cual los ignorantes idolatraban, al cual adoraban como a  un dios, y  al que colgaban en cuadros en sus casas, disputándose honores con del Corazón de Jesús…”El pueblo buscaba sentar en la presidencia al Indio para que solucionara todos sus problemas…
Pero los gringos mataron a Gaitán, por poner en entre dicho el lucro excesivo y la explotación despiadada del pueblo, por las empresas bananeras…”El pueblo es superior a sus dirigentes, por la reconstrucción moral  de la república… ¡Mamola!  En el vozarrón del Estropajo, las palabras de Gaitán tomaban vida, pero quién hacía caso de los gritos de la locura, encarnada en un indigente…
A veces se acercaba por el almacén, y pedía que le regalaran algo para ir a comer,  o  un poco de agua. Cuando extendía sus manos podía verse una capa de mugre compacta que hacía pequeños contrastes con su piel trigueña. Sus uñas eran largas y gruesas, medía aproximadamente 1.80, aunque había días que se lo notaba más bajo cuando estaba decaído.
No cargaba nada, fuera de un periódico que encontraba por ahí, el cual señalaba o subrayaba en las partes que creía importantes…A pesar de sus años, tenía soltura y elegancia en el caminar…Otras veces hablaba de la contrariedad de un Cura guerrillero, el cual no había muerto de las enfermedades comunes que mueren los curas, sino luchando en el monte… y decía: “La iglesia ha aprisionado a dios y a Jesús en sus palacios, y entre rituales hacen creer a los ignorantes la falsedad de la resurrección…Dios no es nada comparado con las imágenes de yeso…el sacerdocio no es para enriquecerse ni para inflarse de vano orgullo, el sentido primordial del sacerdocio, es para entregarse en sacrificio de humildad al pueblo…” Beatas y santurrones se hacían cruces cuando lo escuchaban, y los cuerdos saltaban en choques,  en sus razonamientos.
Recuerdo haber visto al estropajo hasta los años del 96 por los lados aledaños al parque de Nariño, vociferando que: Un alcalde foráneo ha volteado  la estatua de Nariño, hacia la Casa de don Lorenzo, para que siempre lo salude a él como al Gran General que nunca llegó a ser… ¡Palabra que sí!... Decía. Que si  hubiera cambiado  la estatua de Nariño por la de Agualongo, ningún indio pastuso diría nada,  por el miedo que le tenían al falso general… Por esos días, corrían  ciertos rumores entre los habitantes de la calle, y entre los truhanes, de que algunos hombres vestidos de negro por mandato del alcalde,  estaban desapareciendo a los malvivientes…Y sin ser una “pastusada”, por aquellos días, Pasto tuvo alcalde Nocturno en la persona del Comandante de Bomberos…
Un cuento o anécdota que contaba en la radio el Comandante de Bomberos se su labor nocturna,  era: Que un noche recibió la llamada de un barrio donde unos jóvenes estaban tomando, colocando música a todo volumen, haciendo demasiado escándalo dentro de un carro…Acudieron al lugar, y ciertamente con la ayuda de la policía condujeron al grupo de escandalosos al Permanente. Desde allí, uno de los jóvenes llama a su mamá y le dice que en compañía de su grupo de amigos están en el Permanente…La mamá preocupada le pregunta al joven que porqué los habían llevado, y este responde que estaban tomando algo de licor y divirtiéndose con unas amigas…
La madre del joven llama a las otras madres de algunos de sus amigos que también están detenidos y se acercan al Permanente, preguntan por el Comandante, y le dicen con voces de reclamo. Que cómo va a detener a sus hijos por una cosa tan insignificante, y que además si ellos se estaban divirtiendo era con sus novias…El Comandante les dice a las distinguidas Señoras que esperen un momento


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